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Negocios socialmente inclusivos, la nueva frontera


A pesar de los importantes esfuerzos que vienen llevando a cabo gobiernos y filántropos privados, y pese la ola de reformas pro-mercado de la década pasada, debemos reconocer que América Latina ha avanzado muy poco en su lucha por reducir la pobreza o la desigualdad de ingresos.



Necesitamos un nuevo enfoque. Uno de los caminos más promisorios presente en la agenda de diálogo entre líderes del sector privado, del sector social y funcionarios de agencias multilaterales, es el de las estrategias comerciales socialmente inclusivas. Se trata de repensar nuestros modelos de negocio de modo de tener un efecto más positivo en la vida de los segmentos más pobres de nuestra sociedad, no desde la caridad sino como parte integral de una estrategia que genere simultáneamente valor económico y social. El profesor C. K. Prahalad ha denominado a esta oportunidad «La fortuna en la base de la pirámide».



Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, señaló que los líderes de la región, con independencia de su orientación política, están «deseosos de emular los modelos de negocio que han permitido a compañías innovadoras en Latinoamérica producir mejoras mensurables en las condiciones de vida de los más humildes».



Estas iniciativas innovadoras hallaron el modo de integrar a sectores de bajos ingresos en redes productivas, integradas en cadenas de valor, tanto como proveedores, consumidores o distribuidores. Estas redes revelan la necesidad de nuevos roles y modos de reracionamiento entre empresas, organizaciones civiles de la sociedad civil, y productores de bajos ingresos.



Dado que el fenómeno de los negocios socialmente inclusivos representa una innovación significativa, y que todavía se encuentra en una etapa embrionaria, todos estamos inmersos en un proceso de descubrimiento. Varias preguntas fundamentales requieren ser respondidas:
– ¿Por qué debemos preocuparnos en intentar hacer las cosas de un modo diferente?

– ¿Pueden las iniciativas de mercado ofrecer soluciones superiores a las existentes al problema de la pobreza?
– ¿Cuáles son las barreras que emergen al llevar a cabo negocios socialmente inclusivos?

– ¿Qué tipos de cambios se requieren en nuestras estrategias, políticas, estructuras y sistemas?
– ¿Cómo podemos desarrollar nuevos esquemas de relacionamiento entre empresas, organizaciones de la sociedad civil y grupos de bajos ingresos?
– ¿Es posible diseñar estrategias «gana-gana», que engendren simultáneamente valor económico y social?



Para contestar estas preguntas, líderes empresariales y sociales se reunirán el 12 de noviembre en el Foro Nacional de Negocios Inclusivos, en el Hotel Ritz de Santiago. Oradores internacionales compartirán perspectivas y experiencias en negocios inclusivos, de Latinoamérica y del mundo. La red de conocimiento sobre emprendimientos sociales (Social Enterprise Knowledge Network, SEKN), el World Resources Institute, y Ashoka presentarán las conclusiones de sus investigaciones en marcha. Paneles de hombres de empresa presentarán casos chilenos. Chile ha sido pionera en la introducción de reformas de mercado en el contexto latinoamericano. Tiene ahora la oportunidad de continuar con ese liderazgo en la arena naciente de los negocios socialmente inclusivos. Es mi esperanza que los líderes del sector privado y social de este país enfrentarán este nuevo desafío con coraje y con visión.





James Austin. Harvard Business School

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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