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Idea a la que le llega su tiempo


En 1989, Sebastián Piñera y yo íbamos en la misma lista de candidatos a senadores y concurríamos frecuentemente juntos a concentraciones públicas, donde él repetía en los discursos una frase de Víctor Hugo que a mí me gustaba mucho y lamentaba no haberla sabido antes que él, para usarla: «No hay nada más poderoso que una idea a la cual le ha llegado su tiempo».

En estos días la he visto citada por un columnista, pero en una versión bastante más débil.

Esa frase tiene un contenido real muy fuerte, y se me hace presente en los últimos años con curiosa frecuencia. En particular, la recordé hoy mientras viajaba por un camino oyendo el programa de Checho Hirane, donde tenía convidado al Director de FONASA, la institución estatal de salud, Mikel Uriarte, que ha hecho una gran labor reordenando el caos que dejó en ella la Concertación.

En un momento dado, Uriarte dio una cifra: «Este año el gasto público en salud será de ocho mil millones de dólares.» Esa cifra equivale a unos cuatro billones (millones de millones) de pesos.

Haga uno los cálculos que quiera, pero con esa suma, entregada directamente a los chilenos pobres, cada uno podría tener un seguro de salud tan bueno o superior al que hoy tienen los chilenos ricos. Es decir, sin esperas, en clínicas modernas, con tecnología avanzada y los mejores tratamientos y remedios. ¿Y por qué, entonces, los pobres no tienen nada de eso, son vejados por la burocracia tras largas esperas, no pueden operarse cuando lo necesitan y siguen mencionando a la salud como uno de sus grandes problemas? Respuesta: porque esa enorme suma no va a manos de ellos, sino de la burocracia, que la mal-administra, malbarata y aprovecha en lo posible para sí o para crear más «pegas» para los correligionarios.

La idea a la cual le ha llegado su tiempo, y no sólo en salud, sino en educación, en combate a la pobreza y en muchos otros campos en que la burocracia es millonaria pero ineficiente y, por tanto, los recursos serían mucho mejor aprovechados si llegaran directamente a manos de los pobres, es precisamente ésta: «¡la plata para la gente!».
Es una idea tan poderosa que va a llegar el momento en que un candidato presidencial la va a levantar, la va a explicar y va a ganar la elección bajo el lema «la plata para la gente.»

En el caso de la salud: ¿qué prefiere usted, cada vez más billones para FONASA o plata que le llegue a cada chileno necesitado, en monto suficiente para contratar un buen seguro de salud en una institución privada?

Es una idea a la que le está llegando su tiempo. Más temprano que tarde se abrirán las anchas alamedas por donde transitará el hombre libre y dueño de su capacidad de elegir, con los recuros suficientes para hacerlo. Pues, para comenzar, éstos ya están. Sólo falta que se entreguen a sus destinatarios naturales y no se queden enredados en la burocracia, la politiquería y el proselitismo partidista.

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