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Estadísticas de pachanga

En el período abril-junio de este año la tasa de cesantía subió a un 8,4%, pero Velasco atribuye el incremento a «un aumento del número de personas que buscan trabajo, debido a las mejores condiciones». Nótese que si las condiciones fuesen peores…


Por Luis Casado*



Según Mark Twain, -genial autor de Las Aventuras de Tom Sawyer-, «los hechos son testarudos razón por la cual es más fácil arreglarse con las estadísticas». Tal vez ello explique la afirmación del Abade Pierre, fundador de Emmaüs y gigantesco defensor del pobrerío: «Los políticos conocen la miseria solo por las estadísticas: nadie llora delante de las cifras». Yo diría: los políticos y los economistas.



Y no es por cachondearme de quienes son tan ridículos frente a los resultados de sus análisis, previsiones, recetas, teorías y otras pomadas que ni siquiera necesitan la nariz roja de los payasos para ejercer su inconmensurable necedad. Después de todo estos «expertos» razonan como Stalin, al que se le atribuye la frase: «La muerte de un hombre es una tragedia. La muerte de un millón de hombres es una estadística».



Joseph Stiglitz cuenta que en la época en que era asesor de Bill Clinton en la Casa Blanca hubo que aumentar las pensiones más bajas. Él sugirió que se las aumentase en la misma proporción que la inflación. Cual no fue su sorpresa al escuchar la objeción de Alan Greenspan que pretendió que la tasa de inflación era sistemáticamente aumentada en dos puntos, -simple manipulación-, Ä„para justificar la política monetaria!



Del mismo modo, Stiglitz afirma que la tasa de crecimiento de los EE.UU. es casi sistemáticamente corregida a la baja después de algunos meses, o un par de años. Por su parte, Emmanuel Todd en su libro «Después del imperio» asegura que la confiabilidad de las estadísticas de los EE.UU. puede asimilarse a las de la URSS en la época de Leonid Brezhnev.



El 31 de julio el ministerio de comercio de los EE.UU. anunció un crecimiento de un 1,9% para el segundo trimestre del 2008, contra un 0,9% en el primero. Ä„Cojonudo! No obstante, esa cifra es una decepción para los «analistas» que esperaban un 2,3%. La otra mala nueva tiene que ver con que el crecimiento de los trimestres precedentes fue corregido a la baja: 0,9% para el primer trimestre del 2008 en vez del 1% ya anunciado, y -0,2% (un crecimiento «negativo») para el cuarto trimestre del 2007, en vez del + 0,6% comunicado hace algún tiempo.



Si te acuerdas de la aritmética de la primaria esto quiere decir que los economistas que hicieron los calculitos se equivocaron en sólo un 11,11% en el primer trimestre de este año, Ä„y en un 133,33% en el cuarto trimestre del año pasado! Como diría el otro: «Ä„Perdone la muerte del niño!».



Andrés Velasco, que de estas cosas entiende un puñao, explica el aumento del desempleo por el aumento del universo considerado, agárrate la tripa que te vas escojonar de la risa.



En el período abril-junio de este año la tasa de cesantía subió a un 8,4%, pero Velasco atribuye el incremento a «un aumento del número de personas que buscan trabajo, debido a las mejores condiciones» (sic).



Nótese que si las condiciones fuesen peores, la cantidad de personas a la búsqueda de un empleo sería menor, Ä„Hay que empezar a rezar para que las condiciones empeoren!



No obstante no hay que desesperar visto que los «expertos creen que hay más gente, -especialmente de bajos recursos- que busca empleo porque percibe un empeoramiento de la economía que puede llevar a que algunos integrantes de sus familias pierdan sus puestos laborales». (resic)



Habría que empezar a ponerse de acuerdo para saber si estamos en «mejores condiciones» (Velasco), o en una situación de «empeoramiento de la economía» (otros «expertos), visto que según la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras de Chile la tasa máxima aplicable a los créditos al consumo es de sólo un 52,56%, Ä„Apaga y vámonos!



Mi pata Armen Kouyoumdjian ofrece otra explicación más simple pero infinitamente más creíble: «Tales estadísticas son desestimadas por gente del gobierno porque reflejarían un mercado del trabajo más grande en donde las mujeres en particular, atraídas por «mejores oportunidades», buscan trabajo por primera vez. Ä„Qué imbéciles! La única razón por la que lo hacen es porque están desesperadas por encontrar dinero. De otro modo, ¿Ud. cree que abandonarían a sus familias y pasarían horas en el Transantiago por un salario de U$300 al mes?».



Parafraseando a Michel Audiard, inmenso dialoguista del cine francés, uno pudiera decir: «Hablando de ministros de Hacienda, hay patadas en culo que se pierden: tengo estadísticas al respecto».


*Luis Casado es economista

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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