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Sobre la «nueva normativa» medioambiental

Por: Marcelo Fernández Gómez, jefe Depto. Asuntos Atmosféricos del Ministerio del Medio Ambiente


Señor Director:

La ex Ministra Ana Lya Uriarte ha comentado la norma para termoeléctricas recientemente aprobada por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad del Ministerio del Medio Ambiente.  Al respecto, existen varios puntos que merecen ser aclarados.

Primero, es absolutamente incorrecto hablar de “nueva normativa” o de “flexibilización” de la misma, porque Chile no tiene una norma que regule tales emisiones. Es más, aunque esta normativa fue priorizada por el Consejo Directivo de CONAMA el año 1999, nunca logró ser consensuada por las anteriores administraciones.

Al decir que la eficiencia técnica del actual Gobierno se debilita cuando lo técnico es relegado a un segundo plano, quiero recalcar que justamente las consideraciones técnicas han llevado a la propuesta de norma que el Consejo de Ministros sometió a consideración del Presidente Sebastián Piñera.

De hecho en el proceso se ponderó la instancia de consulta pública y el análisis económico y social de la norma.  Al respecto, las cifras presentadas en millones de dólares siguen siendo válidas, ya que corresponden a un escenario que no dista en forma significativa del proyecto definitivo.

Respecto a los metales pesados, al momento de definir la normativa se tuvo en cuenta que la reducción de los metales Hg, V y Ni se asegura con la implementación de sistemas de control de SO2 y MP, exigidos por la norma. Sin embargo, dado que no existe información suficiente para establecer un límite técnicamente aceptable para el V y Ni, se optó por definir sólo el límite de Hg en esta fase.

Sobre el plazo que se otorga a las centrales existentes para las importantes adecuaciones a que deberán ser sometidas, se ha priorizado el control del MP por su mayor impacto en salud. Realismo y gradualidad justifican ajustes en los plazos para la instalación de los sistemas de control de SO2 que deberán llevar a cabo centrales a carbón.

Asimismo, disponer de una norma de entrada muy exigente para las centrales nuevas y un plazo cierto de cuatro años para la total adecuación de las existentes en zonas saturadas, es evidentemente un paso adelante y una buena noticia para Chile, teniendo presente que desde el año 1999 el país esperaba una solución.

(*) Marcelo Fernández Gómez,

jefe Depto. de Asuntos Atmosféricos

del Ministerio del Medio Ambiente.

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