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Innovación + democracia = Potencia agroalimentaria

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Chile transita hoy hacia la agricultura de precisión. La especificidad de la información disponible permite anticipar heladas, lluvias, etc. y decidir asuntos tan puntuales como cuándo regar, fertilizar o cosechar, sobre la base de distritos agroclimáticos acotados, y con información accesible…


Rodrigo Álvarez Seguel*

Nuestro país aspira a convertirse en Potencia Agroalimentaria y Forestal, lo que significa integrar el grupo de los 10 mayores exportadores de productos agrícolas del mundo. Este objetivo, sin embargo, implica varios desafíos complejos para asegurar el éxito y la durabilidad del modelo. Por de pronto, velar por la explotación racional del patrimonio natural y productivo (suelos, recursos hídricos, etc.) en el contexto de cambios climáticos que ya afectan al territorio; el equilibrio de distintos emprendimientos productivos al interior de las cuencas hidrográficas; y la actualización y acceso democrático a plataformas de información sobre los recursos naturales, para asegurar así decisiones acertadas y oportunas de los agricultores, y la calidad del debate ambiental que requiere todo paradigma de sustentabilidad.

Chile transita hoy hacia la agricultura de precisión. La especificidad de la información disponible permite anticipar heladas, lluvias, etc. y decidir asuntos tan puntuales como cuándo regar, fertilizar o cosechar, sobre la base de distritos agroclimáticos acotados, y con información accesible desde un teléfono celular. El año entrante, con la puesta en órbita del satélite SSOT (Sistema Satelital de Observación Territorial), la calidad de información será aún más fina. En esta materia, ya es resaltable la labor de Fedefruta, FDF y Asoex, que han puesto al sector de los grandes exportadores al par del Estado en el área de la innovación aplicada al campo. Sin embargo, enfrentamos el desafío de llevar esta revolución (uno de los frutos del royalty a la minería del cobre, decisión acertada de los gobiernos de la Concertación) al pequeño y mediano agricultor. Esta necesidad de información ‘democratizada’ será atendida en parte por el Sistema de Información Territorial Rural, que dispone de una plataforma de información ambiental en línea para las 100 comunas más pobres del país.

Enfrentamos, no obstante los notables rankings de Chile en exportación de varios productos agrícolas, un preocupante escenario de competencia por recursos hídricos entre sectores productivos. Por ejemplo, agua potable versus generación eléctrica, agricultura versus minería, electricidad versus turismo, entre otras combinaciones que incluyen además a comunidades indígenas. El auge minero de las recientes dos décadas, especial pero no exclusivamente en el norte del país, ha generado situaciones de estrés hídrico que implica en algunos casos la externalización de costos, no sólo sobre emprendimientos vinculados con el objetivo de Potencia Agroalimentaria sino en perjuicio de la agricultura de subsistencia de algunas comunidades. En tal sentido, el sector minero enfrenta el desafío de transitar hacia modelos de consumo más eficiente del agua (subterránea, superficial y de glaciares). Pese a las medidas que ya toman algunas empresas, y a la sensibilidad del Parlamento (que hoy discute, entre otras, una ley de cierre de faenas mineras) este tipo de conflictos obligarán tarde o temprano al país a repensar el actual Código de Aguas, instaurado en la década de los ochenta, para asegurar la gobernabilidad al interior de las cuencas, especialmente ante los nuevos desafíos climáticos, económicos y democráticos.

El paradigma necesita de un instrumento eficiente de ordenamiento territorial, para armonizar el desarrollo de distintos emprendimientos productivos (lo contrario de los monocultivos que predominan en algunas zonas) y responder a los requisitos de cuentas patrimoniales de organismos internacionales (como la OCDE). En adelante, Chile deberá rendir cuentas internacionales de que la generación de riqueza es ambientalmente sustentable y los mercados internacionales van a comparar/discriminar la emisión de dióxido de carbono asociada a un producto (huella de carbono).

En suma, las posibilidades de convertir a Chile en Potencia Agroalimentaria y Forestal dependen sobre todo de la de capacidad superar un déficit de democracia en la organización y distribución de la información ambiental, pues sólo de ese modo nos aseguraremos de que los beneficios lleguen a la mayor parte de la población y de que se distribuyan correctamente las condiciones de competitividad que propicia el Estado.

*Rodrigo Álvarez Seguel es Director Ejecutivo del Centro de Información de Recursos Naturales (www.ciren.cl)

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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