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Michelle Bachelet: Arma de doble filo para la Concertación

Álvaro Muñoz Ferrer
Por : Álvaro Muñoz Ferrer Profesor de Ética, Universidad Adolfo Ibáñez.
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A pesar de los polémicos y perniciosos números de la encuesta CASEN, la mayoría de los chilenos cree que la figura de Michelle Bachelet fue una brisa de aire nuevo en la política. Dejando de lado la evaluación de su gestión – como suele hacerse muy a menudo con la ex mandataria – su carisma y habilidades interpersonales entraron en la política chilena como un salvavidas para su desgastada coalición – es difícil imaginar qué sería de la actual Concertación sin Bachelet – y como una esperanza de cambio para aquellos que daban a la palabra “político” una connotación casi criminal.

A pesar de esto, y como sabiamente profesa la filosofía China y su concepto del yin y el yang, existe un lado negativo: Bachelet podría transformarse en un salvavidas de plomo para su coalición. Veamos por qué.

Actualmente, y esto lo saben tanto las cúpulas del Concertación como cualquier ciudadano de a pie, la ex presidenta es (prácticamente) la única carta que se baraja para que la centro izquierda vuelva al poder. “Más vale Bachelet en mano” debe ser el análisis. Y resulta casi lógico, ¿para qué arriesgarse con un candidato distinto, si se cuenta con una que rompe, transversalmente, todos los records de popularidad política?

El problema nace, aquí, de la Bachelet-dependencia. Es inaceptable que la coalición que nos devolvió la democracia, que construyó instituciones estables y que gobernó a nuestro país durante 20 años, hoy dependa de la figura de UNA persona. Esto habla muy mal del semillero de nuevos líderes y augura un futuro muy obscuro para la centro-izquierda ya que la popularidad de Bachelet es un recurso no renovable y, como pudo comprobar Eduardo Frei, no transferible. Probablemente, si es que se instala una mentalidad cortoplacista y miope en la Concertación, las próximas elecciones serían las últimas en las que podría participar la ex presidenta como candidata. Por lo tanto, si se quiere seguir estirando el elástico bacheletista, debe tenerse en cuenta que en algún momento va a ceder irremediablemente.

En simple: si no se trabaja en nuevos liderazgos ahora, después de una eventual victoria de Bachelet en 2013, ¿Qué puede esperarse de una coalición tan monodependiente en el largo plazo?

La figura de Michelle Bachelet es paradojal, ya que por un lado sustenta a la Concertación y por otro parece dañar su futuro. Es también individualista, por cuanto su blindaje le permite salir airosa de todo atisbo de crítica, pero no alcanza para salvar a sus camaradas. Es egoísta, porque no comparte ni trasvasija su popularidad.

Teniendo estas características en consideración, la Concertación debe ser extremadamente cauta a la hora de planificar su futuro. El costo de unas primarias “truchas” para candidatear a Bachelet, incluyendo rostros nuevos para dar la impresión de que se escuchó a la gente y que la democracia al interior de los partidos está de vuelta, puede ser muy alto. Hoy el tema está sobre la mesa. Algunos proponen primarias reales, otros querrán utilizar el “joker” Michelle, esperemos que al menos una parte, por probar algo “novedoso”, piense en el país y efectúe una propuesta de renovación total, que  incluya como factor preponderante el recambio generacional.

Chile cambió (en cuanto a patrón electoral e ideológicamente), también deben hacerlo aquellos que nos representan.

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