Querido Marcelo Bielsa:
Ahora que estás de vuelta comiendo un bife en Rosario quiero contarte la firme.
No, no es cierto que haya sido por plata, por ahorrarnos unos millones que de todos modos tendremos que pagar a tu sucesor. Fue por incompatibilidades del alma.
Tu proyecto y el nuestro no calzaban. Tu pretensión de elevar la selección de nuestro país al nivel de las de Brasil y Argentina chocaba con la filosofía nacional. Tus planes de construir un equipo ganador nos habrían quitado el placer masoquista de saborear cada derrota.
Quisiste hacernos grandes sin comprender que nuestra grandeza consiste en achicarnos. ¿Qué habríamos hecho los chilenos con la copa del mundo?
No entendiste que si por la mañana te decíamos una cosa, a mediodía otra y por la tarde la contraria era para emborracharte la perdiz. Que no te íbamos a “desvincular” pero necesitábamos que te “desvincularas”, que si anunciábamos que “Bielsa se queda” te estábamos diciendo que debías marcharte.
Los chilenos tenemos nuestro corazoncito y no nos gusta que nos dejen con la mano estirada. Tampoco nos agrada que un invitado, por no decir un empleado nuestro, hable más bonito que nosotros mismos.
Con tu partida todo vuelve a ser como antes, como siempre. En este rincón del mundo seguiremos preocupados del campeonato nacional en que once futbolistas regulares se disputan el título con once jugadores más o menos.
No nos entendiste y eso se paga. Te lo digo yo, perdedor vitalicio como buen chileno.
Pelantaro
