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La política, la seguridad y defensa entran al espacio Transpacífico

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Ni por accidente ni azar, el primer desplazamiento del secretario de Defensa estadounidense R.Gates, tras su ratificación en el puesto por parte del Presidente Obama, fue justamente hacia esa zona del mundo, mientras que la secretaria de Estado también ha tomado nota de lo que allí ya ha…


Por Iván Witker*

Si el eje del gran poder mundial se está trasladando del Atlántico al Pacífico o no, es uno de los temas de mayor debate en los estudios internacionales desde hace ya varios años. De hecho bastante ha avanzado la discusión comparativa en lo concerniente al intercambio comercial y de inversiones. Lo nuevo es que ya se hace perceptible la instalación de aquellos temas más propios de la política, la seguridad y la defensa.

¿Qué tan democráticos son los países del Asia-Pacífico?, ¿es posible una convivencia entre las llamadas democracias occidentales y los esquemas de gobierno sui generis que reclaman para sí algunos países asiáticos?, ¿qué tan soft es el nuevo despliegue global chino?, ¿está Japón avanzando (o condenado) a decisiones consideradas hasta ahora impensables en materias de seguridad y defensa?, ¿qué impacto tendrá en ese espacio una Norcorea nuclear?, ¿qué significa la nueva doctrina militar india y qué perspectivas abre su acuerdo bilateral con EE.UU. en materia nuclear?, ¿es imaginable que los países de la región, los EE.UU. y Europa permitan a los talibanes asumir el control de Pakistán?, ¿qué actores prevalecerán en la actual disputa geopolítica que tiene lugar en el Asia post-soviética y cuál será la naturaleza  de los nuevos equilibrios que ahí se configuren?, ¿qué consecuencias producirá en los asuntos globales la penetración de China e India en África?, ¿se parecerá más la nueva identidad internacional que está germinando en China, Rusia, Japón e India a la europea o a la estadounidense?, ¿qué impacto tendrá todo esto en los precios de los combustibles y otras materias primas esenciales?,  son sólo algunas de las infinitas y acuciantes preguntas que afloran con tan sólo develar los mantos más delgados que cubren la faz de estos vastos mares y territorios, situados a la otra orilla de nuestro Pacífico. Cada una de estas interrogantes reúne tal cantidad de variables conflictivas que la agenda Asia-Pacífico de las principales potencias ha comenzado a poblarse de demandas que requieren una atención más comprensiva.

Producto de ello existe ya un gran desafío, tanto para los estudios como para la acción diplomática frente a esta zona del mundo, que dice relación con la posibilidad de dejar de lado la tentadora inclinación a creer que se está tratando con entidades principalmente económicas. Más de alguien, dándoselas de perspicaz, se ha fijado  en el «detalle» que, por ejemplo, APEC integra economías y no países o Estados. Sin embargo, creer que en APEC hay «economías» y no Estados es un fata morgana «facilista» que olvida que la política permea todas las grandes decisiones y que caracterizar a sus miembros como simples «economías» es una decisión destinada únicamente a hacer más viable la penetración de los asiáticos hacia zonas no asiáticas, poniendo en el congelador, al menos por un rato, los resquemores entre China y Taiwán, y soslayando preguntas altamente indiscretas, como el tema de la sustentabilidad ambiental de las políticas públicas de varios de estos países, los derechos laborales, de las mujeres, de los recién nacidos y muchas otras preguntas incómodas que se le suelen ocurrir a los occidentales.

Sin embargo, el facilismo tiene sus límites. Asia-Pacífico es un espacio que lentamente empieza a ganar densidad política y cultural, otros dos grandes vectores del sistema internacional. El peso de las sociedades y de los diversos órganos de los estados nacionales empieza a crecer de manera casi irreversible, lo que está derivando en la consolidación de diversas arquitecturas multilaterales.    

Un buen ejemplo de éstas es la recientemente finalizada octava Cumbre de Seguridad de Asia-Pacífico, coloquialmente llamada Diálogo de Shangri-la, donde participó el Comandante en Jefe del Ejército chileno, Oscar Izurieta, el ministro de Defensa norteamericano, Robert Gates, el Premier australiano, Kevin Rudd y otros altos personeros de 27 países, lo que denota el relieve del encuentro. Allí emergieron a la superficie del debate las realidades estratégicas que atraviesan y circundan la región con una intensidad desestabilizadora para los Estados -no sólo para las economías- mucho mayores que en otras partes del globo, como los citados juegos de poder y  nuevas disputas de hegemonía, choques étnicos, proliferación nuclear, terrorismo, pobreza, dramas humanitarios, degradación ambiental, piratería marítima, tráficos de drogas y personas, así como los crecientes ataques cibernéticos provenientes de países asiáticos.

Pese a las asertivas respuestas de los panelistas a todos estos temas (destacando el optimista llamado del Premier Rudd a formar una «Comunidad Asia-Pacífico»), quedó en claro que es menester una atención prioritaria y comprensiva, dado que las imágenes borrosas y el ambiente incierto son aún las claves que dominan este escenario. Ni por accidente ni azar, el primer desplazamiento del secretario de Defensa estadounidense R.Gates, tras su ratificación en el puesto por parte del Presidente Obama, fue justamente hacia esa zona del mundo, mientras que la secretaria de Estado también ha tomado nota de lo que allí ya ha comenzado a jugarse.

Finalmente, a este lado del Pacífico, la irrupción de China como actor extra-hemisférico agrega varios ingredientes más. Ya no sólo está comprando materias primas. Pareciera haber luz verde a proyectos más ambiciosos (industria espacial, soportes monetarios, asistencia militar) focalizados a ciertos países.  No se necesita ser un especialista para entender que los decibeles del ruido a provocar podrían ir fácilmente en aumento. Es la política, la seguridad y la defensa que ya están de lleno en el espacio transpacífico.

*Iván Witker, Programa de Estudios Asia-África (IDEA/USACH)

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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