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Maxine Swann hippie

Iván Thays
Por : Iván Thays Escritor peruano
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Maxine Swann. Foto: João Pina for The New York Times

Confieso que la novela que leí de Maxine Swann, Chicas serias (Emecé) me dejó perplejo, por no decir aburrido. La carátula, con esas piernas colgando, me hablaba de confesiones adolescentes. Como meterse en el baño de chicas. Y algo de eso hubo. Pero pensé que podría ser más interesante. Quizá la lectura de Las vírgenes suicidas me marcó mucho. En fin, como sea, no compré, ahora que estuve en Buenos Aires, su nuevo libro también en Emecé Niños Hippies cuyo título y carátula me interesó aún menos. La autora vive entre EEUU y Argentina. La revista Ñ trata de convencerme. No lo hará. Yo estoy más aburrido del hippismo que Houellebecq de su vieja. La nota también trae un texto, este sí bueno, de Swann sobre el exilio en Argentina. Dice la nota:

No hay reglas para los cuatro hermanos de Niños Hippies. No hay límites, no hay horarios, no hay nadie que grite, cuando ya está oscureciendo, «hora de entrar». Lu, Maeve, Clyde, Tuck —dos niñas y dos niños— «son libres de correr hacia donde quieran cuando quieran, así que lo hacen». Se pasan la vida arriba de los manzanos, bailan bajo la lluvia, se cubren el cuerpo con barro y se secan al sol. Ven a sus padres y a los amigos de sus padres bañarse desnudos en el arroyo. Maxine Swann tuvo una infancia similar a la de los hermanos de Niños Hippies (Emecé, 2009), en una granja de Pennsylvania, donde nació en 1969. «Una crianza sin límites te permite muchas aventuras, pero, por otro lado, te provoca miedo y mucho sentido de la responsabilidad. Tenés que formular tus propios límites», dice, vía e-mail, desde Nueva York, donde se encuentra dictando clases de Escritura Creativa en la Universidad de Columbia. La novela está estructurada en ocho relatos, que varían de la tercera a la primera persona (en la voz de Maeve, la segunda hija de la familia y alter ego de Swann) y que tienen ritmos y tonos diferentes. Cuentan, como si alguien estuviera marcando la estatura de los niños en una pared, distintos momentos de la particular crianza de los cuatro hermanos: una visita a la casa en ruinas de los excéntricos abuelos paternos, un viaje en auto con el padre (una figura por momentos adorable y por otras odiosa, pero siempre presente) y su nueva novia, la entrada en la adolescencia y los primeros pudores. En cada nuevo relato, los hermanos han crecido uno o dos años. El salto temporal de los capítulos tiene su correspondencia en el tiempo que le demandó a Swann concluir el libro. El primer relato fue escrito en 1997 y ganó el premio O.Henry, el Pushcart, el Ploughsares ´Cohen y un lugar en The Best American Short Stories (…) Maxine Swann llegó a Buenos Aires en abril de 2001, inicialmente por siete meses, pero su estadía se prolongó. En una crónica en The New York Times cuenta su experiencia durante la crisis, sus mudanzas, su descubrimiento de los barrios, gente y costumbres de Buenos Aires. Justamente, esta ciudad es escenario de su próxima novela «Los Extranjeros», que se publicará en 2010. «La novela sigue la historia de tres mujeres extranjeras –una ucraniana, una alemana y una americana- que llegan a Buenos Aires diez años atrás. Aunque pertenecen a mundos sociales muy distintos, sus caminos se cruzan. Estoy interesada en poder captar una Buenos Aires particular así como también la condición del extranjero». Entre los escritores argentinos que leyó y le gustan nombra a Alejandra Pizarnik, Borges y Saer. «Tengo un particular afecto por la obra de Bioy Casares y en una nota más actual me gusta mucho Pola Olaixarac, su libro Las Teorías Salvajes: me impresionó«, dice.

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