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La vida de los otros en Cuba


En la primera semana de enero de 2007 se invitó al programa «Impronta» de la televisión cubana a Luís Pavón. «Impronta» es un programa donde se hace comúnmente un homenaje a personajes que han dejado un importante legado (una «impronta») en la cultura cubana. Luego de terminado el programa comenzaría una avalancha de correos electrónicos entre varios escritores dentro de Cuba (sólo entre aquellos que pueden acceder al Internet controlado por el gobierno). A esta marea de correos luego se sumaron algunos escritores cubanos fuera de la isla. Esta correspondencia jamás se publicó ni se dio cuenta en los medios masivos cubanos (diario y prensa también controlados por el gobierno). O sea que el 95% del pueblo cubano no se ha enterado de esta polémica hasta ahora.



Entre los que comenzaron aquella correspondencia electrónica estaban los conocidos escritores Antón Arrufat (dramaturgo y novelista), Reina Maria Rodríguez (poeta, premio «Casa de las Américas»), Enrique de la Colina (conocido crítico de cine cubano), Senel Paz (conocido por su cuento que luego fue adaptado al cine por Tomás Gutiérrez Alea en la conocida película «Fresa y chocolate»), Ena Lucía Portela (narradora), y muchos más (nota 1).



Todos ellos iniciaron la siguiente polémica y protesta. ¿Cómo era posible que aquel personaje pudiera ser invitado, sin darle al público ningún contexto, el que fue uno de los mayores represores contra los escritores durante el quinquenio gris -a partir de 1970 pero que realmente fue una década- reprimiendo a homosexuales, censurando a escritores y a cientos de otros intelectuales quienes sufrieron la política abusiva de Luís Pavón? No hay ninguna duda que Pavón en aquel quinquenio gris seguía al pie de la letra la política de estado de Fidel Castro: «Dentro de la Revolución, todo. Fuera de la Revolución, nada».



Esa famosa frase fue dicha por Fidel Castro el 30 de junio de 1961 en un discurso conocido como «Palabras a los intelectuales» que sirvió para justificar los abusos posteriores a intelectuales y escritores como Heberto Padilla o José Lezama Lima, Virgilio Piñera, G.Cabrera Infante, entre muchos más, quienes no «seguían» la línea revolucionaria de aquella famosa frase. Y sobre la cual también se justificó el «quinquenio gris» posteriormente.



Aquellas «Palabras a los intelectuales» definieron los principios de la política cultural de la revolución cubana que continúa hasta este momento. La aparición pues de Luís Pavón en la TV de la isla en enero de 2007, y esa oleada de correos que le siguió, mostraron que aquellas palabras del comandante seguían asombrosamente vigentes. De lo contrario no se explica que haya creado tal cantidad de comunicación que luego fue acallada por la declaración del 19 de enero de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) quien dijo «La política cultural de Fidel y Raúl, fundada con ‘Palabras a los intelectuales’, es irreversible». O sea que la declaración continuaba la perspectiva ideológica de las palabras de Fidel Castro de 1961.



Y allí terminó la polémica «para el gobierno» en enero pasado, deteniendo por «decreto» (¿qué otra cosa se puede decir de ello?) aquella abrumadora cantidad de correos electrónicos que iba en aumento. El gobierno cubano cortó de raíz la polémica por orden del aparato ideológico de Partido Comunista quien decide las cuestiones «ideológicas» en Cuba. Tampoco la discusión pasó a los medios masivos cubanos quienes nunca mencionaron nada al resto de la población. Jamás se publicará en Cuba de seguro el correo electrónico de uno de los más prestigiosos críticos de cine cubano que vive en Cuba -Enrique de la Colina- quien constató que en la televisión cubana jamás se han pasado las siguientes películas hechas en la isla: «Fresa y chocolate», «Lista de espera», «Guantanamera», «Hasta cierto punto», «La vida es silbar», «Suite Habana», «Lejanía», «Miel para Oshun», entre un total de 28 que Colina menciona.



Sin embargo, el gobierno permitió una «discusión», pero a puertas cerradas en «Casa de las Américas» a fines de enero. Al encuentro aquel sólo se permitió la entrada por «invitación» y no fue una polémica libre a la que pudiera entrar quien quisiera. Ni menos se permitió la asistencia a periodistas extranjeros. Allí el propio ministro de Cultura -Abel Prieto- escuchó las opiniones de algunos, pero no cambió en nada la versión de la UNEAC del 19 de enero.



Prieto se disculpó de la aparición en «Impronta» de Luís Pavón. Dijo que no habría ningún cambio en el trato del gobierno hacia escritores y artistas. Podrían viajar (algunos) al extranjero y vivir con ciertos privilegios siempre que no criticaran al gobierno ni al sistema cubano. Prieto rechazó discutir allí una liberalización de los medios masivos en Cuba, según comentarios en forma privada que hicieron luego aquellos a los que les fue permitido asistir a ese «diálogo» con el ministro sobre la marea de los correos electrónicos.



Es interesante que en ese mismo mes de enero pasado se celebraba la premiación de «Casa de Las Américas» –en los géneros novela, ensayo, teatro, literatura testimonial y literatura brasileña– y entre los invitados del jurado estaban algunos escritores chilenos (como Poli Délano, Ramón Griffero, Manuel Cabieses) quienes no se enteraron que en esos mismos días se llevaba a cabo un fuerte intercambios de correos sobre el «resurrección» de Luís Pavón y la indignación de escritores dentro de Cuba por aquel milagro. O no lo sabían o no les importó. Total, estaban invitados por «Casa de las Américas».



Son esos Intelectuales que con una gran dosis de Alzheimer dejan de pensar en aquellas cosas que ocurren en países comunistas (los pocos que quedan) en estos momentos. Callan sobre lo que les ocurre a los escritores, periodistas, intelectuales que viven dentro de Cuba. Luego ellos, los invitados y agasajados escritores latinoamericanos por «Casa de las Américas», se regresan a sus países pletóricos de la invitación cubana pero ignorantes de lo que ocurre con la represión a sus colegas escritores.



Curiosamente ese mismo mes de enero también una película hecha en Alemania postulaba como el mejor film extranjero al Oscar (y lo obtuvo en febrero 25). Se llama «La vida de los otros» del director alemán Florian Henckel von Donnersmarck. «Impresionante película sobre una historia alemana real que retrata cómo el espionaje en la RDA afectaba la vida de los ciudadanos de a pie», dijo la canciller alemana Ángela Merkel.



Régimen -aquel de la antigua RDA- que nada tiene de diferente a cómo se vive en Cuba en estos momentos, especialmente la represión a escritores, periodistas, intelectuales, que piensan diferente. Y es curioso también que fuera un escritor chileno en el exilio en la RDA, Carlos Cerda, quien en 1993 escribiera una importante novela «Morir en Berlín», que también relata esa vigilancia bajo el sistema comunista de la RDA y que ninguna gracia hizo a la «izquierda dogmática» chilena de ese entonces. Y sin duda tampoco le hace gracia ahora al Partido Comunista chileno, ni menos al diario «El Siglo», quien hizo el año 2006 («Especial Cuba») un número especial donde queda retratado aquel país como «el paraíso socialista» en América Latina y en el planeta.



En la llamada «primavera negra» cubana (marzo de 2003) fueron enviados a prisión por 20 años varios periodistas y escritores cubanos por escribir sobre temas que no gustan al gobierno. Les aplicaron, sin ningún remordimiento, sólo por pensar y escribir diferente, la Ley 88. Fueron enjuiciados sin ninguna posibilidad de defenderse. Recientemente a fines de febrero de 2007 el gobierno cubano expulsó a dos periodistas extranjeros; uno que escribía para el diario «Universal» de México (César González-Calero), y otro para el «Chicago Tribune» de EE.UU (Gary Marx). (Nota 2)



¿Qué semejanzas y diferencias tenían estos dos periodistas extranjeros acreditados en Cuba y los condenados a más de 20 años de prisión? Ambos escribían lo mismo sobre la realidad cubana que no aparece nunca en la TV de la isla ni en los cuatro diarios controlados por el gobierno. Temas que el gobierno no quiere que se lean en otras partes del mundo (menos en su propio país como el caso de los correos electrónicos sobre el quinquenio gris). La diferencia es que a los periodistas extranjeros los expulsaron del país, y a los periodistas y escritores cubanos los enviaron a distintas cárceles con una condena de 20 años.



«La vida de los otros» en Cuba, los que no siguen «Las palabras a los intelectuales» de 1961, y aún vigentes, en nada se diferencia de la vida de los sistemas socialistas autoritarios como muestra la reciente película alemana sobre la RDA que acaba de ganar el Oscar 2006. Se les prohíbe que piensen o escriban distinto. Así también de kafkiana son sus vidas en Cuba.



Muchos escritores e intelectuales son invitados a la isla por «Casa de las Américas» (cada cual es libre de viajar y aceptar invitaciones donde sea), pero pasan por la isla ciegos de lo que ocurre a los que deben vivir bajo un régimen sin opción de expresión libre. Pasan sin ver ni menos preocuparse qué hay más allá de los magníficos hoteles, las bellas playas de Habana donde los alojan gratis por una semana la revolución y el Ministerio de Cultura.



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Nota 1. Para leer todos los emails de «el caso Pavón» (ir a este sitio



Nota 2. Para ver los artículos enviados desde Cuba por el periodista Gary Marx: ( ir a este sitio



Javier Campos. Poeta, narrador, profesor en una universidad jesuita de EE.UU.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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