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Chile cambió, entonces nueva Constitución

Matías Silva Alliende
Por : Matías Silva Alliende Abogado y Profesor Derecho Constitucional
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Muerto el personaje para quien nuestra Constitución fue redactada, la existencia de la misma con sus reformas no tiene ningún sentido; esto en el supuesto de que el presidente electo sostenga que la derecha cambió.


Chile cambió, ese fue el error de la Concertación, no entender que el país cambió y que ella ciertamente colaboró para que así fuera. Cuando pasas veinte años esforzándote para reformar las cosas, puede ser perfectamente posible que la ciudadanía te pida que des un paso al costado y decida que sean otros los que gobiernen.  El país cambió y son los gobiernos de la Concertación los que han permitido ese cambio.

La pregunta que cabe hacerse es si la derecha cambió. El presidente electo dice que sí. Personalmente tengo mis dudas, ejerzo aquí mi derecho a la sospecha, pero si realmente Piñera considera que junto con el país su sector político cambió, debería entonces agregar a su programa político el proyecto de una nueva Constitución para el bicentenario.

[cita]Muerto el personaje para quien nuestra Constitución fue redactada, la existencia de la misma con sus reformas no tiene ningún sentido; esto en el supuesto de que el presidente electo sostenga que la derecha cambió.[/cita]

Muerto el personaje para quien nuestra Constitución fue redactada, la existencia de la misma con sus reformas no tiene ningún sentido; esto en el supuesto de que el Presidente electo sostenga que la derecha cambió.

A pesar de las reformas del 2005, siguen pendientes cuestiones relativas a la parte dogmática de
la Constitución Política de la República. En esta perspectiva debemos reconocer que si bien las reformas del año 2005 implicaron un avance, hay quienes sostenemos que nos regimos por la Constitución autocrática del régimen militar.

Persiste la doctrina de la seguridad nacional al subsistir el Cosena con carácter consultivo. La seguridad nacional como concepto es contraria al Estado Constitucional de Derecho. Las democracias modernas no aceptan la existencia de órganos consultivos.

La autocracia de nuestra democracia –vaya contradicción- se manifiesta también en el excesivo poder del Presidente de la República y la falta de representación democrática en el Congreso producto de los problemas que presenta el sistema mayoritario binominal. Este es un aspecto que afecta profundamente nuestro sistema político. En Chile, la participación política y el ejercicio del sufragio en un sistema binominal que subsidia la segunda mayoría, se torna irrelevante. Este sistema asegura un empate que impide el gobierno de la mayoría en el parlamento y se dificulta la amplia representación política que existía en Chile bajo la vigencia de la Constitución del 25.

El sufragio en nuestro sistema político hoy es relevante en la elección presidencial. La razón de esto es que la Constitución fue concebida como un traje a la medida para que Pinochet fuera presidente y todos los demás cargos estuviesen subordinados a éste. En esto no ha cambiado mucho el carácter autocrático de la Constitución.

En cuanto al derecho a sufragio, se establece un sistema de voto obligatorio y de sanción para aquel ciudadano que no vota, este sistema permite que sólo participen aquellos que quieran mantener un bajo nivel de participación, acompañado de un desprestigio mediático de la actividad política a veces con justificación, pero otras tantas veces sin ningún tipo de base. Necesario parece entonces renovar nuestro padrón electoral, hoy bastante envejecido abriéndonos a la posibilidad de discutir un cambio en el sistema hacia una inscripción automática y voto voluntario. Debemos comprender que un sistema de inscripción automática y voto voluntario, que dé en la práctica lugar a un número de personas que no participen en el sistema electoral no significa como consecuencia necesaria que la democracia pierda en su legitimidad.

Robert Dahl y Bruce Ackerman sostienen que en una poliarquía para el primero, o en una democracia dualista para el segundo, parte de la victoria del proyecto democrático se juega en la posibilidad de que existan formas de participación y de desarrollo de las personas que compitan con la participación política, en palabras de Alfredo Jocellyn-Holt, el éxito del proyecto democrático pasa también por permitir otras formas de participación distintas a la política, sociedad civil en otras palabras.

Corresponde también terminar con los requisitos de avecindamiento para sufragar y ocupar cargos públicos, permitiéndose la posibilidad de votar a los chilenos residentes en el extranjero. Se trata entonces de poner término a todas las discriminaciones en el ejercicio de la ciudadanía.

La democracia también debe alcanzar a los partidos políticos, el ejercicio del derecho a sufragio implica incorporar como votación popular las elecciones primarias de los partidos y coaliciones políticas. Ello implica abandonar la doctrina del fallo primarias del Tribunal Constitucional, que consideró que éstas no eran elecciones populares. Se debe modificar esta decisión interpretando la Constitución de manera republicana y democrática. Esto sucedió en los fallos anteriores a 1990 en que este órgano interpretó la Constitución en contra de las presiones del gobierno de la época y que permitió el desarrollo de elecciones con registros electorales, franjas televisivas y campaña política.

A modo de conclusión, el nuevo paradigma democrático, pasa necesariamente por teniendo como base las reformas del año 2005, repensar nuestra constitución que siguiendo un espíritu republicano y democrático nos encamine al Bicentenario hacia una nueva Constitución. Urge defender el derecho a la deliberación, a la crítica política y a interpelar el poder. Esta es la única forma de expandir nuestras virtudes democráticas y pasar a un nuevo paradigma.

Lo que se observa en distintos grupos ciudadanos, al hacer valer sus demandas y que en algunos casos se presentan como desobediencia civil, implica un desafío para nuestro sistema político que ve con desconfianza la participación ciudadana.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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