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El conde y su demencia senil

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Ahora entiendo eso del «pago de Chile», por lo que le ruego a Dios me lleve pronto y así evitar los machetazos, las faltas de respeto, el analfabetismo y la violencia desmedida de la que fue victima uno de los tipos más fenomenales que aún, lucido e íntegro, se pasea por nuestro planeta.


Por Matías Carrozzi*

Decir que Gabriel Valdés Subercaseaux ya no tiene peso político y que sus opiniones son desubicadas y alientan la conflictividad, como dijeron en sendas conferencias de prensa los senadores Jorge Pizarro (Comando de Frei) y Antonio Gómez (a nombre de la Concertación), es francamente la evidencia más clara del paupérrimo nivel de políticos que dirigen e influencian un sector del país. Esta reacción histérica no se condice en lo más mínimo con los valores que tanto alardean, como por ejemplo, la amistad, la educación, la tolerancia, la democracia, el respeto, etc. Al parecer para estos señores si no peleas, si no descalificas, pues eres simplemente un demente. Y si realmente es poca cosa el Conde, ¿Por qué la reacción exagerada?

Ahora entiendo eso del «pago de Chile», por lo que le ruego a Dios me lleve pronto y así evitar los machetazos, las faltas de respeto, el analfabetismo y la violencia desmedida de la que fue victima uno de los tipos más fenomenales que aún, lucido e íntegro, se pasea por nuestro planeta enseñando, sin quererlo por cierto, el valor de la consecuencia, la amistad y las buenas costumbres.

Conozcamos los hechos. Gabriel Valdés, «El Conde», asistió a una reunión del Concejo Chileno para las Relaciones Internacionales, ocasión en la que coincidió con la visita del candidato opositor Sebastián Piñera, hijo de su gran amigo José Piñera y por quien tiene un especial cariño, oportunidad en la que fue interrogado por los periodistas respecto de la carrera presidencial. A mi juicio fue generoso el Conde ya que tuvo palabras de afecto hacia Piñera, considerando que si gana será un buen Presidente y de ternura al confesar su debilidad por el «Ominami chico». ¿Algo más sucedió? No, nada más.

Pero aquí viene lo grotesco del asunto. Desde el PPD le regalaron una tarjeta de retiro, premio entregado por la erudita y amable Diputada María Antonieta Saa. Por su parte el socialismo le agradeció al Conde su contribución al país con un tratamiento especial para su demencia senil, proceso de sanación política que será supervisado por el gran médico y Diputado PS Sergio Aguiló. Y para delicia de los espectadores, desde el comando del candidato de Gobierno, Eduardo Frei, lo agasajaron repudiando su trayectoria política.

Para los genios que creen que con esta estúpida reacción ayudan a su candidato, malas noticias, nada más equivocados. ¿Por qué Eduardo Frei no salió a defender inmediatamente a su amigo Valdés Subercaseaux al ver que lo agredían infundadamente? Está bien que el Conde siempre mantuviera en pie la línea chascona dentro de la DC, pero de ahí a suponer que estas palabras son evidencia cierta de su apoyo al candidato de la Alianza es, por decir lo menos, no conocer nada de la vida y consecuencia de este personaje. Por lo demás, es cosa de revisar el audio de la entrevista para advertir que no dijo en ningún momento que votaría por Piñera o Enríquez. Es decir y suponiendo la gran influencia del periodismo de farándula en Chile, pareciera que los dirigentes hablan desde el chisme sin reparar un segundo en investigar antes de abrir la boca.

Para los más jóvenes, quienes no tienen porqué saber sobre la impresionante historia del Conde Valdés, me gustaría hacer un breve repaso a sólo objeto de revelar el nivel de miopía (que elegante, ¿no?) al que han llegado sus camaradas y compañeros.

Gabriel Valdés Subercaseaux, que vio a su madre por primera vez el año 1919, fue criado en San Miguel por un padre ingeniero y una madre escritora y pintora, una institutriz europea y por la mismísima Gabriela Mistral quien vivió en su casa un tiempo. En el 29 cruzaron el charco con su familia y se radicó en Roma hasta el 32. De regreso en Chile termina sus estudios secundarios en el Colegio San Ignacio disfrutando de las enseñanzas «en vivo y en directo» de nada menos el santo Alberto Hurtado. A una semana de haberse casado con doña Silvia Soublette se titula de abogado en la Católica el año 45. A este prontuario académico hay que agregar que el Gobierno francés de 1951 lo becó y realizó estudios de economía y legislación en el Instituto de Estudios Políticos de París.

A propósito de que algunos dicen que debería retirarse, metamos las narices en su trayectoria política. Fue fundador de la Falange Nacional, madre de la que hoy llaman Democracia Cristiana. Aquí es donde Eduardo Frei Montalva lo recluta en su Gobierno y lo designa como Ministro de Relaciones Exteriores durante todo su mandato. Posteriormente (en el 71), el Conde asumió el cargo de Subsecretario General de las Naciones Unidas (si, la ONU), que lo mantuvo ocupado por 10 años avecindado en Nueva York.

Nuevamente de regreso en Chile (en el 82), fue electo Presidente de la Democracia Cristiana hasta 1987. Desde allí fue un actor protagónico en lo que se llamó la Alianza Democrática. En 1985 redactó y firmó el Acuerdo Nacional que le dio el puntapié fundacional a la Concertación en 1987. Por esta participación y acusado de incitar protestas fue apresado por el Gobierno de Augusto Pinochet. Que curioso, el mismo argumento que hoy esgrime el vocero de la Concertación para criticar a Valdés. Me acuerdo también del diagnóstico de Marco Enríquez-Ominami al afirmar que la dirigencia concertacionista se está pinochetizando.

Después del plebiscito del 88 fue electo senador por la X Región Norte. Fue Presidente del Senado y en esa función su imagen será recordada por siempre ya que fue el quien dirigió el cambio de mando entre Pinochet y Aylwin, cargo por cierto ocupó en dos oportunidades hasta 1996. El 97 fue reelecto Senador para retirarse voluntariamente en el 2006 con una frase maravillosa: «Ya no estoy para esos trotes». ¿Tendrían hoy esa altura los que irrespetuosamente lo critican? De hecho, fue ese cupo el que permitió ser senador a Eduardo Frei sin competencia junto a Andrés Allamand. Y para quienes no lo sabían, el Conde Valdés fue embajador de Chile en Roma hasta mediados del 2008.

En definitiva, Gabriel Valdés Subercaseaux es un monstruo de tal envergadura intelectual y moral que no entiendo porque no llegó a la presidencia de la República y en sucesivos actos de desprendimiento dejó el camino despejado a otros para competir por La Moneda.

La Concertación, con sus faltas de respeto y desprecio por el valor y aporte de sus «viejos» no es ni la sombra de lo que un día se alzó como el monumento a la tolerancia y la comunión de distintas corrientes de pensamiento. Mientras, Sebastián Piñera sonríe y yo sueño con ser un demente senil como Gabriel Valdés.

*Matías Carrozzi es sociólogo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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