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No deje a Fernando González jugar ajedrez


Imagínese a Fernando González jugando en un torneo de ajedrez y al ruso Gary Kasparov representando a su país en la Copa Davis. Si esa acción inversa fuese concretada, representaría, sin duda, un tremendo desperdicio de talentos. En cierta medida, muchas empresas están haciendo exactamente eso con sus funcionarios. No saben identificar los talentos propios de cada uno y por lo tanto, subutilizan un capital cada vez más valorizado y escaso: el humano.



De acuerdo con una investigación realizada por Gallup entre 1,7 millones de profesionales en 63 países, demostró que solo un 20% de las personas creían que sus talentos eran aprovechados satisfactoriamente. Mal para los personas, peor para las empresas. Ellas están desperdiciando un factor importante para el éxito, tanto en lo referente a resultados, como a innovación, tecnología o nuevas estrategias.



Para alivio general, todas las personas poseen talentos, la idea es conocer los más fuertes y los más débiles. Las empresas buscan concentrar sus actividades en aquellas áreas en que son buenas. Eso significa no gastar mucha energía en tratar de desarrollar puntos débiles. Pueden mejorarlos, pero es casi imposible obtener resultados fenomenales.



Un tenista se parece mucho a un ejecutivo, tiene que tomar decisiones rápidas, en solitario y depende mucho de sus talentos. Los errores o malas decisiones de ambos deben ser corregidas o superadas, en el acto, tanto con un passing-shot para el tenista como para una decisión de negocios en el otro caso.



Para una empresa reconocer el talento de sus funcionarios permite ocuparlos en funciones en las cuales puedan tener un mejor desempeño.



Las personas tienen atributos natos, que les permiten hacer determinadas cosas mejor que sus colegas. Esos talentos son independientes del conocimiento o habilidad, características que pueden ser aprendidas. Eso quiere decir que aunque Kasparov jugase tenis todo el día jamás sería un Fernando González y viceversa.



Si una persona trabaja en un área en la cual no usa sus principales talentos, podrá ser buena, pero difícilmente será extraordinaria y lo que hace la diferencia en el negocio, es lo extraordinario.



¿Existe alguna fórmula o recetario para determinar o desarrollar los talentos en su empresa? No, no existen esas reglas. Los talentos varían de una organización a otra, depende del giro, de la cultura organizacional.



Muchos creen que tener talento es cuestión de suerte; pocos piensan que la suerte es una cuestión de talento





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Fernando Vigorena Pérez. Ingeniero comercial y Master en Administración de Empresas-MBA (fvigorena@terra.cl).

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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