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El fascismo puro y duro

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Sólo con un texto extraído de la época de la inquisición se pueden comparar las cartas que al respecto ha hecho circular el presidente de Renovación Nacional, Carlos Larraín.


Por Cecilia Valdés*

Parece increíble la reacción que ha provocado la visita de la Presidenta Bachelet a la casa de Ana Frank, en Holanda.

Sólo con un texto extraído de la época de la inquisición se pueden comparar las cartas que al respecto ha hecho circular el presidente de Renovación Nacional, Carlos Larraín.

Sin ánimo de defender a Bachelet, ya que ha quedado demostrado que no lo necesita, lo preocupante es constatar que la más dura derecha sigue convencida de que el golpe de Estado, las muertes que hubo y todas las violaciones a los derechos humanos de miles de compatriotas, fueron situaciones  absolutamente necesarias e inevitables y que además no fue tan agresiva la violencia ejercida  por la dictadura, eso es lo que Larraín deja ver en sus misivas.

Lo que nos queda claro a la gran mayoría de chilenos es que la derecha ha tratado de vestirse de demócrata todos estos años, pero con esta declaración se evidencia que el lobo sólo estaba disfrazado de oveja. Ello constituye la razón más profunda del por qué la ciudadanía, mayoritariamente no confía ni vota por la derecha en Chile, la encuentra cínica, oportunista, abusiva con el débil, intolerante, autoritaria y machista.

El 70% de los chilenos no sólo respeta a Bachelet, sino que además encuentra que ha sido eficiente en su gestión, entonces cabe preguntarse ¿está ese 70% de los chilenos equivocado?

Chile clama por más democracia cada día y por que nunca más se produzcan los horrores que siempre nos avergonzarán frente a la comunidad internacional, entonces, ¿en que Chile vive el señor Larraín y la derecha que con su silencio demuestra que comparte sus declaraciones?

Nadie de la Alianza por Chile y sus partidos ha salido a contradecir con fuerza a Larraín en sus dichos. Por otro lado cabe preguntar, ¿qué pensará alguien como Fernando Flores de lo que declaró Larraín y que también respaldó Longueira?, pues el senador UDI fue incluso más allá al afirmar que lo que hicieron las Fuerzas Armadas, dirigidas por Pinochet, fue evitar una guerra civil, y agregó que ésta fue una solución.

La Presidenta, en tanto, replicó con fuerza a los -ya polémicos- dichos y comentó que «habiendo estado presa, habiendo mi padre muerto en la cárcel, (…) el país que tenemos que construir mejor tenemos que hacerlo entre todos». Un ejemplo más del gran carácter y liderazgo que la definen.

Hoy es difícil estar en los pantalones de la derecha chilena. El costo negativo de las declaraciones de Larraín resulta incuestionable más allá de que Piñera haya intentando desmarcarse del presidente de su partido.

En definitiva la Concertación debe agradecerle a la derecha que siga siendo tal   como es, ya que por el esfuerzo de ellos podría seguir gobernando por mucho tiempo más.


*Cecilia Valdés es Secretaria Ejecutiva de la Corporación Proyectamérica.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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