La necesidad de construir a baja altura y densidad media se constituye hoy en una necesidad vital para reconstruir nuestras ciudades, hacerlas más humanas, nobles con el desarrollo de la vida del ser humano.
En la historia de las ciudades chilenas y en su diseño, construcción y urbanismo, las grandes tragedias han gestado las pequeñas conquistas en materia de salubridad, seguridad constructiva. Las primeras leyes en materia urbanística y de construcción surgieron después de grandes pestes y movimientos sociales que remecieron las ciudades. Tuvimos que esperar el terremoto de Chillán para que se formalizara la Ley de Urbanismo que rige nuestro territorio. Es de esperar que esta gran tragedia produzca los cambios necesarios para resguardar la vida humana.
Hace años que connotados especialistas no solo del país sino también del extranjero vienen dando a conocer la existencia de modelos obsoletos de diseños arquitectónicos tanto en los edificios como en el diseño urbanístico. Los edificios en altura sobre los seis pisos han demostrado frente a catástrofes serias deficiencias en el traslado de personas, abastecimiento de agua, electricidad y gas.
[cita]La necesidad de construir a baja altura y densidad media se constituye hoy en una necesidad vital para reconstruir nuestras ciudades, hacerlas más humanas, nobles con el desarrollo de la vida del ser humano.[/cita]
A su vez la experiencia síquica, de vivir un movimiento sísmico en su interior ha gestado en las personas traumas síquicos difíciles de olvidar. Por otro lado, estos edificios de grandes alturas van gestando a su alrededor en el barrio graves externalidades negativas, ya sea en asoleamiento, vistas, privacidad de los predios. Fiel ejemplo de esta situación, es el conflicto vecinal en la comuna de Ñuñoa, el plebiscito en la comuna de Vitacura, en la comuna de La Reina, etc. ¿Cuántos conflictos más deberá la ciudadanía soportar para cambiar la mentalidad de los técnicos e inmobiliarios?
El laissez faire urbano con normativas permisivas con escaso control de la ciudadanía, como el permitir construcciones cercanas a las playas, la instalación de poblaciones en áreas de inundación, en terrenos de remoción en masa, está hoy día siendo el responsable de tantas muertes. Es decir nuestra historia ciudadana se sigue escribiendo con la sangre y muerte de chilenos que confiaron en sus autoridades, en los constructores de edificios, en la modernidad inmobiliaria.
La necesidad de construir a baja altura y densidad media se constituye hoy en una necesidad vital para reconstruir nuestras ciudades, hacerlas más humanas, nobles con el desarrollo de la vida del ser humano. Las áreas verdes surgen no solo como un lugar de esparcimiento y recreación del espíritu sino también como un lugar de albergue frente a los desastres naturales. ¿Cuántas personas no durmieron en su auto cerca de una plaza para resguardase de un muro? La vida nos está demandando nuevos cambios en la vida de nuestras ciudades. Es vital acoger ahora el silencio de los muertos.