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Bielsa y los patrones

José Luis Ugarte
Por : José Luis Ugarte Profesor de Derecho Laboral Universidad Diego Portales
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Bielsa escogió bien sus palabras. Dijo, con evidente dejo de desprecio, que el verdadero problema eran los “concesionarios” de los tres clubes más grandes del fútbol en Chile.


Si Bielsa hubiera sido un chileno más, con un trabajo común y corriente, habría sido, que duda cabe, un desadaptado. De seguro, no habría logrado nunca ser el empleado del mes.

De hecho, quizás ni siquiera hubiera pasado los test sicológicos que abundan en las empresas chilenas, que buscan detectar a sujetos peligrosos, especialmente a locos y  sindicalistas.

No es difícil imaginarse a Bielsa –un hombre de izquierda y de ideas refinadas- intentando formar un sindicato e intentando discutir y resistir las decisiones de sus jefes, normalmente UDIs de ideas gruesas y mucho dinero.

De seguro, habría estado liderando la huelga de más de 39 días de los trabajadores de la empresa PISA S.A –de propiedad de Ruiz Tagle, el subsecretario de Deportes- para obtener mejores derechos laborales.

[cita]Es que el fútbol ya no es cuestión de sentimientos ni menos de democracia. Es cuestión de negocios y de empresas. Eso tipo de lugares comunes lo entendemos todos.[/cita]

Y en ese caso, Bielsa habría corrido la misma suerte que ahora. Despedido u obligado a renunciar, que es más o menos lo mismo.

Y es que bien mirada las cosas, Bielsa se topó con los mismos jefes que le hubieran tocado de haber sido un trabajador chileno más. Y en la empresa chilena –como ahora en la ANFP- esos jefes no admiten disidencias ni discusiones.

No me refiero, por supuesto, a Jadue – el mandado de turno-. Hablamos de los verdaderos dueños: Ruiz Tagle, Valdés, Yuraszeck, etc.

Ellos, los patrones, al final cobraron su cuenta. Bielsa escogió bien sus palabras. Dijo, con evidente dejo de desprecio, que el verdadero problema eran los “concesionarios” de los tres clubes más grandes del fútbol en Chile.

¿Debe sorprendernos que esa elite empresarial –nuestros patroncitos-, acostumbrada  a hacer y deshacer con sus empresas y sus trabajadores, pretenda hacer lo mismo con su nuevo fundo que es el fútbol? En absoluto.

Esa elite empresarial esta vez, simplemente se topó con un problema adicional, que le hizo perder algo de tiempo y que le costó varios puntos de popularidad a su excelencia: no se trataba ni de sus empresas de siempre –disciplinadas y productivas-, ni de sus trabajadores de siempre –débiles y mal organizados-, sino del deporte más popular del país.

Y de Bielsa, por supuesto, es un trabajador sin temor alimentario.

Por ello, tuvieron, al menos por un rato, que contener la ira y las ganas de poner rápidamente en la calle a este extraño indisciplinado que se atrevió a no inclinarse ante el jefe de jefes.

Pero esa contención –a la que no están acostumbrados en sus empresas- duró sólo un rato. Después se hizo su voluntad.

Es que el fútbol ya no es cuestión de sentimientos ni menos de democracia. Es cuestión de negocios y de empresas. Eso tipo de lugares comunes lo entendemos todos.

Lo nuevo y lo propiamente chileno es que ahora también es cuestión de patrones. De los pocos de siempre obviamente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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