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Más verdades sobre Jaime Guzmán

Veremos quiénes asistirán a la inauguración del monumento, espero que no sea la presidenta, ni ninguno de los miembros de su gabinete. Y estará buena parte de la derecha, pero no toda. Como en el funeral del general Pinochet, las asistencias serán tan relevantes como las inasistencias.


Por Carlos Huneeus*

El senador Jovino Novoa ha defendido en El Mostrador.cl la invitación a la presidenta a la inauguración del monumento a Jaime Guzmán. Él tiene todo el derecho de defender a su amigo, compañero de estudios y de lucha política –escribieron juntos la tesis de licenciatura en derecho en la UC-, juntos fundaron el “gremialismo” en la Universidad Católica en los años 60’ y trabajaron codo a codo apoyando al régimen militar, y formando la UDI. También entiendo sus descalificaciones a quienes discrepan de él y se oponen a algo muy simple: la asistencia de la presidenta a la inauguración del monumento a Guzmán. ¡Nada más, pero nada menos!

El punto central es qué hizo Guzmán, como político, antes de su asesinato por una organización terrorista en 1991. Se quiere reescribir la historia, poniendo a Guzmán como un defensor de los derechos humanos y constructor de la democracia. El senador Novoa afirma que Jaime Guzmán “fue el primero que se enfrentó a la DINA. No fueron ni los democratacristianos ni muchos que están hoy día en la comodidad de sus casas”. Esa es una afirmación que no resiste ningún análisis. ¿A quién le constan esas acciones? Muerto Pinochet, no es posible confirmarlas. Guzmán sólo dio a conocer públicamente su rechazo a la DINA y al general Manuel Contreras durante la campaña senatorial de 1989, con evidentes y legítimos fines electorales.

 La DINA fue disuelta en 1978  por la presión del gobierno de los Estados Unidos del presidente Jimmy Carter, como consecuencia de su intervención en el asesinato de Orlando Letelier en Washington DC, en 1976, primer atentado terrorista en la capital norteamericana hasta el 11 de septiembre del 2001.

Respecto a la acción de los DC y la DINA, baste recordar que uno de los fundadores del partido y ex vicepresidente de la república, Bernardo Leighton, fue víctima, junto a su esposa, de un intento de asesinato de la DINA en Roma en 1975, un año después del asesinato del general Carlos Prats y su esposa en Buenos Aires.

La segunda afirmación es que Guzmán es un padre de la democracia inaugurada en 1990, por haber sido uno de los autores de la Constitución de 1980, que estableció el plebiscito en que ganó el No y tuvo un itinerario que iba a la democracia. Hay una doble falsedad en esa declaración: esconde los esfuerzos hechos por el régimen, Guzmán y la UDI para que Pinochet ganara  y que su texto era antidemocrático, porque tenía un modelo de democracia protegida y autoritaria, que se moderó en la reforma constitucional de 1989, a la cual se opuso Guzmán y la UDI.

 Si hay que reconocer algo es el respeto de los militares a la derrota de su Comandante en Jefe en el plebiscito del 5 de octubre de 1988, muy duro especialmente para el Ejército, que tenía y tiene el lema de “vencedor, jamás vencido”.

Guzmán tuvo una larga marcha hasta llegar a adherir a la democracia en 1989, desde haber sido militante de Patria y Libertad entre 1970 y 1972 y partidario de la dictadura del general Franco en España (1939-1975). Su muy citado escrito “El camino político” de 1978 desarrolla un concepto instrumental de la democracia y no sustantivo. Remito al lector interesado en la trayectoria política de Guzmán y al rol de la UDI hasta 1990 en mi libro El régimen de Pinochet, especialmente los capítulos 7, 11 y 12.

Quienes dividen a los chilenos no somos los adversarios de la dictadura, sino quienes quieren reescribir la historia, faltando a la verdad. Nadie en España reescribe la historia para destacar la figura de José Antonio Primo de Rivera, con la que se podría comparar a Guzmán. Veremos quiénes asistirán a la inauguración del monumento, espero que no sea la presidenta, ni ninguno de los miembros de su gabinete. Y estará buena parte de la derecha, pero no toda. Como en el funeral del general Pinochet, las asistencias serán tan relevantes como las inasistencias.

 

*Carlos Huneeus es director del CERC.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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