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La decisión de Frei

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Mal que nos pese, es imposible no advertir que hoy la sensación ambiente entre los ciudadanos es que la opción del piñerismo avanza más o menos tranquila hacia una victoria en enero; ME-O pasó de personaje a personalidad y Jorge Arrate está reencantando a la izquierda tradicional.


Por Pablo de la Vega*

Hace un par de semanas señalaba lo difícil que debe ser para la candidatura oficialista tratar de avanzar a pesar de los partidos y sus respectivos caciques. El último round lo protagonizó el líder del radicalismo, José Antonio Gómez; y pese a los oficios del bueno de Pepe (Auth), tanto socialistas como demos salieron a prestarle ropa al Senador de la II región y en distintos tonos señalaron una gran verdad: el candidato persiste en ignorar a los partidos y sus dirigencias.

El diseño parece ser claro. Al interior del comando de Frei saben y requete contra saben que los electores poco quieren saber de partidos y menos de los berrinches de sus dirigentes. Sin embargo, saben y requete contra saben también que sin sus estructuras territoriales, militantes, y cuadros de diferente calaña, la presidencia se la entregarán, en bandeja de plata, y con manzana a Tatán.

Difícil parece ser entonces conciliar la estrategia de estar con los partidos «ni muy cerca para no quemarse, ni muy lejos para no enfriarse». Difícil, muy difícil…

En otros tiempos, este tipo de conflictos habrían sido dirimidos por el «Jefe» (léase Presidente de la República), con un tirón de orejas y con la instrucción clara de dejar de hacer «olitas» y permitir que el candidato trabaje tranquilo.

Y es que al parecer tanto Aylwin, Lagos, como el propio Frei en su momento, tenían claro que el chileno, de cualquier estrato, así como desprecia a los partidos, también valora el orden, la simpleza en las instrucciones y los objetivos claros.

Nada más lejos de lo que ocurre hoy. Michelle persiste en no querer entrometerse y su hoja de ruta de fin de Gobierno, al parecer sólo contempla continuar con su política de «gestos», «guiños», o como sea que le llamen, supuestamente en beneficio de la opción concertacionista.

El resultado de todo lo anterior está a la vista en la calle. Candidatos que se promocionan sin la foto de Frei en su propaganda, actos escuálidos a los que sólo asisten funcionarios públicos temerosos de perder la pega, y actividades en terreno donde la falta de despliegue territorial hacen aún más evidente que el candidato oficialista está  lejos de «prender» entre sus partidarios.

¿Debe entonces Frei acercar más a los líderes de la Concertación a las estructuras de decisión de su comando? Ciertamente sí. Aunque sea impopular en las encuestas, está claro que si hay algo que saben hacer los partidos oficialistas, es movilizar cuadros a la hora de ganar elecciones.

¿Qué debe exigirle Frei a los partidos a falta de un tirón de orejas de La Moneda? Nada más y nada menos que orden, disciplina y enfoque en la meta superior: Impedir que la derecha se apodere del Gobierno de la Nación.

Mal que nos pese, es imposible no advertir que hoy la sensación ambiente entre los ciudadanos es que la opción del piñerismo avanza más o menos tranquila hacia una victoria en enero; ME-O pasó de personaje a personalidad y Jorge Arrate está reencantando a la izquierda tradicional.

«El que pestañea pierde» dice el dicho. Si es que en el Comando de Frei no se la juegan por darle de una vez por todas a los partidos oficialistas el rol que demandan, bien puede ocurrir que cuando a las necesidades de la campaña les demanden pueda ser tarde….demasiado tarde.

*Pablo de la Vega es periodista.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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