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Fracasó una maniobra especulativa

Patricio Herman
Por : Patricio Herman Presidente de la Fundación Defendamos La Ciudad.
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El miércoles 30 de junio pasado sesionó el Consejo Regional (CORE) Metropolitano para decidir respecto de un nuevo intento de expansión urbana, ahora sobre 10.000 hectáreas de esta colapsada región. El proyecto denominado PRMS 100, y que fuera concebido por el gobierno ciudadano (?) de Bachelet a solicitud de varios particulares que deseaban obtener plusvalías vía el expediente de que se modificaran los usos de suelo de sus territorios agrícolas a urbanos, despertó, no sólo la oposición de todas las organizaciones de la sociedad civil, partiendo por la Federación de Juntas de Vecinos de la región metropolitana y del movimiento ambientalista, sino además de la mayoría de la facultades de arquitectura del país y de connotados urbanistas.

Se deseaba establecer la figura de las Zonas Urbanizables Condicionadas (ZUC) en terrenos de 60 hectáreas incluyendo áreas verdes virtuales y cuyo mérito sería el que cada titular debía asumir el costo de las externalidades negativas ocasionadas con su intervención inmobiliaria obligándose a que el 8% del total de los inmuebles tenían que ser viviendas sociales. Bonito en el papel, pero ya sabemos como estos buenos deseos desaparecen en la hora de la materialización de los negocios. Este polémico proyecto fue elaborado por la empresa consultora Atisba Inc. y hasta ahora los que ejercen el poder político no han dicho quienes son los que se beneficiarían con los cambios de uso de suelo.

El pretexto para justificar la modificación en las reglas del juego urbanístico era que Santiago inexorablemente tenía que seguir creciendo, nos gustara o no, y que no existirían terrenos para absorber este aumento de la población, falaz argumento que quedó desmentido por los hechos : existen entre 7.000 y 8.000 hectáreas con aptitud urbana con todas las obras de infraestructura necesarias para acoger viviendas de todo tipo en varias comunas centrales, lo que es de conocimiento generalizado.

[cita]El pretexto para justificar la modificación en las reglas del juego urbanístico era que Santiago inexorablemente tenía que seguir creciendo, nos gustara o no,[/cita]

Por 14 votos en contra de los 26 consejeros que tenían que decidir, se rechazó esta pretensión que no tenía fundamento técnico alguno, lo cual es indicativo de que primó la cordura y el sano razonamiento. El intendente Fernando Echeverría, alentador de esa iniciativa, a pesar de los esfuerzos que hizo ante los consejeros de la Concertación para que votaran a favor, quedó muy triste con el resultado y según hemos leído en la prensa interesada se están buscando fórmulas astutas para que se someta a nueva votación el proyecto. Los funcionarios más despiertos del Minvu, de la Intendencia y de la Secretaría General de la Presidencia están en conciliábulos para “solucionar” el impasse.

Creemos que es necesario hacer un poco de historia respecto a lo que sucede en la cuenca de Santiago para entender bien el voto de rechazo de la mayoría de los consejeros regionales que tuvieron la virtud de recapacitar. En agosto de 1996 esta región fue declarada como zona saturada para 4 contaminantes y latente para dióxido de nitrógeno y por ello, de acuerdo al mandato de la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente, en mayo de 1998, se puso en marcha el Plan de Prevención y Descontaminación Atmosférica (PPDA).

Este instrumento normativo ambiental decía que esta región es la más poblada, a pesar de que es la más pequeña en superficie y densa del país, enfatizando que sus características meteorológicas son muy desfavorables para permitir la dispersión de los contaminantes generados por las fuentes fijas y móviles, éstas últimas muy crecientes en los últimos años. Una de sus medidas para contrarrestar las emisiones tóxicas contemplaba evitar la expansión horizontal de la ciudad con la idea, entre otras, de que el sistema de transporte fuera más racional.

En dicho documento también se decía que la mala calidad del aire se debía a múltiples factores, entre los cuales se mencionaba la disminución de la cubierta vegetal, impermeabilización del suelo y cambios en las tasas de reposición de las napas freáticas, pérdida de bosque nativo y erosión. Todos sabemos que un alto porcentaje de las áreas verdes descritas en el PRMS son simples peladeros porque no ha habido interés por parte de los distintos gobernantes en materializarlas como tales. Pero sí hemos escuchado a Piñera que en su gobierno se plantarán 17 millones de árboles. ¿ Será verdad ?  Hoy en día, 12 años después, el PPDA se ha “flexibilizado” en demasía por presiones sectoriales y por ello no se han dado los resultados esperados, el Transantiago todavía está en deuda y, de acuerdo a cifras del INE, el 43% de la población del país se concentra en las 52 comunas de esta megalópolis: Chile tiene 346 comunas.

A mayor abundamiento, en el PRMS de 1994, se objetaba la liberación del uso de suelo introducida en 1978 por los Chicago boys, manifestando que en democracia “el verdadero sujeto del desarrollo urbano es la comunidad organizada” y el intendente de la época, el médico Alex Figueroa, manifestaba que con la publicación de ese instrumento normativo urbano “se ponía coto al desmesurado crecimiento en extensión de la ciudad, que ha obligado a expandir la infraestructura urbana con costos gigantescos” y por ello se proponía crecer hacia adentro, densificando prudentemente, para llegar a los 150 hab/ha. al año 2020.

Pero como en la Viña del Señor hay de todo, en una frase para el bronce, después del rechazo del CORE, el mediático arquitecto Marcial Echenique, decía que esta región aumentará su superficie urbana en 3 veces para la celebración, en el 2041, de los 500 años de la fundación de Santiago, lo que fue profusamente publicado en ciertos medios repetidores de simplezas. Para avalar sus dichos tal profesional decía que en esa fecha Chile tendrá la categoría de país rico y que, por ello, su gente necesitaba vivir con amplitud, en casas tipo bungalow rodeadas de hermosos jardines, incluyendo piscinas y todo lo necesario para disfrutar de la vida bucólica. En cuanto a cifras, aseguraba que en esa futura fecha la densidad sería de 25 hab/ha, teniéndose en cuenta que actualmente la densidad es 90 hab/ha.

En cambio, el arquitecto Juan Honold, Premio Nacional de Urbanismo 2010, celebrando el rechazo a esta innecesaria expansión, postula que ha llegado la hora de la renovación urbana, tal como lo señaló en una entrevista publicada en el diario La Hora. Estamos de acuerdo con él en cuanto a que deben implementarse planes de remodelación en comunas tradicionales como Quinta Normal, Recoleta y otras tantas que disponen de infraestructura, vialidades y en general buenos estándares de urbanización : Construyéndose edificios de 4 pisos, con buenos espacios públicos, se recuperarían barrios enteros que deberían estar orientados a la clase media.

Ante el escenario descrito, declarándonos contrarios a la acromegalia que padecemos, y en la creencia de que el desarrollo urbano sustentable debe ser una realidad, sostenemos que ha llegado el momento de hacer un “borrón y cuenta nueva” en esta región para beneficiar al país y evitar la degradación ambiental en la cual estamos inmersos. El gobierno de Piñera tiene la gran oportunidad de hacer realidad el cambio que necesitamos, implementando políticas públicas orientadas a potenciar las regiones para que nuestro país, en unas décadas más, pueda ser más igualitario y equilibrado territorialmente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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