La ministra de Educación, Mónica Jiménez, reconoció que hubo muchos preseleccionados de Becas Chile 2009 que no merecían la beca. Esperemos que el cambio en la evaluación no haya favorecido justamente a quienes se beneficiaba antes, por criterios políticos y partidistas.
Por Cristian Cabalin Q.*
Hace unas semanas, más de mil chilenos saltaron de alegría, porque resultaron ser ganadores del concurso de magíster y doctorado de Becas Chile 2009. Sin embargo, otros tres mil vieron con tristeza su ausencia de la lista y muchos de ellos deben haberse cuestionado el nivel de su postulación.
Pero a la luz de los sucesos conocidos, el problema no solo fue de los no preseleccionados, sino también del ex director del Programa de Capital Humano Avanzado de Conicyt, Andrés Molina, quien modificó las ponderaciones de la evaluación arbitrariamente, según informó la propia Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica y el ministerio de Educación. Conicyt enmendó el error y anunció recientemente la entrega de 138 becas más de magíster, para llegar a un total de 777 seleccionados.
Pese a esta justa y acertada solución, otra vez las dudas se desplegaron sobre el sistema de Becas al extranjero que implementó el gobierno de Michelle Bachelet como una de los grandes avances de su mandato. Si antes las suspicacias se relacionaban con los vínculos políticos de los ganadores de las becas, hoy se establecen cuestionamientos a los criterios en la evaluación y al alcance real del programa de nivelación idiomática, contemplado como una forma de igualar oportunidades entre quienes dominan un idioma extranjero y entre quienes tienen serias deficiencias en este aspecto, producto de su herencia cultural y origen socioeconómico.
El sistema de Becas Chile agrupa a todas las becas al extranjero que cuentan con financiamiento del Estado y es administrado por Conicyt. Se creó con el objetivo de fomentar el capital humano avanzado para que en 10 años Chile cuente con 30 mil profesionales y técnicos formados en el exterior. Sin embargo, en los dos concursos ya efectuados han existido severos problemas, relacionados con la asignación de las becas, su ejecución, el pago de los becarios y los mecanismos de nivelación idiomática.
Por ejemplo, este año los cursos de inglés, francés y alemán comenzaron recién a mediados de mayo, reduciendo las posibilidades de aprendizaje de muchos seleccionados. En esta ocasión, al parecer, se han tomado medidas y si todo resulta como está planificado los cursos comenzarían en noviembre de 2009, para que así quienes requieren de mayor preparación cuenten con un año de clases para superar las barreras idiomáticas.
Por lo tanto, se asume que al implementar los cursos de manera tardía (en mayo y no en marzo, como estaba previsto) se les produjo un serio perjuicio a quienes fueron seleccionados, a fines del año pasado o comienzos de 2009, en todas las becas estatales que requieren nivelación idiomática. Esta situación los pone en desventaja frente a los becarios que sí contarán ahora con los tiempos necesarios para cumplir con las exigencias de los exámenes internacionales. Este es un punto relevante, pues de estos resultados depende en parte la aceptación o no en las universidades de prestigio en las que pretenden estudiar los ganadores de las becas.
Se requiere entonces que se tomen en cuenta seriamente las condiciones en las que se implementan los cursos de nivelación, evaluando su calidad y el impacto real en el aprendizaje de los becarios. Solo así se podrá cumplir con la promesa de la igualdad de oportunidades.
Por último, la ministra de Educación, Mónica Jiménez, reconoció que hubo muchos preseleccionados de Becas Chile 2009 que no merecían la beca. Esperemos que el cambio en la evaluación no haya favorecido justamente a quienes se beneficiaba antes, por criterios políticos y partidistas.
*Cristian Cabalin Q. es académico del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile.
