Publicidad

Corrupción, narcotráfico y delincuencia

El caso de la red de protección liderada por una ex actuaria y con ramificaciones en algunos funcionarios de tribunales, la policía civil y otros órganos auxiliares de la justicia ha devenido en una situación mayor que aún…


Por Aldo Casinelli*

Difícil situación en la que nos encontramos. Parecía que nuestro país estaba al margen de la corrupción y su vinculación con el narcotráfico y la violencia delictual, pero lamentablemente la realidad nos abofetea con noticias que se acumulan y corremos el riesgo de no percatarnos de su gravedad y asumirlas como algo cotidiano. Por ello, quiero reflexionar y poner en alerta de su amenaza.

Lo que parecía un caso de vínculos en los niveles más bajos de las instituciones afectadas ha ido escalando hasta encontrarnos con ramificaciones impensadas en su inicio. El caso de la red de protección liderada por una ex actuaria y con ramificaciones en algunos funcionarios de tribunales, la policía civil y otros órganos auxiliares de la justicia ha devenido en una situación mayor que aún no es posible dimensionar, ya que en la medida que se continúa investigando los antecedentes nos sorprenden y amplían las dudas y temores.

Por su parte, las amenazas enfrentadas por un juez han sorprendido a moros y cristianos. Puede ser común que en el calor de un juicio y entendiendo que estas son situaciones contenciosas los imputados pierdan el control y lancen agresiones verbales que no pasan más allá de eso y así lo han sufrido incluso varios fiscales. Sin embargo, lo ocurrido en este caso resulta inédito en el país y por ello es el minuto de poner un alto drástico.

Ejemplos de situaciones donde el Estado prácticamente perdió el control de la situación tenemos en la región, los casos de Colombia y ahora México así lo demuestran. La tarea de recuperar la confianza y retornar al Estado de Derecho implica asumir un costo enorme, no sólo en términos de recursos, sino también en vidas humanas y en muchos casos los excesos en materia de derechos humanos y perdida de libertades civiles es una resultante del problema.

La visión optimista nos dice que aún estamos a tiempo de detener este problema y evitar al país que la tríada narcotráfico, corrupción y delincuencia penetre en las instituciones encargadas de combatirla, pero la realidad nos esta dando muestras de una penetración insospechada en las agencias encargadas de su control.

El problema aquí es que una vez infiltrada las instituciones la posibilidad de desarticular los grupos organizados de criminales se torna complejo, ya que poseen información privilegiada que se anticipa a las medidas adoptadas en su contra, lo que hace ineficiente el actuar del Estado.

Sumado a lo anterior, las grandes sumas de dinero que manejan, provenientes de los negocios ilícitos, les permiten corromper a personas que resultan débiles en valores y principios, dañando la confianza en las instituciones que representan. Es aquí donde el trabajo de inteligencia interna y de formación profesional se hace fundamental.

La autocomplacencia, el señalar que en los rankings internacionales somos líderes en la región en cuanto a ausencia de corrupción, no nos salvará de caer en la disyuntiva de oro o plomo.

 

*Aldo Cassinelli es Decano, Facultad Ciencias Políticas y Administración Pública, Universidad Central.

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias