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Lula


Tanto fumar Lula Parra. Boquita suelta, corazón desatado, la Lula. Directa, mordaz, generosa, imprevisible, inolvidable. Yo siempre he pensado que hay algo que hace que sólo a la gente entretenida le pasen cosas entretenidas.



A Lula le pasaban cosas que ella convertía en historias extraordinarias con una ironía-mágica fina y aguda. La fortaleza de los condenados de la tierra; el humor, el guiño a la muerte, la lucha con una sonrisa siempre dispuesta. La Lula, con su norte puesto en el sur al que quiso regresar hace unos años y no pudo… o no quiso.



La Lula tomaba la guitarra cuando quería volver sin volver del exilio que marcó su vida. Tanta peña, tanta canción gritada con la rabia de los desterrados sin voz ni voto. Como tanto exiliado, tantos años por ahí, afuera, mirado al sur, criando hijos que miran al norte, de espaldas a un Chile que se aleja con cada día que pasa en Bruselas, en Berlín y en Estocolmo. Tanto grito en su voz suave, avioletada, tanto humo por su boca. Le debo a Lula mucho de lo que sé de Violeta, le debo muchas historias que no me he cansado de re-contar.



Cuando Lula luchaba a su manera (digamos implacable) por sacar a Paula de la RDA, ella y Felisa vivieron un tiempo en mi casa de Berlín. Felisa tenía unos siete años, un día me pregunta si tengo una grabadora, le digo que si, le paso una y mi cuarto para que trabaje tranquila.



La Lula tenía cumpleaños y quería regalarle una canción En menos de una hora la Felisa compuso unas décimas que cantó con una dulzura conmovedora. Al escucharla siento un escalofrío por la espalda, todo en la canción era Violeta.



Su hija Paula me contó al teléfono cómo fue que a horas de morir, la juntó a ella y la Felisa junto a su cama para contarles algo que, como buena exiliada, había callado para no hacer sufrir a los hijos: sus días de tortura y horror en manos de los militares chilenos después del golpe militar. «Por fin me lo saqué», exclamó al terminar su relato y Paula me dice que su rostro se llenó de paz.



Un tumor al pulmón apenas le dejó tiempo para una quimioterapia. El objetivo de los que idearon y ejecutaron el exilio chileno se cumple: el exilio mata y desgarra por varias generaciones. Chile se perdió a la Lula y a miles de chilenos maravillosos para quienes la cordillera es una espalda infranqueable. Lula fue cremada y sepultada el 19 de junio del 2007 en un cementerio de Bruselas; no la olvidaremos.



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Orlando Lübbert. Director de Cine

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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