Publicidad

Inscripción juvenil: no al cinismo

Todo indica que estamos una vez más, como se ha repetido en un coro de cinismo corrosivo en las últimas décadas, ante maniobras retóricas para que nada pase…


Por Esteban Valenzuela*

Lo dijimos en la discusión del proyecto en el pleno de la Cámara: si el Gobierno y Renovación Nacional quieren de verdad la inscripción automática, hay que impulsar esta reforma y ponerle urgencia.

Todo indica que estamos una vez más, como se ha repetido en un coro de cinismo corrosivo en las últimas décadas, ante maniobras retóricas para que nada pase. El Gobierno incluyó la incorporación de los chilenos que viven en el exterior. RN rechaza dicha ampliación del sufragio porque la calculadora sugiere que esos miles de votos pueden ser desfavorables. Sectores de la Concertación «enredan» el acuerdo por la inscripción automática de tres millones de jóvenes porque alguna encuesta develaría la tendencia de las nuevas generaciones a un cambio.

Juego de suma cero y falta de sinceridad. La misma suerte corren los esfuerzos por modificar el binominal o elegir los gobiernos regionales. Las fuerzas reaccionarias se imponen y la ideología de la no reforma sigue hegemónica para seguir en el poder o para reemplazar la actual coalición en el mismo esquema de un poder concentrado.

Se acaba el tiempo y no se puede tener a las nuevas generaciones en ascuas. Si este mes no hay suma urgencia y consenso, es loable hablar con la verdad y evitar el cinismo. Lo ideal, por cierto, es un pacto por la profundización de la democracia, que implique inscripción automática, voto de los chilenos en el extranjero, cambio al binominal y elección de gobiernos regionales. Pero eso es política ficción. No ha existido voluntad de una negociación política sustantiva que oxigene la democracia, dispersar el poder y avanzar.

El país pierde y también las coaliciones mayoritarias. La Concertación ha sufrido la mala gestión de proyectos que en otros países son de dominio regional (como el transporte público). La derecha se niega al cambio del binominal y logra el «milagro» de ampliar la Concertación hacia el PC. Falta innovación en las regiones, no incorporamos a la nutrida colonia chilena en el mundo y la política no tiene las agendas que impulsan los jóvenes.

Pero «cuaresma» es la palabra griega «Kairós», que implica tiempo fecundo de espera. Ojalá el año del viento, al decir de los Mayas, traiga aires de renovación a nuestras instituciones. Los señores del poder tienen la palabra. 

*Esteban Valenzuela es diputado independiente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias