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El problema de la droga entre los jóvenes


La construcción que se ha venido haciendo del problema de las drogas hace aparecer a los jóvenes como sus más importantes consumidores y por lo mismo como los principales protagonistas de la delincuencia, más aún, esta representación social de los jóvenes como adictos y delincuentes es asumida por los propios jóvenes. La virtud de la V Encuesta Nacional de Juventud del Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), recientemente publicada, es que pone de presenta la construcción del problema de las drogas a partir de hacer evidente la profunda contradicción que expresan los jóvenes entre su percepción subjetiva y la percepción objetiva que tienen sobre el problema de esas sustancias.



Cuando los jóvenes son preguntados a propósito de la representación que ellos tienen de la juventud, su percepción subjetiva, de cuál es el principal problema que los afecta, un 44,5% responde que el exceso de alcohol y drogas, ocupando el primer lugar de sus preocupaciones, luego las oportunidades de trabajo, seguido de la delincuencia. No obstante, cuando ellos son preguntados por cuál es la principal dificultad que sufren directamente, la percepción objetiva, sólo un 4.1% menciona la ingesta excesiva de alcohol y drogas, en el décimo lugar, para los jóvenes la primera dificultad real que padecen es el desempleo, luego el acceso a la educación, seguido de las deudas y los problemas económicos. La contradicción entre ambas percepciones sobre el problema de las drogas entre los jóvenes es posible de contrastar con la información que produce el CONACE sobre estos consumos, en 2004 los jóvenes que habían usado drogas en el último mes llegó al 9,4%, en 2006 debe haber llegado a 10%, las autoridades médicas estadounidenses estiman que un 40% de estos podrían tener problemas con estas sustancias, por lo tanto la cifra de 4.1% de dificultades específicas por la ingesta excesiva de alcohol y drogas parece más cercana a la realidad, que la preocupación del 44,5% de los consultados por la misma conducta entre los pares de su grupo de edad.



La transversalidad del populismo penal hace que sectores facilistas y oportunistas tanto de la oposición o la Alianza como del Gobierno y la Concertación pongan de relieve el problema significativo de la seguridad ciudadana como el más grave del país, así como el asunto del consumo y la provisión de drogas como otro de principales problemas nacionales, además, atribuyéndole sin fundamento cierto al consumo de esas sustancias la principal causa del delito, sobre todo entre los jóvenes. Todo esto con la sola finalidad de ganar prestigio y votos entre una población cada vez más atemorizada, intolerante y autoritaria debido a estas campañas.



La equivocada afirmación de que existiría una correlación del 73% entre el consumo de drogas y las conductas delictivas es una errónea interpretación de un estudio de Paz Ciudadana que encontró esa relación entre los detenidos por los delitos de mayor connotación social en la Región Metropolitana, pero esos detenidos no son en ningún caso representativos ni del conjunto de los delincuentes, ni del conjunto de los que usan drogas, ni del conjunto de los que usan drogas y delinquen, sólo son representativos de aquellos que bajo sus efectos fueron detenidos, tanto más cuanto que en Chile, y en todo el planeta, el 95% de las denuncias que se hace por los principales delitos terminan sin sancionado alguno por su autoría.



Es recurrente afirmar que la principal responsabilidad de esta representación social del consumo y la provisión de drogas como el primer problema nacional y causa predominante del delito en el país es de los medios de comunicación, ya que esta sería una manera fácil de vender noticias y elevar las audiencias de los programas informativos, además se atribuye a una especie de «morbosidad» del público por noticias terribles, cuando es apenas natural que la población se interese en particular por conocer los peligros que la acecha y poder reconocer los signos de sus amenazas y manifestaciones. El morbo aquí es autocuidado. Lo anterior es cierto pero la principal responsabilidad por este tipo de construcción de las representaciones del problema de las drogas y de la delincuencia es de las políticas públicas, debido a la concepción y tratamiento que hacen de ellos. Así tenemos que las políticas públicas sobre drogas prescinden de reconocer la profunda diferencia entre el consumo no problemático de ellas, que es mayoritario, y el problemático que sólo afecta a una pequeña minoría de los usuarios que de suyo son pocos. Asimismo las políticas públicas sobre la seguridad ciudadana se centran solo en las políticas criminales, es decir policial, penal y penitenciaria que no pueden prevenir el delito y prescinde de las políticas sociales que son las únicas que pueden prevenir las conductas delictivas.



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Ibán de Rementería. Corporación Ciudadanía y Justicia

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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