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Desindustrialización en marcha

La desinversión industrial se focaliza en plantas industriales que parecían ya consolidadas, como la fábrica TICINO de Rengo, que producía desde hace 50 años pequeños accesorios eléctricos.


La Corporación de Bienes de Capital, organización privada que hace el catastro de los proyectos en el país revela que para el quinquenio 2010 -2014 lo planeado por las empresas públicas y privadas alcanzará  a los 68.000 millones de dólares. Sin entrar al detalle de los proyectos, informa que para el sector industrial (se entiende  el de la industria manufacturera) sólo se ejecutarán 1.367 millones de dólares, es decir  2% del total. Además como en el sector industrial se debe producir una renovación mínima del  parque  de maquinarias  por obsolescencia y  desgaste, es muy probable que la  escasa inversión no alcance  a esa renovación, con lo que se producirá una desinversión neta.

Los principales sectores, la energía, la minería, las Obras Públicas, los Puertos, el Forestal y el Inmobiliario, están considerados aparte. Es sólo la industria manufacturera la afectada por esa carencia de inversiones. Es interesante señalar que la inversión en proyectos inmobiliarios es 7 veces la inversión en  el sector industrial.

¿A qué se debe la falta de interés por desarrollar los proyectos  industriales?

[cita]La desinversión industrial se focaliza en plantas  industriales que parecían  ya consolidadas, como la fábrica TICINO de Rengo, que producía desde hace 50 años pequeños accesorios eléctricos.[/cita]

No cabe duda que en una economía de mercado como la chilena si hay un sector como el bancario que  permite una rentabilidad del 20 % anual  sobre el patrimonio, con muy poco riesgo, se desalienta la inversión en sectores que obtienen menores rentabilidades  y que además tienen un  porcentaje de riesgo en su desarrollo. Hay que agregar el inconveniente de un tipo de cambio que tiene al peso sobrevaluado y con escasas posibilidades de competir  en el mercado internacional.

La desinversión industrial se focaliza en plantas  industriales que parecían  ya consolidadas, como la fábrica TICINO de Rengo, que producía desde hace 50 años pequeños accesorios eléctricos y la paralización de la planta de zinc de Huachipato. Esta última obligará a importar no sólo la hojalata de las conservas chilenas, sino que también las planchas de zinc acanalado que permiten techar  las viviendas sociales y  las demás construcciones  industriales.

¿Es inevitable que Chile se desindustrialice? ¿podría diseñarse un plan dentro de una economía de mercado para impulsar la industria manufacturera?

Efectivamente si hay tanto interés por invertir en la Minería, en plantas de energía y en proyectos inmobiliarios… ¿qué inconveniente existe para obligar a una compensación en que todo proyecto en esos sectores comprometan una inversión adicional en el sector industrial?  Además ¿por qué no incluir la compensación  con la inversión en plantas de alta tecnología, y en centros de investigación y desarrollo?

Sería  una especie de royalty aplicado a los sectores de alta rentabilidad que sin traducirse en  impuestos para las arcas fiscales obligaría a invertir adicionalmente de acuerdo a las necesidades nacionales de desarrollo.

Este sistema se ha aplicado antes en Chile y en otros países  con respecto a las compras  militares y se encargó a la CORFO en el caso chileno de evaluar las compensaciones de estas adquisiciones.

Interesante sería evaluar si la expansión del sector bancario que tiene las más grandes rentabilidades  podría incluirse con una compensación en algún sector prioritario, por ejemplo el informático o el de las comunicaciones.

Las nuevas tecnologías vinculadas a recursos naturales pueden dar origen a la fabricación  en Chile de varias plantas industriales en las cuales  estamos en el umbral de la innovación, es decir donde concentrando el esfuerzo y la inventiva podrían obtenerse resultados que volvieran a hacer realidad el lema con que generaciones de ingenieros se formaron en Chile en las décadas pasadas: “Chile es y será un país industrial”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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