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Lagos recargado


Más allá de las disputas intestinas al interior de la Democracia Cristiana, uno de cuyos hitos importantes es la expulsión de Adolfo Zaldívar, el 2007 termina con un hecho político de proporciones: El retorno de Ricardo Lagos a la arena política.



Y es que incluso el momento en que ocurre, terminando un año complicado para la Concertación, parece no ser al azar, sino por el contrario todo hace indicar que se trata de una reaparición que, además de estar llena de espíritu republicano, le dará un nuevo aire a la alicaída colación gobernante.



Decimos que llena de espíritu republicano porque el momento en que se produce no es menor. Un ex Presidente atento a las conclusiones de la Comisión Investigadora del Transantiago de la Cámara de Diputados no permanece ajeno al valor de los ritos de la vieja República y responde frente a estas conclusiones que lo responsabilizan en alguna manera de esta fallida política pública. Se dirige al país, primer depositario de la soberanía nacional y último beneficiario de la gestión gubernamental.



Pareciera que el ex Presidente recoge el informe de tal Comisión Investigadora, reconoce su trascendencia y pide disculpas a la población perjudicada. Este es un Lagos que no menoscaba las conclusiones a las que llegan los Diputados luego de meses, y tras ellas hace sus descargos y asume las responsabilidades que la derecha nunca esperó que asumiera. Sale por arriba de todo este conflicto, notifica su reingreso al diálogo político y toma las riendas de la iniciativa política, conminando a los aliados a no bajar la guardia y a los detractores a elevar el nivel del debate.



Este es el Lagos republicano y político. Un silencio de tantos meses, por respeto a la gestión presidencial y a la investigación parlamentaria, no podía borrar la historia de alguien construido entre el dolor y la esperanza.



Así es, la reaparición del ex Presidente Lagos no sólo ordenó nuevamente las huestes concertacionistas detrás de uno de sus referentes más importantes, sino que vino a demostrar dos hechos políticos claros:



1.- La pasividad en la que había caído la Concertación, tanto en la defensa de las obras realizadas durante los años de gobierno, como también la sensación de acostumbramiento al poder, la falta de ideas y liderazgos que parecían agotar al conglomerado oficialista. Lo anterior, quedó muy claro en la carta enviada por Ricardo Lagos al presidente del PPD, Sergio Bitar, con motivo de los 20 años de la tienda que formara el ex Presidente: «A ratos veo pasividad en la defensa de lo que hemos hecho (…) Los invito a defender lo realizado».



2.- El reconocimiento de sus responsabilidades en el diseño del plan Transantiago, realizadas valientemente, de cara al país y con verdad, vinieron a demostrar la grandeza de un Estadista como Lagos y la pequeñez de aquellos que aprovechan el problema para sacar escasas ventajas políticas.



De la sumatoria de estos dos hechos, queda en evidencia que mientras la Concertación parece retomar la mística, las ideas y el liderazgo de la mano del mejor de sus filas, la derecha cae en sobre reacciones que no hacen más que demostrar el pavor que les produce la sola idea de enfrentar una presidencial con Lagos a la cabeza de la Concertación; además de dejar en evidencia la carencia de ideas y propuestas de futuro al país.



El gesto de Lagos asumiendo su responsabilidad, no sólo lo posiciona nuevamente en la vitrina presidencial 2010, sino que más importante que aquello viene a cerrar de golpe el manoseado argumento de la derecha de que el Ex Presidente no asumía su responsabilidad.



Sumidos así en la completa falta de argumentos, desmembrados como siempre sus liderazgos y una vez más sin propuestas concretas de futuro, parece que la reaparición de Lagos es el mejor regalo de navidad para la Concertación, porque permite proyectar un 2008 con una figura de proporciones que ordenará, guiará y re potenciará a la coalición de gobierno.



En ese contexto los jóvenes confiamos en la urgente necesidad de renovar la Concertación, con propuestas y acciones concretas, dejando de lado las carreras personales y las ambiciones por lograr cargos públicos pasajeros. En definitiva confiamos en que una vez más, junto a Ricardo Lagos retomemos la senda del desarrollo para seguir haciendo de Chile un país mucho mejor.



Jorge Parragué López es cientista político de la UC y miembro de los Jóvenes Progresistas de la JPPD.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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