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Las crisis financieras y transparencia de autoridades


Hoy pareciera que la situación de la economía mundial se ubica en la dirección que advertimos en marzo de 2007, en el Informe de la Comisión Económica del Partido Socialista (CEPS). En efecto, han aumentado peligrosamente las quiebras de las sociedades norteamericanas especializadas en créditos inmobiliarios con alto riesgo debido a la llamada «burbuja inmobilo-financiera» o crisis de las «subprime», que son créditos hipotecarios a tasas variables a clientes de dudosa solvencia otorgados por bancos y vendidos a especuladores financieros.



¿En qué consiste el problema? La alta liquidez en las economías (ahorros de grandes países con superávit como China, los países petroleros, e incluso Chile con sus fondos fiscales y de pensiones) estimula bajas tasas de interés. La baja tasa de interés hace más atractivas las inversiones en activos inmobiliarios y acciones y, consecuentemente, aumenta la inversión inmobiliaria de las empresas y los hogares, incluso contrayendo créditos más allá de lo que aconseja la prudencia.



En efecto, entre marzo de 1997 y mayo de este año las deudas hipotecarias en USA han aumentado en tres veces, llegando a la sideral cifra de 13.000.000 de millones de dólares de deuda hipotecaria total, según la reserva Federal de ese país. El sistema depende, esencialmente, de que las tasas de interés permanezcan bajas y estables y que, por su parte, los precios de los bienes inmobiliarios aumenten, es decir, a todas luces una inversión especulativa. Sin embargo, entre 2004 y 2006, la FED aumentó la tasa de 1% a 5,25% y, a partir de 2006, caen los precios inmobiliarios en varias regiones, lo que hizo que los deudores empiecen a encontrar problemas crecientes para solventar sus compromisos hipotecarios.



Los analistas estiman que esta «burbuja» contaminará a los demás establecimientos de crédito por tres causas: la primera, que las deudas serán masivas (lo cual ya está ocurriendo). Por ejemplo, los bancos New Century, clasificado en quiebra por Standard&Poor’s con una deuda de 8 mil millones de dólares; y otros bancos como Morgan Stanley (comprometido con 2.500 millones USD), Citigroup, Bank of America, Crédit Suisse, Goldman Sachs, Barclays, Ixis Real Estate. Asimismo, el 9 de agosto de 2007, el banco francés más importante, BNP Paribas, congeló los activos de tres fondos vinculados a los créditos inmobiliarios (ABS Eonia, ABS Euribor y Parvest Dynamic ABS). La Universidad de Harvard acaba de perder 350 millones de dólares por una inversión en un fondo especulativo.



En segundo lugar, las quiebras arriesgan expandirse a otros sectores, especialmente porque los bancos tenderán a protegerse haciendo más difícil el refinanciamiento de los préstamos (antes de fin de año nada menos que 2 millones de millones de USD en créditos inmobiliarios deben ser renegociados). Muchos de éstos fueron concedidos en las categorías menos seguras, es decir, el problema concierne a cerca de la mitad de los créditos inmobiliarios otorgados en estos últimos dos años.



Un factor claro del riesgo que está en juego -factor expansivo- es que las garantías a los créditos inmobiliarios representan cerca del 70% del total del crédito bancario (en 1985 era apenas del 27%). Todo esto lleva a los inversionistas a retomar una mayor aversión al riesgo lo cual arrastra a otros mercados de riesgo tales como los «hedge funds».



Una vez más la voracidad de los negocios pone en jaque al sector financiero. ¿Vendrán los rescates para colocar liquidez a estos mercados? (De hecho el pasado jueves 16 de agosto la FED redujo las tasas de interés de descuento para facilitar la renegociación de créditos y reducir los riesgos sistémicos). Cabe preguntarse también ¿quién hará las pérdidas? Por lo pronto, se visualiza una baja generalizada en las bolsas internacionales lo cual influye, en el caso chileno, en la disminución observada en los retornos de las inversiones de los cerca de 50.000 millones de dólares que las AFP tienen depositados en el extranjero.



¿Serán suficientes las acciones de los Bancos Centrales y la Reserva Federal para apaciguar la crisis? En las últimas semanas se asistió a una inyección masiva de liquidez al sistema bancario por parte de los Bancos Centrales lo cual, por lo demás, potencialmente abre las compuertas de la inflación con otros efectos. El Banco Central Europeo (BCE) inyectó 94.800 millones de euros en el sistema. Este préstamo a la banca privada es incluso mayor que el que se hizo el 11 de septiembre por el atentado a la torres gemelas que alcanzó a 69,300 millones. No obstante, el BCE había decidido aumentar las tasas de interés porque, justamente, las tasas demasiado bajas estimularon «la burbuja inmobilo-financiera». Una vez más los bancos centrales se encuentran en el dilema entre socorrer a los agentes financieros (aunque hayan actuado irresponsable e imprudentemente) o no hacer nada y potenciar la crisis.



Lo concreto es que el nerviosismo empieza a cundir en los mercados y quienes anunciaban que era una situación pasajera, controlable o de impacto menor, ya no lo dicen con la misma seguridad. Cuando los mercados necesitan «platas frescas» de alta liquidez, los deudores peligrosos pueden poner sus barbas en remojo porque cada vez habrá menos agentes dispuestos a solventar tales deudas. Dado el enorme nivel de solicitudes que están en las ventanillas, es posible asegurar que no habrá una solución «de continuidad». Por ahora, algunos establecimientos financieros ya cerraron sus puertas; bien puede ser que esto no toque a algunos bancos de mayor presencia los cuales deberán responder con sus activos, disminuyendo así su capacidad de mantener los niveles de crédito en la economía. Ciertamente, que son estos bancos, en tanto financistas de la «burbuja» inmobiliaria, los que han hecho los mejores negocios en este período.



Los ciclos económicos, como se sabe, se desarrollan en espiral y recobrar la confianza cuando se prevén situaciones difíciles no es trivial. En Chile todavía no se visualizan los efectos aunque, cabe notar que será inevitable que las tasas de interés en los mercados internacionales aumenten pese a la reducción -a nuestro juicio temporal- en esta semana. No hay ninguna razón para pensar que en el corto plazo los valores de los activos inmobiliarios se recuperen al nivel de libros, por lo que alguien deberá «hacer las pérdidas».



Esta alza de las tasas de interés tenderá a crear un shock de tipo «frenazo» a la economía nacional, incluyendo efectos sobre un endeudamiento masivo que en Chile no sólo afecta a la banca y el sector inmobiliario, sino a las grandes tiendas que jamás han sido controladas ni en sus tasas de interés ni en sus criterios de riesgos.



Como lo ha señalado el Ministro de Hacienda y otros observadores, el país hoy está en buena posición para enfrentar un shock externo como el descrito. Las amplísimas reservas del Banco Central y las del propio Fisco aseguran poder resistir embates a la moneda y presiones recesivas. Lo importante es que, en caso de ser necesario, los fondos públicos se usen para proteger el nivel de gasto público, especialmente el gasto social, y no el valor de malas inversiones. Todo está por verse, pero la situación exige el máximo de transparencia por parte de las autoridades respecto de las acciones y medidas que eventualmente sea necesario adoptar.



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Rafael Urriola y Luis Eduardo Escobar, economistas

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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