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La isabelización del Gobierno


Lo que a continuación formulo es un cuadro hipotético de evolución de la situación política nacional, no una certeza. Tampoco se trata de un divertimento teórico, creo que hay elementos fundantes suficientes para la formulación de la hipótesis.



Creo que nuestro gobierno concertacionista se puede llegar a «isabelizar». Precisemos el concepto de «isabelización», es decir gobernar a lo «Isabel» Martínez de Perón.



El año 1972 la dictadura militar argentina encabezada por el general Alejandro Agustín Lanusse tomó un rumbo aperturista, lo cual no implicó que dejara de violar los derechos humanos hasta el último de sus días, sino simplemente que fijó elecciones presidenciales levantándole la proscripción al peronismo, pero no a Perón, por lo que éste levantó como su candidato a Héctor Cámpora, su «Delegado» o el «Tío» para la juventud peronista.



El retorno peronista se incubó en una formidable ofensiva política de la multitudinaria Juventud Peronista (JP), las acciones de su expresión armada Montoneros, los levantamientos populares de Rosario y Córdoba y la acción del gigantesco movimiento sindical (CGT) encabezado por «el petiso» José Rucci.



El clamor popular que reponía al peronismo exigía cambios, hacia la izquierda, los trabajadores y los estudiantes. Los militares daban garrotazos y modelo concentrador de la riqueza. Muchos jóvenes habían dado la vida por el «Luche y Vuelve».



Cámpora ganó las elecciones (25/5/73), en la asunción estaban Salvador Allende de Chile, Dorticós de Cuba… y Williams Rogers jefe de asuntos hemisféricos de los norteamericanos. El flamante ministro del interior, el «Bebé» Righi, indultó a todos los presos políticos esa misma noche. Pero el movimiento dio rápidas y contundentes signos de fractura.



La vuelta de Perón el 20 de Junio de 1973 a Buenos Aires por Ezeiza fue lugar para un violento y mortífero ataque de la derecha sobre la izquierda peronista.



El general es elegido Presidente con un 60% de los votos, luego de la renuncia de Cámpora forzada de mala manera por la derecha peronista.



El Primero de Mayo de 1974 miles de jóvenes peronistas abandonaron la Plaza de Mayo hastiados por la presencia de la derecha en el gobierno: «Qué pasa general, que está lleno de gorilas el gobierno popular». Los votos y la sangre la pone el pueblo, los gobernantes la derecha, se comentaba en los cafecitos de Buenos Aires



Perón está cansado, 78 años, y agobiado, se reúne con Pinochet y Stroessner. El 30 de Junio de 1973 fallece el viejo león revolucionario, transformado en un manso gato vegetariano.



Su política esbozó claramente cuatro direcciones: 1.- Gobernar econonómicamente con la derecha, y para ella. Se llegó a plantear privatizar YPF y otras grandes empresas estatales, a los trabajadores le correspondería «el chorreo». 2.- Respaldar a los militares en sus acciones represivas. 3.- Articularse internacionalmente con los norteamericanos. 4.- Intentar mantener encantado al movimiento popular y la juventud con su autoridad política y legitimidad histórica, es decir; simple imagen.



En esencia, el general quiso, en sus últimos días, navegar en dos aguas. Esto no se puede por mucho tiempo. Este es el centro de cualquier explicación de la caída de su sucesora y de muchas de las cosas que en su gobierno ocurrieron.



Isabel asume el gobierno de su marido y en éste copan todas las posiciones advenedizos allegados directamente desde la derecha y un entorno arrimado a última hora; sin competencias ni trayectoria o capacidades políticas. Algunos llegan allí, como el ex policía López Rega, porque saben leer el futuro en las cartas.



Isabel, no tiene experiencia política para la primera magistratura argentina en uno de los momentos más turbulentos de su historia, nunca ha ejercido cargo de representación popular alguno, ni el más modesto.



A la capitulación económica y política ante la derecha le sigue la necesidad de reprimir. El movimiento popular argentino sufre sucesivas ilegalizaciones y debe soportar la acción de la represión de la Triple A y el comando Libertadores de América, promovidos desde el Ministerio de Acción Social de López Rega y la Policía, encabezada por un represor de fuste como el comisario Villar, heredado de al dictadura militar.



El gobierno de Isabel pierde hasta el más mínimo tinte popular o peronista, que en Argentina son sinónimos. Administrando intereses y doctrina ajena el gobierno, cae sin pena ni gloria el 24 de marzo de 1976. Ahora los militares gobiernan directamente. Pérdida la representación popular Isabel, no tiene nada que ofrecer para justificar ser tolerada en el poder.



En Chile de hoy no existe, afortunadamente, posibilidad ni necesidad de golpes de estado, pero si se gobierna con la derecha, para la derecha, con los criterios de la derecha y se termina reprimiendo como la derecha. Algo hay ya de esto. Cosas aún puntuales es verdad, pero las hay. El subsecretario del Interior exhibiendo los machetes de un grupo de danza afro como armamento subversivo en la USACH, algo dice.



Los gobiernos no flotan en el aire, sino que se apoyan en fuerzas y clases sociales de existencia real y de intereses concretos. El gobierno de la Presidenta Bachelet cuenta con mucho apoyo en la ciudadanía de a pie, incluida esta modesta pluma. Pero si esta verdad fundacional de la política se olvida y se llega a creer en gobiernos asépticos a todo interés social y de pura connotación técnica, se termina indefectiblemente gobernando con la derecha para la derecha y contra los trabajadores y los estudiantes.



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Roberto Ávila Toledo. Abogado

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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