Publicidad

La democracia interna en el PS

Durante la década que siguió al Congreso de Unidad se vivió un periodo de gran libertad y democracia interna. Siguiendo la tradición histórica en el PS no se expulsa a ningún militante por lo que dice o escribe, tampoco a los que públicamente critican a sus dirigentes. Además se ha establecido…


Por Ernesto Benado*

Clodomiro Almeyda cuando se recuperó la legalidad en el PS, inauguró el concepto de familia socialista y con esa perspectiva se acogió en su seno no sólo a los «históricos» sino que también a los militantes que provenían del MIR, a los ex Mapu, a los ex PC, a los trostskistas y a cualquier hombre o mujer que adhiriera a sus principios y respetara los estatutos.

Durante la década que siguió al Congreso de Unidad se vivió un periodo de gran libertad y democracia interna. Siguiendo la tradición histórica en el PS no se expulsa a ningún militante por lo que dice o escribe, tampoco a los que públicamente critican a sus dirigentes. Además se ha establecido el derecho a agruparse en tendencias, grupos y sensibilidades que actúan en bloque y que tienen sus propias normas jerárquicas.

El sistema funcionó aceptablemente bien mientras tres grandes tendencias que agrupaban a casi el 80 por ciento de la militancia, disputaban los cargos de dirección partidaria, se repartían armoniosa o conflictivamente los cargos parlamentarios y los más altos puestos en los gobiernos de la Concertación.

Durante los gobiernos de Aylwin y de Frei, la Concertación tenía tal predominio entre los votantes que perder el gobierno a manos de la oposición pinochetista resultaba un temor inconcebible. En la elección de Ricardo Lagos y a medida que avanzó su gobierno, empezó a producirse lo que un sociólogo socialista llamó «la ceremonia del adiós», que caló muy hondo en la militancia, especialmente en los que basan sus ingresos en cargos del Gobierno.

¿Cómo se reflejó ese temor en las tendencias internas del PS?

Inicialmente se justificó la existencia de tendencias por el reparto de poder interno y de cargos en el gobierno. Pero en la actualidad el eje operativo de las tendencias se transformó en una alianza multitendencial para mantener la Concertación como fuerza gobernante. Y el socialismo, de ser un partido con principios socialistas y fuerte orientación a la defensa de los trabajadores y sus reivindicaciones sociales se pasó a constituir un núcleo dirigente que tiene por único objetivo mantener al PS en el gobierno, cualquiera que sean los concesiones programáticas que deba hacerse para conseguirlo.

En la época de las campañas de Salvador Allende, siempre lo primero en establecerse era el programa del partido y de la coalición que impulsaba su candidatura. Hoy día la Concertación no tiene ni un programa ni un proyecto de país claro que pueda ofrecerse a la gente, y ni siquiera se sabe por qué el PS no forma un único partido con el PPD, la Democracia Cristiana o el radicalismo. En honor a la verdad algunos miembros de la actual dirección incluso han propuesto formar ese partido único de la Concertación al que el PS se uniría disolviendo su estructura orgánica en una especie de movimiento social, sin clara distinción de los objetivos que se buscarían.

Actualmente la alianza de las tres tendencias dentro del socialismo: la Nueva Izquierda,  el Tercerismo y parte de la llamada Mega tendencia (renovación) superan el 50% de la votación de los militantes y eso se refleja en la composición del Comité Central, de la Comisión Política y de su mesa directiva. Si la estrategia del partido y las grandes decisiones políticas se adoptan por la mayoría simple, parece que un proceso de desmembramiento del partido resultará inevitable. Las desafiliaciones del senador Alejandro Navarro y del ex presidente del partido Jorge Arrate, forman parte de ese proceso.

Al imponer al senador Eduardo Frei como candidato único en la Convención del socialismo, sin realizar un debate programático  se establece como única condición el termino de la exclusión o sea, que Frei garantice la elección, por omisión acordada, de parlamentarios comunistas. Para los comunistas ese es un mensaje claro: si llevan un candidato en alianza con los desafiliados del PS no será posible la elección de sus candidatos.

Por otra parte, si surge una o más de una candidatura de izquierdas, con o sin el apoyo de los comunistas, y hay una votación significativa que no vota por Frei, lo más probable es que la Alianza con Piñera, gane en la primera vuelta de la elección presidencial.

¡Gran responsabilidad es la que se ha echado en sus hombros la alianza multitendencial!

*Presidente de Conadecus

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias