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Ciudadanía y sentidos democráticos en la comunicación


La Presidenta de la República habló de la necesidad de garantizar pluralismo, diversidad, independencia y democracia en los medios de comunicación. Lo hizo a propósito de un debate que se abre, aún con timidez en nuestra sociedad, en torno a la TV digital y, más adelante, con el tránsito de la radio analógica a la digital.



Sus palabras pueden ser un interesante impulso para un debate aplazado y monocorde en Chile, que ha transcurrido con lenguajes y sentidos que consideran la comunicación como industria, como sector económico y financiero, que para obtener rentabilidad debe nadar a favor de la corriente de concentración, integración vertical y otras tendencias que garanticen eficiencia financiera.



Habría que preguntarse nuevamente por qué no se ha abierto una conversación pública y participativa sobre un asunto que incumbe a millones de personas.



Los que miran el mercado religiosamente dirán que la demanda ya dio su veredicto, las audiencias masivas existen y mantiene adhesión a la oferta mediática. Los más flexibles plantearán que hay un pendiente respecto de la calidad del producto televisivo (porque de la calidad de la radio se habla poco o nada ) , que siempre se puede mejorar, de pronto ver algunos incentivos por aquí o por allá a la producción de calidad y asunto zanjado, punto aparte , vamos a otro tema.



La operación es circular, los medios de comunicación al hablar de sí mismos lo hacen a partir de una lógica que se considera natural porque funciona y es exitosa y, de paso, la reafirman.



Quizá por eso haya que partir por el ABC del problema y contrastar las actuales tendencias de concentración económica en radio, TV y prensa escrita, de los débiles mecanismos para evitarla, con las consecuencias que estos fenómenos acarrean para la diversidad, el pluralismo y la democracia, palabras que usa la Presidenta al referirse a los medios de comunicación.



Tal vez si estas palabras se usaran para aludir a un problema que atañe no sólo a los empresarios y gremios de los medios de comunicación, sino a la ciudadanía, entonces sea posible empezar a hablar de la comunicación como derecho.



La pregunta se hace productiva si nos interrogamos sobre lo que ocurre cuando sectores de la ciudadanía quieren ejercer ese derecho y ser sujetos de la comunicación. Para muestra, basta recordar el listado de medios que han desaparecido desde el ’90 hasta ahora.



Conste que la mayoría de estas iniciativas se han desarrollado bajo figuras privadas, supuestamente emprendimientos que debieran tener cabida en una economía de mercado abierta como la nuestra.



Aquellas experiencias de comunicación originadas en figuras sociales no lucrativas adquieren un lugar testimonial y minoritario. Lo social en comunicaciones no es considerado como sector, ni siquiera como recurso para el desarrollo, las prácticas que permanecen lo hacen por el sentido político democrático que las inspira, por la afirmación de la lógica de red y asociatividad para su funcionamiento, sin marcos legales que estimulen su avance y crecimiento.



Quien sabe si perturbamos la lógica establecida y situamos otros término de debate, podamos dar paso a una conversación más genuina en torno a la comunicación, los medios y el libre ejercicio de la ciudadanía para comunicar. Por ejemplo, acaso nos ayude enfrentar los cambios que vienen con la radio y TV digital, considerar que los soportes de las ondas sonoras, el espectro radioeléctrico, son un bien publico humanitario, que es escaso susceptible con la digitalización de un uso más intensivo, pero que siempre requiere de una administración democrática por parte de los estados, esa es una manera de garantizar diversidad y pluralismo.



Si vamos a sincerar las cosas habrá que revisar las políticas que en el plano de la comunicación han llevado adelante las administraciones de la coalición que gobierna desde el año 90. En radio y TV es preciso discutir, junto con el problema de concentración económica, mecanismos transparentes de concesión de frecuencias, criterios y grado de discrecionalidad de la autoridad para otorgarlas, aplazarlas o revocarlas. Debatir sobre la inversión publicitaria estatal, sobre marcos legales que favorezcan iniciativas sociales para estaciones radiales y televisivas.



Posiblemente las palabras diversidad, democracia, independencia, pluralismo en los medios de comunicación dichas por la Presidenta, cobrarán pleno sentido cuando la ciudadanía se apropie de ellas y sean enunciadas en un diálogo franco, necesario y participativo.



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Perla Wilson , periodista. Directora Radio Tierra

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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