Publicidad

La nueva guerra fría: liberales v/s mapuche/marxistas/ecologistas y nazis

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
Ver Más

Queda claro que el fundamento ético político-intelectual de la ideología nazi es muy afín con el fondo de los argumentos que sostiene Farías.


Por Augusto Samaniego*

Víctor Farías, académico y columnista de La Segunda, escribió recientemente que los marxistas reemplazaron el concepto de ‘clase’ por el de ‘etnia’ y ‘pueblos originarios’, de clara procedencia racista y nazi «el órgano del PC [El Siglo] proclamaba…la lucha armada de los mapuche…la lucha de un Pueblo-Nación, esto es, la guerra de una ‘etnia’ que solo puede entenderse a partir del mito racial«. Agrega que, en Europa y América los comunistas han fraguado «el maridaje con los ecologistas radicales, los neonazis y los indigenistas…» Defiende el concepto ilustrado de sociedad contra el mito de una ‘comunidad de raza’. Sus fantasmas neoliberales lo hacen adjudicar -falsamente- a las luchas mapuches los atributos del nazismo: «…la expansión violenta para obligar a otros pueblos a aceptar la expansión».

En defensa del neo-liberalismo, Farías restablece una nueva versión de la ‘Guerra Fría’: «Sepa usted que marxistas, indígenas, indigenistas, ecologistas ‘radicales’ son ahora nazis». Con presupuestos falsos quiere descalificar a quienes apoyan el reconocimiento de derechos colectivos del pueblo mapuche.

Algunas de sus flagrantes falsificaciones intelectuales (y éticas) son:

En primer lugar, el mito e ideología nazi de «un pueblo sin espacio» nada tiene que ver con la historia mapuche. Esa historia no es de expansión militar y negación de otras identidades y pueblos. Ha sido de resistencia contra el Estado inka, el imperio español, la ocupación de su territorio por el Estado de la República (décadas de 1860 a 1880), el «arreducionamiento» de los lof o comunidades en pocas y malas tierras. Ha enfrentado el afán del Estado y de intelectuales (como Farías) en sus intentos por dos siglos de encontrar una «solución final»: exterminar la identidad que hace realidad al Pueblo Mapuche.

Algunas de las políticas centenarias ya aplicadas  son: la supresión ‘legal’ de la propiedad colectiva de la tierra comunitaria y la imposición de ‘títulos de propiedad individuales’, los abusos y robos de tierra y otros mecanismos para ampliar la migración a las ciudades y para entregar la mano de obra mapuche al mercado. Al contrario, la racionalidad liberal que formó y dirigió el Estado chileno -como cualquier colonialismo de raíz liberal en Europa o América- avasalló a los pueblos originarios, so pretexto de ‘falta de espacio vital’ para realizar la ‘civilización’ conforme a las reglas de la explotación de la masa de trabajadores directos. Queda claro que el fundamento ético político-intelectual de la ideología nazi es muy afín con el fondo de los argumentos que sostiene Farías.

En segundo lugar, muestra ignorancia su anti-marxismo. Marx jamás colocó en términos excluyentes el concepto de ‘clase’ y de grupo étnico. Baste aludir a sus trabajos sobre la independencia de los irlandeses, de la comuna rural rusa, etc. ¿No ha reparado Farías que los mapuche, o aymara…,  o los campesinos mestizos en nuestro sub continente se han proletarizado y desproletarizado, han transitado del trabajo asalariado a sus ‘comunidades’ y viceversa…sin que los liberales logren («solución final») que dejen de saberse cultural, identitariamente distintos? ¿No ha entendido que para lograr una convivencia humana y eficaz de chilenos-mestizos y mapuche, se debe primero reconocer su identidad y derechos colectivos inherentes? Los mapuche no necesitaron del marxismo ni de otras corrientes para resistir. Han mostrado que su identidad étnica puede, en momentos históricos relevantes, ir junto con una conciencia ‘de clase’; saben que ambas expresiones pueden retroalimentarse y dar a sus demandas un contenido tan anti-liberal, como que hoy el principal denegador de sus derechos es el gran capital (empresas hidroenergéticas, forestales, de celulosa, pesqueras, etc.,) su lógica contaminadora, destructora del medio ambiente de mapuches y chilenos. Por eso es que tantos no mapuche y mapuche  coincidimos, para su pesar. No es ‘el enemigo interno’ el que amenaza al señor Farías, sino la búsqueda de una convivencia humana y justa. Un futuro conjunto es lo que aúna a ecologistas, marxistas, cristianos, etc., contra la depredación y la sobre-explotación social.

En tercer lugar, es muy desinformada la ‘noticia’ que da Farías: tribus en EE.UU. ‘reúnen 1.500 millones de dólares para emprender negocios…’Agrega que aquellas etnias nunca ‘tuvieron trato especial’ del Estado. No obstante, los liberales de EE.UU. (orgullosos o no de las masacres de indios como recurso para construir ‘La Unión’) han reconocido derechos de las ‘naciones indias’. Los liberales han preferido, eso sí, otorgar concesiones a las ‘reducciones’ para que instalen casinos, vendan alcohol o gasolina sin impuestos: un camino que intentan para corromper o simplemente ‘integrar’ a esas etnias. Farías pensará que es un buen precio a pagar a favor de ‘integrar indios’ al liberalismo…

En cuarto lugar, es irracional y falso decir que ‘el mito racial’ sustenta al concepto de etnia. Tal afirmación es un recurso seudo intelectual para insistir en la eliminación de las culturas e identidades de pueblos indígenas; o sea, es un subproducto de ideologías del avasallamiento, ¡como la nazi! Para abreviar, dejemos que sea Alejandro Lipschutz F -nacido en familia judía en Riga, chileno por su propia opción, marxista y Primer Premio Nacional de Ciencias en este país (en 1969)-, quien responda escuetamente (mediante su escrito de hace seis décadas) el falso concepto de etnia de Farías. Dice Lipschutz: «La palabra griega étnos es una noción de orden social, mientras que genos es una de orden biológica». En tal sentido develó el reduccionismo biológico que sustentó la ideología de la expansión colonial y otros procesos similares, señalando analíticamente el significado de étnos se opone al de genos o raza:«…un mismo grupo étnico se puede conformar, y en la mayoría de los casos se conforma, de diversos grupos raciales».

Así, son posibles las ‘mutaciones étnicas’: el paso de indígenas o mestizos a blancos y de blancos a indígenas (o lo que él denomina ‘mutación étnica invertida o excepcional’). Agrega que el rechazo al cambio étnico obedece exclusivamente a condiciones de orden social. Lejos de la ‘guerra contra el enemigo interno’ que anima a Farías, los derechos mapuche tienen que ser reconocidos y realizados para construir una convivencia más justa entre todos los que compartimos esta tierra. Tal vez, el académico Farías considera que el Estado chileno es nazi al ratificar, y luego aplicar el Convenio 169 de la OIT, la Declaración de la ONU sobre Derechos de los Pueblos Indígenas.

Somos cada vez más los que creemos que es posible y deseable compatibilizar la diversidad cultural, en tanto valor universal que se plasma en los derechos que hacen posible que se reproduzca la propia identidad étnica, con la acción histórica para hacer avanzar en valores culturales objetivos de la humanidad entera.

*Augusto Samaniego es académico del Departamento de Historia de la Facultad de  Humanidades de la  USACH.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias