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La encuesta de los vulnerables

Francisca Márquez
Por : Francisca Márquez Decana de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Alberto Hurtado.
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Para una parte importante de la sociedad chilena las probabilidades de caer bajo la línea de la pobreza y la indigencia son altas. Pero en especial para quienes viven en el borde de la línea, es decir, la esforzada y precaria clase media.


Los resultados de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) para el año 2009, confirman lo que ya sabíamos desde mediados de los años noventa: Chile sigue las tendencias mundiales de las sociedades en desarrollo en términos de la creciente vulnerabilidad de su población. Esto es, para una parte importante de la sociedad chilena las probabilidades de caer bajo la línea de la pobreza y la indigencia son altas. Pero en especial para quienes viven en el borde de la línea, es decir, la esforzada y precaria clase media de este país.

La pobreza en Chile aumentó 1,4 puntos porcentuales entre los años 2006 y 2009, desde un 13,7 a un 15,1 por ciento. Es decir, 355.095 chilenos que el año 2006 no eran pobres- según  los indicadores de esta encuesta – tres años después lo son.

[cita]Para una parte importante de la sociedad chilena las probabilidades de caer bajo la línea de la pobreza y la indigencia son altas. Pero en especial para quienes viven en el borde de la línea, es decir, la esforzada y precaria clase media.[/cita]

No sabemos quienes son exactamente estas personas y sus familias, no sabemos si antes del año 2006 poseían buenos trabajos, si antes gozaban de un sistema de protección social y hoy lo dejaron de percibir, si en su historia de familia antes fueron también pobres, y si en realidad esta caída no es más que una entre tantas en su azarosa trayectoria de movilidad social. Pero sí sabemos, que antes del 2006 sus ingresos alcanzaban para más de dos canastas básicas de alimento; y hoy no les alcanza para ello. En síntesis, apenas dos años después, los recursos económicos y sociales con que ellos contaban, se deterioraron al punto de que no logran sobrevivir dignamente.

El anuncio de aumentar la frecuencia con que se aplica la encuesta, con el objetivo de mejorar las políticas sociales, debiera hacerse justamente en esta perspectiva. Esto es, de un seguimiento comprensivo – y no solo cuantitativo – de las características de estas familias que así como salen de la pobreza, también caen en ella. La encuesta Panel Casen 1996 – 2001 – 2006, tuvo como principal logro instalar en la agenda pública el drama de los vulnerables. Y transformó la pregunta por los indicadores de pobreza en una pregunta por la trayectoria de estas familias vulnerables. La información que la encuesta Panel Casen arrojó, debiera continuarse en esta perspectiva de modo de poder entregar nuevas luces a la orientación de las políticas sociales.

Ciertamente el Estado requiere trabajar en la perspectiva de un Sistema de Protección Social Universal que acoja y resguarde a los vulnerables y a todos aquellos cuyas condiciones de vida caen irremediablemente frente a los cambios de condicionamientos estructurales. Los procesos de desafiliación -es decir, de rupturas de los vínculos sociales que amarran las oportunidades laborales-, no son problemas solo de los hoy pobres, sino también de la sociedad chilena en su conjunto. Ello  habla de la importancia de reposicionar el debate sobre los nuevos términos en los cuales debiera construirse el contrato social entre el Estado, sus políticas y los vulnerables de nuestra sociedad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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