Señor Director:
Por medio de ésta me refiero a la última columna de opinión del ex Ministro de Obras Públicas don Eduardo Bitrán, en relación a los excesos de la renta monopólica de las empresas sanitarias.
Cuando leí la nota se me vino a la memoria, la antigua leyenda española, que pone en boca de la sultana Aixa, la recriminatoria frase a su hijo Boabdil, último rey de Granada, cuando marchaban al exilio tras la reconquista española: “Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”.
Esta frase bien podría adjudicarse al ex ministro Bitrán, por su sentida queja por la forma en que la Empresa Sanitaria Aguas Andinas, ha aumentado en el último decenio su renta sobre capital, vulnerando las bases de la regulación de la industria.
Bitrán y en eso coincido con él, apela a dos conceptos que son claves, el primero la necesidad de mejorar los marcos regulatorios y de manera menos explícita critica a los directores nombrados por CORFO, por la forma en que ejercieron su rol al interior de los directorios de las sanitarias.
Si bien puedo estar de acuerdo con el articulista, le reprocho, que habiendo sido él tan crítico del rol de los privados por la forma en que han tenido de relacionarse con el Estado en materia de concesiones – solía hablar de Estado cautivo-y habiendo sido superior jerárquico de la Superintendencia de Servicios Sanitarios no fue capaz durante el ejercicio de su cargo de promover la más mínima reforma a la normativa del sector para impedir precisamente esta clase de fenómenos que permiten estas pingües utilidades a los dueños de estos monopolios naturales, con cargo al bolsillo de la población.
Somos muchos los concertacionistas que hemos hecho ya un mea culpa en el sentido de haber sido blandos cuando veíamos cómo nuestros gobiernos caían cautivos frente a los cantos de sirenas del gran capital; pero nuestro deber y capacidad de acción en ese entonces como parlamentarios no se podían comparar con el que tenían quienes como Bitrán, teniendo el conocimiento de estas materias y el poder para cambiar la realidad no lo hicieron.
Lamentablemente, creo que en los próximos años seguiremos viendo casos como éste, en que ex personeros de los gobiernos concertacionistas seguirán llorando como mujeres lo que no supieron defender como hombres.
(*) Eugenio Tuma Zedán, senador por la Araucanía
