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Por qué ganó Obama

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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La imagen mediática fue un factor fundamental en proyectar sin manipulación, en este caso a Obama, no como a un hombre de color sino un líder que hablaba y planteaba resolver los problemas de EE.UU. de una manera nueva y convincente.


Por Javier Campos*

 ¿Como fue posible que un hombre negro ganara la presidencia de EE.UU. con un 56% del voto popular y 365 votos electorales de los 538, cuando se pensaba que el país no estaba listo para un presidente afro-americano porque había aún un profundo racismo en el país?  Según se ha rebelado después del 4 de noviembre, la campaña de McCain también creía que era imposible que ganara Obama pues el país ciertamente no estaba preparado para un hombre de color. Es muy probable que por eso hayan elegido a Sarah Palin de vicepresidenta sin pensar mucho en el riesgo que iban a correr entre septiembre y octubre cuando en los debates la gente de EE.UU. comenzó a ver con otros ojos a ese hombre joven y negro.

 

Los votantes (aunque las encuestas daban 7-8  puntos más a Obama que a McCain) supieron que Obama era el ganador solamente en la noche del 4 de noviembre cuando él se apropiaba de los estados de Ohio, Pennsylvania, Virginia, Carolina del Norte. Principalmente Virginia y Carolina del Norte donde no hace muchas décadas se consideraba que los negros sólo servían para ser esclavos. En el 2000 todos esos estados los obtuvo sin problemas George W. Bush incluido el estado de Florida que constituyó el más controversial conteo de votos en el 2000 pero que finalmente favoreció a Bush apoderándose de los 25 votos electorales.

Bush  recibió en ese entonces 271 votos electorales justos para ganar y Al Gore 266.  Pero respecto al voto popular, Bush obtuvo el 47.9%  y Gore el 48.4 %. Una contradicción que posee el sistema presidencial norteamericano. Es decir, el candidato puede tener menos del 50% del voto popular, que realmente no cuenta,  pero para ganar la elección debe obtener la mitad más uno ( 270) de los 538 votos electorales y que difiere en cantidades según cada Estado.

En la elección del 4 de noviembre de 2008, 134 millones de norteamericanos votaron, lo que constituyó el 65% de la población votante. Un récord que no ocurría desde 1976 con Jimmy Carter cuya causa entonces fue la oposición a la guerra de Vietnam y el escándalo de Watergate de Richard Nixon.

Es muy cierto que las dos guerras en las que está metido EE.UU. ahora, y la situación adversa de la economía con la crisis de Wall Street,  fueron los principales factores que ayudaron a rechazar a otro republicano a quien veían como un clon de George W.Bush. ¿Pero hay otros factores que influyeron para que ese 65% de la población aceptara por primera vez en la historia a un presidente negro?

Esos otros factores aparecieron desde el momento que Obama y Hillary Clinton eran los dos únicos candidatos demócratas donde ambos deberían enfrentarse en muchos debates por todo el país para ser elegido y representar finalmente al partido en la elección del 4 de noviembre. Nunca el país había visto a través de todos los medios masivos, en casi 300 millones de pantallas de televisión,  por varios meses  una contienda tan reñida y la oportunidad de escuchar a Obama y a Clinton.  Insólitos debates: un negro y a una mujer de candidatos.

La imagen mediática fue un factor fundamental en proyectar sin manipulación, en este caso a Obama, no como a un hombre de color sino un líder que hablaba y planteaba resolver los problemas de EE.UU. de una manera nueva y convincente. En octubre McCain y Palin no tuvieron otra alternativa ante esa nueva elocuencia de Obama de llamarlo «socialista» y «marxista» para destruirlo, además de estar ligado a los «terroristas islámicos».

Fue cuando a mediados de octubre Obama le dijo a Joe el plomero en Ohio que «era bueno distribuir mejor la riqueza». Eso para McCain constituía un Obama «socialista» y era inaceptable en EE.UU. Para muchos votantes a favor de Obama esa frase podría ser el beso de la muerte para el candidato demócrata y el 4 de noviembre podría ocurrir la mayor sorpresa que ganara Mcain y Palin. Pero la estrategia republicana no funcionó.

En esos meses la figura de Obama se comienza a erigir como un líder excepcional donde habla con mucha transparencia. Pero este discurso podía ser reversible y enterrar para siempre las opciones del candidato negro como parar la guerra en Irak, rebajar impuestos a un 90% de la población, subir impuestos a los que ganen más de 250 mil dólares al año, dar seguro médico universal, cambios radicales en asuntos de la energía, ayudar con becas a jóvenes para que estudien en la universidades, conversar con los líderes más conflictivos para EE.UU.  (de Venezuela, Cuba, Irán, Corea del Norte).

Otro factor fue la impecable organización de la campaña de Obama. Nunca un candidato había recibido tanto apoyo financiero de la propia gente por todo el país lo que permitió una organización y estrategia muy efectiva y disciplinada en barrios y comunidades de EE.UU. No dejaron ningún lugar vacío donde no estuvieran miles de voluntarios de Obama para influir con el programa del candidato y exigir que se registraran para votar. Los resultados fueron claros: millones de nuevos votantes tenían menos de 40 años. A su vez ganaron el voto hispano, el 67% de ellos se inclinó por Obama.

Todos esos elementos juntos dieron el triunfo a Obama. No sólo fue la crisis económica o las dos guerras que inició Bush. Si hubiera sido otra persona, negra o no, mujer u hombre, pero sin las cualidades personales de Obama y sin una impecable organización de su campaña, EE.UU. no habría tenido este presidente.

Esta vez quedó demostrado que el racismo, y no es que no exista en EE.UU., no es un obstáculo ahora para ser presidente, sino que se necesitaba un líder que hablara elocuentemente. Un líder que llegara al corazón de los ciudadanos y creyeran en él sin importarles el color de su piel o si fuera hombre o mujer. Por eso ganó Obama.

 

*Javier Campos es poeta y narrador.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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