Publicidad

Nominaciones y calificaciones

Codelco es el ejemplo más notorio, ya que durante los 20 años de los gobiernos concertacionistas siempre estuvo a cargo de la Democracia Cristiana.


En Chile  los sectores populares sufren mucho más por la falta de calificación de  los designados en  altos cargos de gobierno, que por las orientaciones políticas de  quienes ocupan los cargos.

Tal vez el error más grande en los gobiernos de la Concertación y factor principal  de su derrota electoral, ha sido el privilegiar el cuoteo  político  para las nominaciones pasando por alto las calificaciones profesionales.

Basta con mencionar en el pasado gobierno la nominación del abogado Sergio Espejo como Ministro de Transporte que  condujo a la catástrofe inicial del Transantiago, la nominación de la Sra. M. Hornkol, asistente social, como Ministro de Agricultura  y al economista(¿?) Luis Ajenjo como Presidente de Ferrocarriles del Estado. Cuando se nombra a una persona inexperta en un cargo especializado no sólo  le toma un tiempo largo en conocer el oficio, sino que además se ve obligada a recurrir a asesores externos y a formular consultas varias antes de tomar  decisiones.

[cita]Codelco es el ejemplo más notorio, ya que durante los 20 años de los gobiernos concertacionistas  siempre estuvo a cargo de la Democracia Cristiana.[/cita]

Dos recientes nominaciones a cargos de gran impacto en instituciones del Estado se han materializado en el Gobierno de Piñera: la del ingeniero civil de minas Diego Hernández, ejecutivo de BHP Billiton,  como presidente de Codelco y la de  Jorge Atton, ingeniero electrónico, ejecutivo de Telefónica del Sur, como Subsecretario de Telecomunicaciones.

La gente que no se ubica bien en lo que debe ser la oposición política  al gobierno de Piñera ha emprendido una campaña de satanización de estos nombramientos por provenir del sector privado y por haber tenido distintas actuaciones en  las empresas  privadas en las cuales se desempeñaron.

Al cuoteo de los cargos hay que sumar que las principales instituciones públicas han sido una especie de coto de caza privado de determinado partido. Codelco es el ejemplo más notorio, ya que durante los 20 años de los gobiernos concertacionistas  siempre estuvo a cargo de la Democracia Cristiana.

A finales del gobierno del Sr. Aylwin un operador descontrolado perdió más de 100 millones de dólares  en especulaciones con el precio del cobre.

En Corfo, a un vicepresidente ejecutivo, yerno del Presidente Lagos, le robaron  otros 100 millones de dólares, sin que el mismo se diera cuenta del robo. Y en Ferrocarriles del Estado se adquirieron trenes de segunda mano para la red al Sur de Temuco, con un gran fracaso y desprestigio para la Concertación .

Y finalmente en ENAP se perdieron mil millones de dólares por mal manejo de las operaciones de cobertura a futuro en las compras del crudo.
La experiencia reiterada indica que no es suficiente ser un gran especialista en un área de la ingeniería para tener un desempeño eficiente. Se requiere además, capacidad de gestión y buen manejo de las relaciones humanas y políticas.

Pero lo que si se puede afirmar es que quien desconoce el área técnica de su institución o empresa, no puede finalmente obtener una buena operación con beneficio para el conjunto de la economía. La selección de personal altamente calificado es la primera condición para hacer funcionar bien el sector estatal.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias