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El Mineduc debe responder

Rodrigo Vidal Rojas
Por : Rodrigo Vidal Rojas Vicerrector académico de la Universidad de Santiago de Chile.
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Con un gesto de tres semanas no reduciremos ninguna brecha, no mejoraremos los resultados ya previstos y muy similares a los de todos los años anteriores de PSU.


En relación con la postergación de la fecha de rendición de la PSU, por cierto que el Consejo de Rectores de Chile, como así lo ha manifestado públicamente y siempre lo ha hecho, tiene la mejor disposición para resolver de manera benéfica para los estudiantes que rendirán la prueba, esta decisión. No obstante, la pregunta que el Ministerio de Educación debe responder es: ¿Cuál es el beneficio real para los estudiantes de 4º año medio de aplazar la PSU? Por el momento no hay respuestas sino solo insinuaciones de las cuales se pueden inferir algunas ideas.

Primero, que los estudiantes de colegios dañados por el terremoto y que debieron retrasar el inicio del año académico, alcancen a ver todas las materias requeridas del último año de secundaria. Esta respuesta es insuficiente. En la mayoría de los colegios afectados por el terremoto habría que postergar la prueba no menos de seis meses para terminar de ver materias pendientes de toda la secundaria. Además, en general los cuartos medios finalizan antes que el resto del colegio sus clases para terminar de preparar la prueba y por lo tanto se tiene una holgura de dos o tres semanas para ponerse al día. Sin olvidar que faltan más de 7 meses para la PSU por lo que se cuenta con tiempo suficiente para reprogramar clases, sin tener que completar materias recién en diciembre.

[cita]Con un gesto de tres semanas no reduciremos ninguna brecha, no mejoraremos los resultados ya previstos y muy similares a los de todos los años anteriores de PSU.[/cita]

Una segunda respuesta implícita es: para mejorar las oportunidades de todos en la PSU. Esto es irreal. La famosa brecha entre colegios (de la cual todos hablan durante las dos semanas posteriores a la entrega de los resultados y todos olvidan durante los 11 meses y medio siguientes), no se resuelve con dos o tres semanas de postergación de la prueba. La famosa brecha es un problema estructural de la educación chilena y no una cuestión que se resuelve con dos o tres semanas más de tiempo para rendir la PSU.

Una tercera respuesta implícita tiene que ver con la necesidad de hacer un gesto institucional, un gesto país, de comprensión, de solidaridad hacia los estudiantes perjudicados. Pido disculpas de antemano, pero seré brutal: en una situación como la que el país ha vivido, los gestos sirven de poco. No pasan de ser fintas hipócritas para evitar hacer lo que se debe hacer. Viviendas reales; colegios reales; calidad de educación real; oportunidad de éxito real en la PSU; oportunidad real de estudiar en la educación superior y de encontrar un empleo en el futuro. Con un gesto de tres semanas no reduciremos ninguna brecha, no mejoraremos los resultados ya previstos y muy similares a los de todos los años anteriores de PSU de ningún estudiante que ya tiene déficit en su capital cognitivo en colegios municipalizados y subvencionados; y no se podrán incorporar todas las materias faltantes. El gesto no pasará de ser un acto inútil.

Por último, ¿será necesario prolongar el terremoto hasta enero de 2011? En la prensa escrita, el terremoto terminó hace unas dos semanas. Hoy en día solo se le consagran algunas medias páginas casuales a este evento. Y desaparecerá oficial y definitivamente de los medios de comunicación el primer día del Campeonato Mundial de Fútbol. Y las fiestas patrias del bicentenario, más allá de algunas reminiscencias discursivas, terminarán por sepultarlo. ¿Tendrá sentido resucitarlo con un proceso de admisión a las universidades terminando a fines de enero, cuando todos quieren estar de vacaciones, simplemente porque el terremoto obliga? Sugiero que el Ministerio de Educación responda la pregunta planteada y proponga un plan responsable y serio para recuperar tiempo durante el año y disminuir la brecha estructural, antes de que el Consejo de Rectores responda.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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