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La vida en un partido de fútbol

Rodrigo Álvarez Z.
Por : Rodrigo Álvarez Z. Subsecretario de Hacienda
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Los Mundiales (“de las cosas menos importantes la más importante”) con su periodicidad olímpica, pero al mismo tiempo con la irregularidad de la asistencia chilena nos permiten ese recuerdo escalonado en la vida… en realidad, nos acompañan mientras se nos va pasando la vida y mientras se desvanecen personas y épocas, universales o íntimas.


Hace algunos días escribí en Twitter un par de preguntas, aprovechando la fuerza que viene desde Sudáfrica. ¿Cuál era el primer partido que recordaban de un Mundial? y ¿El mejor equipo que no fue campeón? Me sorprendió la cantidad y variedad de las respuestas. Pero mi interés fue más allá de las siempre discutibles opiniones futbolísticas y si el mejor equipo era Brasil 82´, Holanda 74’ o el bien patriotero mensaje de Chile 62’.

Me asombró, en realidad, el nivel de detalle y circunstancias de muchas de las respuestas: recuerdos vívidos y presentes. Como había comentado que mi primer partido era, muy niño en las rodillas de mi papá, la final de Alemania 1974, me encontré leyendo en 140 caracteres, imágenes de las vidas de ayer de tantas personas… memorias y lágrimas con abuelos; asados con amigos del alma; abrazados en el colegio con compañeros olvidados o esquivando alguna clase universitaria, para gritar por Chile y 10 selecciones distintas, que recordaban el terruño de sus ancestros o el equipo que los identificaba por pasión, técnica o estilo.

En verdad, en nuestros años de paso por esta vida, probablemente los Mundiales son de aquellas fechas que recordaremos por siempre, sabiendo donde estábamos, pero más importante aún, nostálgicamente evocando –con dejos agridulces de tristeza y felicidad- cómo éramos y quienes nos acompañaban. Así es, más allá de las conmemoraciones, alegres u obscuras, que construyen nuestra historia personal: cumpleaños, graduaciones, matrimonio o nacimientos, son pocos los eventos que permiten ese recuerdo imborrable y persistente. Claro, algunas grandes noticias conceden revivir breves instantes del pasado. Es un lugar común que la generación de mis padres recuerda exactamente el momento del asesinato de Kennedy o la llegada a la Luna. Muchos de nosotros sabemos dónde vimos al Papa en Chile, escuchamos de la caída del Muro o cómo supimos del ataque a las Torres Gemelas. Pero todas ellas, además de ciertamente más desgarradoras, importantes y profundas, son aisladas, de muchas maneras irrepetibles y sobretodo tan inmensas, que nuestra propia realidad queda en claroscuros y terceros planos.

[cita]En 60 años más, alguien como Guarello o Bianchi recordará -cual  personajes míticos del pasado- a Sánchez, Mati Fernández, Bravo, Valdivia, Beausejour, Medel, Isla, Suazo, Ponce, Marc González, etc.[/cita]

En cambio los mundiales de Fútbol (“de las cosas menos importantes la más importante”) con su periodicidad olímpica, pero al mismo tiempo con la irregularidad de la asistencia chilena nos permiten ese recuerdo escalonado en la vida… en realidad, nos acompañan mientras se nos va pasando la vida y mientras se desvanecen personas y épocas, universales o íntimas.

Cada uno puede pensar en instantes vinculados a esos partidos: la conversación con los que ya no están, por su cercanía ocasional o por la partida permanente; el comentario que ya no oiremos por el silencio eterno de las voces queridas o los sentimientos de furia, dicha o tristeza, que diferentes edades y estados de ánimo, infunden en nuestras almas.

En mi caso, reviven mi infancia puntarenense y los siete años de edad junto a mis padres y hermanos; donde los nombres del Polo Vallejos, Reinoso, Chamaco Valdés, Quintano, el negro Ahumada, el pollo Veliz, son un eco lejano y glorioso. De allí un salto a ese tercero medio, en el que todos creemos ser grandes y maduros… al igual que creíamos que el gato Osbén, René Valenzuela, Gamboa, Moscoso, Yáñez (nuevamente Elías y Caszeli)  y… sobretodo el magallánico Mario Galindo nos llevarían a la Gloria… ambos sólo espejismos dolorosos, que o el tiempo tornó en realidad….o las derrotas en Asturias y el penal perdido (nunca se gritaron tantos insultos en mi colegio salesiano, sacerdotes incluidos).

De pronto un escalón inmenso, donde transcurre en un soplo toda la universidad, años en el extranjero,  los primeros trabajos, para encontrarme con Francia 98´: casado, con hijo y el primer año de diputado por Magallanes ¡Recuerden: una experiencia anterior a los presidentes Lagos, Bachelet y Piñera! Nelson Tapia, Ronald Fuentes, Salas, Zamorano, el coto Sierra, Estay, Reyes, Margas, Parraguez… nos llevaron, en medio del penal injusto de Italia y el gol de Austria en el minuto 90´ a octavos de final y al 4 a 1 de Brasil… en contra!

De allí, 12 años dejan el paso a esta tremenda selección de grandes futbolistas y atletas. Valientes y directos, que no solo alegran el espíritu en el año del terremoto, sino que también nos enorgullecen por sus victorias en tierras lejanas. 60 años después de la última victoria en Brasil 50´ contra Estados Unidos por 5 a 2, con Livingstone al arco y, como me recordaba Fernando Paulsen, los goles de  Cremaschi, Robledo y Prieto. ¿Se dan cuenta? En 60 años más, alguien como Guarello o Bianchi recordará -cual  personajes míticos del pasado- a Sánchez, Mati Fernández, Bravo, Valdivia, Beausejour, Medel, Isla, Suazo, Ponce, Marc González, etc. Ellos no perciben que no sólo triunfaron sobre Suiza u Honduras, también ganaron un pequeño pasaje a la inmortalidad deportiva.

Y para que vean lo afortunados que somos el resto de los chilenos: hasta el gol del miércoles pasado, pocos podían saber de triunfos foráneos, pues menos del 12%  de los chilenos estaban vivos para esa lejana victoria en Recife.

Finalmente, algo más ligero. Un nuevo trivia futbolístico. Desde el mundial del 94’ las victorias dan tres puntos. ¿Algún equipo ganó dos partidos, perdió otro y con seis puntos salió tercero? ¿Alguien sabe? En cinco mundiales… Sí, eso le ocurrió a dos grandes: Argentina y Bélgica en el mundial del 94’… ¡Pero con la suerte que ese año también clasificaban los mejores terceros!… Y para encontrar un equipo con dos victorias que no clasificó a segunda vuelta deberíamos llegar hasta…. ¡Argelia el 82!

¡Que la vida no sea injusta esta ocasión!

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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