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Sobre Ecosocialismos (II)


La segunda consecuencia de la no consideración de la fase del consumo en el análisis económico que hace Marcel Claude en su documento sobre el «Ecosocialismo», es que no identifica las responsabilidades de cada uno de nosotros en el deterioro del planeta. Por ello, no visibiliza tampoco las potencialidades del cambio conductual personal, en tanto antesala del cambio social. Este aspecto resulta central para diferenciar un enfoque ecologista integral, de un enfoque izquierdista «ecologizado». El izquierdismo, como su nombre lo indica, ve las cosas desde un lado y con buenos fundamentos, acusa al capitalista. El ecologismo, tratando de entender mejor las cosas, sin duda que también acusa a los grandes depredadores, pero al mismo tiempo, evalúa la responsabilidad de cada uno de nosotros en el daño a la Tierra.



En Chile, más que procesos productivos, se desarrollan procesos «extractivos» de la riqueza de la naturaleza. Al mismo tiempo, hay amplios sectores de la población sumidos en la pobreza. Si esa fuese toda la historia, el planteamiento de Claude sería completamente suficiente para fundar una política. Sin embargo, Chile también es un país donde se expande el consumismo capitalista. Ese consumismo es también causa directa de graves problemas ambientales.



Por ejemplo, la contaminación atmosférica de Santiago, uno de los mayores problemas ambientales del país, está generada en buena medida por el crecimiento del parque automotor. Evidentemente, no sólo Luksic, Angelini, Matte y sus secuaces más directos usan automóvil. Hay alrededor de 1.200.000 vehículos circulando por las calles de Santiago, envenenando el aire de esta ciudad y contribuyendo a que Chile sea el país latinoamericano donde más han crecido las emisiones de gases de efecto invernadero.



Chile, es un país donde mucha gente tiene problemas para alimentar a su familia. Sin embargo, es también un país donde crece la obesidad al punto de constituirse en un problema de salud pública. Tenemos aún muchas lacras de país pobre y al mismo tiempo, ya tenemos muchas lacras de país ahíto. Somos ambas cosas y frente a ambas es necesario generar una alternativa.



El ecologismo, a mi juicio, propone una nueva ética. Una ética que genera indignación al darnos cuenta del daño y del abuso que se comete contra los más desposeídos, contra las futuras generaciones humanas, contra otros seres. Pero al mismo tiempo, es una ética que genera vergüenza, al mostrarnos nuestra propia responsabilidad en ese daño. La indignación y la vergüenza en este caso no se contraponen ni nos paralizan. Por el contrario, nos hacen buscar la coherencia y así, nos fortalecen, para no soportar el daño injusto que causan otros y evitar causarlo nosotros a los demás. Tal vez, como se ha dicho, todo esto se resuma en «vivir sencillamente, para que otros puedan, sencillamente, vivir».



La conclusión de la propuesta de Claude sería que se debe desplazar del poder a los políticos serviles de los grandes depredadores y reponer propuestas que miren al bien común. En eso no podemos sino coincidir. Sin embargo, creo que no debemos esperar ningún gran evento político para iniciar el cambio. La transformación hacia otras formas de vida más respetuosas, la podemos comenzar en nosotros mismos, en este mismo momento y tan radicalmente como nuestra fuerza interna nos permita.



Quizás, más que construirle una ampliación verde a la vieja y derruida casona socialista, sea necesario construir sobre nuevos y firmes cimientos, que nos permitan alcanzar una mayor altura y por lo tanto, obtener una visión más amplia del mundo en que nos ha tocado vivir. Desde esa amplitud, puede ser posible una nueva síntesis de ética y política. Una síntesis que demuestre lo que nos dice Riechmann: La Política se justifica en la medida en que constituye una Macroética y la Etica, no es más que la buena forma de gobernarnos a nosotros mismos, una Micropolítica.



Luis Mariano Rendón, Coordinador Movimiento Acción Ecológica, Profesor de Derecho Ambiental y Etica Ecológica. lmrendon@accionecologica.cl.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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