Escribí una columna en El Mercurio sobre el sustrato autoritario y conservador que existe en la derecha chilena, y que aflora de cuando en vez aunque resulte políticamente incorrecto, causándole más de un problema –hasta de índole familiar– al primer mandatario, que quisiera de todo corazón que aquella estuviese hundida y bien hundida. He recibido hartos insultos, me cuentan. Si así es, ello confirmaría mi tésis.