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Las debilidades del IPOM de septiembre

Los pronósticos del IPOM son muy unilaterales por su consideración de la inflación como fenómeno principal determinante del bienestar económico, sin integrarlo a otros procesos económicos que no sólo inciden en su generación y propagación, sino que afectan muy directamente los objetivos…


Por Humberto Vega*

El Informe de Política Monetaria presentado el 11 de septiembre recién pasado, por el Presidente del Consejo del Banco Central de Chile, al Senado de la República, presenta un contraste entre el mejoramiento de los pronósticos para los resultados globales de la economía chilena en el año 2008, y los pronósticos esperados para el año 2009.

La economía chilena terminará el año 2008 con una tasa de crecimiento del PIB en un intervalo entre 4,5% y 5%, reduciendo en un punto este crecimiento para el año 2009 a un nuevo intervalo más amplio, entre 3,5% y 4,5%. En cuanto al ingreso nacional, variable que se ve afectada por la variación prevista negativa de los términos de intercambio para el año 2009, la tasa de crecimiento del ingreso cae desde un 5,2% a un 3,5%. Lo mismo ocurre con la demanda interna y sus componentes y las importaciones de bienes y servicios. La excepción a la desaceleración de todas las variables macroeconómicas la constituye las exportaciones agregadas que se estima crecerán de un 2,1% este año a una nueva tasa de 3,8% el próximo.

Especial preocupación generan los pronósticos de los componentes de la demanda interna, la formación bruta de capital fijo o inversión y el consumo total. La inversión experimentará una brutal desaceleración de una tasa de un 19,3% en el presente año, a una reducida tasa de un 2,9% en el año 2009, sólo comparable a situaciones de desplome de las expectativas de los inversionistas o brusca reducción de las oportunidades de inversión.

Cabe recordar que en los últimos veinte años de transición a la democracia no ha habido ninguna asociación entre el ciclo político y el económico, y no existe fundamento para explicar esta desaceleración de la inversión por el año electoral. La desaceleración del crecimiento del consumo es preocupante porque afecta más a los grupos de ingresos bajos y medios, especialmente cuando el comportamiento previsto de la inversión está anunciando un aumento del desempleo.

¿Qué debilidades metodológicas tienen estos pronósticos? La respuesta a esta crucial pregunta puede empezar a construirse revisando el método de escenarios que se utiliza en el análisis prospectivo, desarrollado en Francia por Michel Godet. Este autor esencialmente construye escenarios alternativos combinando dos matrices de análisis y estimaciones. Una de ellas considera las variables más pertinentes en la anticipación de futuro, recurriendo a modelos de análisis económicos, rigurosamente formalizados en términos estadísticos y econométricos, lo que hace o se presume que hace el Banco Central.

La segunda matriz busca prever el comportamiento de los actores, es decir imaginar qué harán los principales actores económicos, sociales y políticos frente a determinadas situaciones y sus reacciones frente a las políticas de los gobiernos y de las instituciones económicas, nacionales e internacionales. Esto es lo que no consideran los pronósticos del Banco Central y el factor principal de sus debilidades en los pronósticos. El paso final del método de Godet es integrar las dos matrices en una tercera matriz que devela el escenario más probable conforme a los supuestos. En la práctica esto puede realizarse si hubiera una construcción de escenarios que integre al análisis económico tradicional de variables, la previsión del comportamiento de los actores económicos, políticos, sociales y culturales, tal como lo hace la moderna macroeconomía del comportamiento, obligando a un análisis más desagregado que permita políticas económicas y sociales anticipativas y no adaptativas frente a las crisis externas.

Las recientes medidas anunciadas conjuntamente por el Presidente Bush, el Secretario del Tesoro Paulson y el Presidente del Banco de la Reserva Federal Ben Bernancke, de una intervención masiva de los mercados financieros, una coordinación internacional de los bancos centrales y un apoyo a las filiales de bancos extranjeros que tengan personal americano contratado; es decir, las acciones que buscan realizar actores principales en el enfrentamiento de la crisis, las que requieren la aprobación del Congreso Americano, otro actor principal, de mayoría demócrata, en un año de elecciones presidenciales, debieran haber sido consideradas en cualquier construcción de escenarios, lo que no hizo el IPOM y le resta calidad y validez predictiva.

Los pronósticos del IPOM son muy unilaterales por su consideración de la inflación como fenómeno principal determinante del bienestar económico, sin integrarlo a otros procesos económicos que no sólo inciden en su generación y propagación, sino que afectan muy directamente los objetivos de bienestar que la sociedad chilena mayoritariamente busca alcanzar.

¿Qué consecuencias tiene el pronóstico del IPOM sobre los niveles de empleo y desempleo? ¿Por qué recomendar moderación salarial en una economía donde los salarios medios crecen menos que la productividad media del trabajo, y los pobres que trabajan son el triple que los pobres desempleados? ¿Qué recomienda el IPOM sobre una posible moderación de las tasas de utilidades de los grandes consorcios de la distribución, principalmente del retail?

En suma, los pronósticos de los distintos escenarios del IPOM tiene un muy débil fundamento metodológico, sus resultados muestran muchas contradicciones y sus recomendaciones, de gran debilidad predictiva, pueden inducir a una desaceleración o recesión innecesaria del crecimiento económico, donde, al igual que el año 1999, se sacrifiquen los niveles de empleo, inversión e ingresos de la economía en el altar de las metas de inflación.

*Humberto Vega Fernández, Decano Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Universidad Central.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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