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El Futuro Cambió… Por Ahora


Sic transit gloria mundi, decían los latinos. La gloria tiene la misma transitoriedad de las encuestas… pero éstas son lo único que tenemos para saber qué se nos viene, en las sociedades regidas por la regla de la mayoría, que algunos llaman «democráticas», aunque no siempre lo son, pues la mayoría respaldó a un Adolfo Hitler o a un Fidel Castro, no precisamente grandes demócratas. Supongo que algunos adversarios de este blog que lo comentan desfavorablemente, para ponerlo en términos suaves, me preguntarán por qué no cito también a Augusto Pinochet, pero la respuesta es clara: porque Pinochet condujo al país a la democracia, lo que no es propio de antidemócratas, como los antes citados.

La forma de enterarnos de lo que piensa la mayoría es, supuestamente, a través de las elecciones. Esa es la teoría. Pero en la práctica lo que importa son las encuestas. Pues al final llegan a las elecciones con alguna posibilidad los que triunfan en las encuestas. Hernán Büchi fue candidato en 1989 porque su nombre lo impusieron las encuestas, sin tener ninguna base de apoyo polìtico previo. Michelle Bachelet postergó a todos los «barones» del PS, que estaban listos para postularse como candidatos; y también postergó a quien le correspondía el turno lógico después del Presidente socialista Ricardo Lagos, la DC Soledad Alvear. Ni siquiera hubo que consumar una primaria, porque las encuestas eran tan elocuentes que consagraban a Bachelet como la «candidata natural» de la Concertación. Un hombre tan tenaz y capaz (aunque habitualmente equivocado en las soluciones buenas para el país) como Andrés Zaldívar, pese a ser un gran político, trabajador como ninguno, fue siempre postergado por las encuestas, primero por Frei hijo y después por Lagos.

Hoy hemos conocido una que nos ha traído una sorpresa, una «estrella naciente», Laurence Golborne, que los ha desplazado a todos en popularidad en el sector del gobierno. Lavín había reinado allí hasta ahora, pero quedó detrás de Golborne.

Las encuestas son sólo una foto del momento. Todo puede cambiar en la siguiente, pero muchas veces no cambian. En el caso de Michelle Bachelet, elevada al peak de la popularidad tras pasear arriba de un tanque, esa primacía se mantuvo… y se mantiene, pues es la personalidad más popular de la Concertación y del país. Pero hubo una época en que Guido Girardi triunfaba en todas las encuestas, y bastó el episodio en que fue sorprendido enviando ingentes cantidades de cartas proselitistas abusando de la gratuidad del correo de la Cámara para que su imagen se desplomara, y desde entonces nunca ha vuelto a superar la medianía en el ranking.

Los partidos saben muy bien todo lo anterior, por supuesto, y ésa es la razón por la cual RN y UDI no han perdido un segundo en ofrecer «desinteresadamente» a Golborne ingresar a sus respectivas tiendas.

Junto con la encuesta Adimark en que he basado los anteriores comentarios, ha sido publicada otra de Ipsos, donde aparece nuevamente Michelle Bachelet con una enorme mayoría a la cabeza, pero esta vez como el (la) Presidente(a) más importante de la historia de Chile, seguida muy lejos por Arturo Alessandri Palma, Ricardo Lagos y, en empate, Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende, a quienes les pisa los talones Augusto Pinochet (4,9 vs. 4,8 por ciento). Tranquilos, Pinochet está predestinado por la realidad a ser considerado como lo que fue: el más importante estadista chileno del siglo XX y, por lo que va corrido del XXI, también de éste.
Claro, la realidad de la «supremacía Golborne» puede cambiar. Así como lo hizo ahora a favor, pues su viaje al Mundial y su carcajada intempestiva en el Congreso lo habían mantenido muy abajo en anteriores sondeos, cualquier traspié al estilo Girardi podría castigarlo como a éste. Pero si se cuida, sin que ello se traduzca en pérdida de espontaneidad y naturalidad, puede implicar un real desafío a la actual supremacía de Michelle Bachelet que, como tres años «pasan volando», es desde luego una piedra en el zapato para la actual coalición de gobierno y convierten al régimen, como lo comenté en algún blog anterior en un «lame duck» o pato cojo, como califican en la política norteamericana a los gobiernos incapaces de proyectar una continuidad… como creo que después de las elecciones «midterm» de noviembre lo será el de Barack Obama.

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