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Reinventar la ciudadanía, la otra campaña que Obama está ganando

Jorge Fábrega Lacoa
Por : Jorge Fábrega Lacoa Doctor en Políticas Públicas (U.Chicago), académico en el Centro de Investigación de la Complejidad Social de la Universidad del Desarrollo y Director de Tendencias Sociales en Datavoz.
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Obama está demostrando que usando métodos no convencionales es posible generar participación ciudadana tanto para ganar una elección como para ir más allá e influir en el proceso legislativo. Un lobby ciudadano que está incomodando mucho a los lobbystas profesionales.


Muchos se preguntaban como lograría Barack Obama mantener activa la enorme red social sobre la que pavimentó su triunfo electoral del 4 de Noviembre del 2008. Al cumplirse un año de dicha proeza, el Presidente de los Estados Unidos está demostrado que su slogan de campaña («yes, we can») era más que una declaración de intenciones. Y al hacerlo, nuevamente está moviendo la frontera de la política a la que el ciudadano norteamericano estaba acostumbrado.

«Senador, lo llamo para pedirle que vote a favor de la reforma». El 20 de Octubre pasado los voluntarios de Organizing For America (la continuación de Obama for America, la red social sobre la cual Obama construyó su exitosa campaña electoral), se reunieron en pequeños grupos en distintas ciudades de Estados Unidos. Desde allí, contactaron por teléfono a ciudadanos anónimos desde Boston a San Diego. Los ubicaron en sus casas, en la calle, en las oficinas, tomándose un café en un Starbucks. Les pidieron que llamaran a los representantes de su zona pidiéndoles apoyar la reforma de salud que impulsa Obama y que invitaran a sus conocidos a hacer lo mismo. La meta era ambiciosa: lograr en un solo día 100 mil llamados ¿Qué pasó? Se quedaron cortos en su ambición. A las 2 de la tarde ya habían pasado la meta y al finalizar la jornada, poco más de 315.000 llamadas fueron realizadas desde todos los rincones del país. Todas, con el mismo mensaje: «A usted, representante de mi zona, le pido que apoye la reforma de salud del Presidente Obama».

Nada se dejó al azar. En los días previos circularon por internet mensajes invitando a quien quisiera participar a transformar el living de su casa en un centro de llamados. A los que aceptaban la invitación, se les entregaba todo el material necesario para saber a quién llamar y qué decir; así como, información sobre la reforma de salud y respuestas a mitos sobre la misma. Ese mismo día, Obama se reunió con un grupo de voluntarios en Nueva York motivándolos con un discurso inspirador («It is time to deliver«) que fue transmitido en directo vía Internet y siguió de cerca los acontecimientos publicando varios mensajes en su twitter. Esos mensajes fueron revisados más de 14 millones veces por cerca de 2,5 millones de usuarios distintos en una jornada que, para sus participantes, tuvo un carácter épico.

Ahora bien, aquella fiesta de llamadas fue sólo una actividad más en una estrategia de movilización social inédita en política. La misma estrategia con la que remeció la elección presidencial del 2008. No obstante, ahora el desafío es mayor porque no son los ciudadanos los que votan sino los parlamentarios y no todos los congresistas de su partido apoyan su proyecto de ley. Si el año pasado usó la estrategia para reinventar las contiendas electorales, ahora la está utilizando para presionar al Congreso con un verdadero lobby ciudadano a favor de la reforma de salud.

Con ello, está disipando dos dudas que quedaron en el ambiente sobre cómo evolucionaría la red social que construyó a su alrededor tras asumir la presidencia.

De votar a participar

La primera duda era si, dado su nuevo status, sería capaz de seguir impulsando el movimiento comunitario. Ello porque un lugar común en todas las democracias del mundo es que se produzca un distanciamiento cuando los líderes llegan al poder al punto que, sus votantes suelen reclamar que ellos «sólo regresan para las elecciones». Pero Obama está usando las nuevas tecnologías de información para mantener contactos directos con los ciudadanos vía correos electrónicos, twitters, cadenas nacionales vía youtube, entre otros. Por ejemplo, desde que asumió y hasta el 28 de Octubre, Obama envió 131 mensajes vía twitter, 83 de ellos centrados en la reforma de salud (ver gráfico)

Gráfico Twitter Barack Obama

La segunda duda era si sería capaz de mantener un movimiento social después que la épica de ganar una elección histórica hubiese pasado y la rutina de administrar el poder se hubiese instalado. Aquí el desafío es gigantesco porque los ciudadanos norteamericanos enfrentan barreras motivacionales y de incentivos para participar en política. Las barreras motivacionales porque se perciben a sí mismos como consumidores más que como ciudadanos. Así, al igual que el comprador en un supermercado no pensaría llegar a la caja a negociar un precio por las cosas que lleva, el ciudadano que se entiende como consumidor cree que sus acciones no cambiarán la política. Para él, la política, como los precios del mercado, están dados. Por eso, siente desafección hacia la política y toda participación le parece inoficiosa. Por otro lado, muchos ciudadanos que si tienen interés por la política no tienen incentivos suficientes para participar porque se benefician del esfuerzo hecho por otros, ahorrándose el propio.

El Call Party del 20 de Octubre y las otras actividades ideadas por el equipo estratégico de Obama apuntan precisamente a derribar tanto la desmotivación como los desincentivos a la acción ciudadana. Y funciona. Por ejemplo, volviendo sobre su twitter, en muchos de sus mensajes, Obama ofrece al lector una vía para tomar una acción respecto a su contenido. Por ejemplo, el 15 de Septiembre escribió «your voice on twitter can help pass health reform – tweet your reps today» y adjunta un link que lleva directo al website Twitt Your Representative (creada por Organizing for America). Allí, el ciudadano sólo tiene que escribir su código postal y la página canaliza su mensaje al twitter del representante de su zona. Esto no sólo reduce al mínimo las barreras que el ciudadano tiene para informarse y hacer valer su voz; además le permite a Organizing for America monitorear el impacto que tuvo el mensaje original enviado por Obama, saber en qué región hubo más involucramiento, quiénes participaron, etcétera. Todo lo cual constituye información muy valiosa para organizar futuras actividades.

Por otro lado, en una de las iniciativas más recientes, Organizing for America abrió una competencia vía internet para crear el mejor video de 30 segundos en apoyo a la reforma (Health Reform Video Challenge). Veinte videos fueron seleccionados y los propios internautas votarán para elegir el mejor (naturalmente, Obama twitteo el 27 de Octubre felicitando a los finalistas del concurso). De este modo agrega valor a la motivación de participar y, de paso, pone a disposición de su movimiento la creatividad repartida en una ciudadanía anónima. Y gratis. Los efectos multiplicadores de dicha estrategia no tiene límites y genera replicas que adquieren vida propia y valor en sí mismo. Por ejemplo, en un divertido video que navegó por Internet como marketing viral, un conjunto de actores llama a defender los intereses de las empresas aseguradoras de salud con una ironía que ciertamente deja en una posición incomoda a los detractores de la reforma.

Ciudadanos comprometidos

Todas las iniciativas antes mencionadas van encaminadas a atraer a la política a ciudadanos interesados, pero poco comprometidos. No obstante, el movimiento social que lo apoya no sobreviviría sin el esfuerzo de lo que Russell Hardin denomina un grupo privilegiado con motivaciones extra racionales (véase Collective Action, página 101 y siguientes). Es decir, un subgrupo de la población que está altamente motivado y dispuesto a organizarse. Dicho grupo necesita de rituales periódicos que les haga revivir el carácter épico de lo que los mantiene unidos. Para ellos, Obama a perfeccionado una retórica con frases y arengas que hace rato adquirieron vida propia en la web («yes we can», «we are fired up, ready to go«, «we are making history», «this is about us», etcétera).

Pero Obama sabe que la arenga no basta. Para esa población, Obama y su equipo necesita de mensajes más elaborados de lo que permite twitter, por eso, también ha hecho uso extensivo de otras herramientas de la web. Por ejemplo, desde mayo, las personas inscritas en el mailing list de la cuenta de correo de la Casa Blanca han recibido 16 e-mails con contenido sobre la agenda política del presidente Obama. La mayoría de ellos escritos por David Axelrod (quien fuera jefe estratégico en la campaña y actualmente es asesor senior en la Casa Blanca). El propio Obama ha escrito cinco; de ellos tres se han referido a aspectos de la reforma de salud. Por otro lado, semanalmente, Obama hace un discurso a la nación (weekly address), los que quedan disponibles en YouTube. En ellos, detalla en 5 a 6 minutos aspectos esenciales de su agenda. Hasta la fecha, la mayoría de esos videos se han centrado en las medidas que ha adoptado para enfrentar la crisis económica y la reforma de salud. En total, esos discursos han sido reproducidos más de 3 millones de veces y generado debates en línea que alcanzan cerca de los 30 mil mensajes. La siguiente tabla resume dicha información.

YouTube: Weekly Address (Canal WhiteHouse.gov)

Mes

Hablan de Health Care

N° de veces visto

N° de comentarios

Ene

2

1,429,185

8,599

Feb

3

402,785

3,843

Mar

3

235,315

2,047

Abr

0

0

0

May

1

52,408

596

Jun

1

40,120

470

Jul

5

248,354

3,270

Ago

3

214,002

5,494

Sep

2

121,956

1,178

Oct

5

198,922

3,553

Total general

25

2,943,047

29,050

Nota: Para información más detallada puede acceder desde aquí

Finalmente, al igual que en la campaña presidencial, a través de Organizing for America, Obama tiene un equipo dedicado a responder una a una las afirmaciones que se han hecho en contra de la reforma de la salud. De este modo, sus seguidores quedan bien documentados para responder a las opiniones de sus adversarios políticos, amigos, y otras personas con las que conversan sobre temas de interés público. Nuevamente, la estrategia ha sido difuminar información vía medios sociales, invitando a los lectores a retransmitirla.

La clave del éxito de Obama para mantener una red social vigorosa está en cultivar los vínculos con frecuencia y siempre abriendo el camino a un contacto o acción futura. Por ejemplo, el pasado sábado 7 de Noviembre, el proyecto de ley de reforma del sistema de salud fue aprobado en la cámara de representantes en lo que constituye el primer gran éxito político de Obama. Esa misma noche, Barack Obama envió un mensaje de agradecimiento a los ciudadanos (ver mensaje) y su equipo envió otro mensaje personalizado a cada inscrito en http://www.mybarackobama.com contándole cómo votó el representante de su zona.

Obama está demostrando que usando métodos no convencionales es posible generar participación ciudadana tanto para ganar una elección como para ir más allá e influir en el proceso legislativo. Un lobby ciudadano que está incomodando mucho a los lobbystas profesionales.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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