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El Carnaval de Río y la empresa

Fernando Vigorena
Por : Fernando Vigorena Consultor de empresas.
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El director de la escuela no necesita fiscalizar al porta-bandera para saber si está ensayando. Lo que el más quiere en la vida es realizar un gran desfile y lograr ganar la competencia. Los componentes del grupo quieren exactamente la misma cosa que el presidente de la Escuela. Sus objetivos son comunes. Por eso no es necesario fiscalizar ni controlar.


Piense en el nombre del mejor ejecutivo o líder que usted conozca. Propóngale el siguiente proyecto: que localice un cerro en que viva gente muy pobre y busque motivar a 10 mil voluntarios. Con la colaboración de ellos, monte el proyecto de un show monumental que genere la contratación temporal y flexible de decenas de técnicos, estilistas y coreógrafos. Sin contrato indefinido ni  aportes a una AFP.

Cada persona del grupo debe comprar de su bolsillo un disfraz o fantasía que le contará de su bolsillo, el equivalente a 3 meses de sueldo, para usarlo solo una noche.

Todas las personas deberán ensayar dos veces por semana junto a su “Escuela”. Todo esto sin ganar renta alguna. Además tendrá que recaudar US$ 1 millón para pagar  los gastos, movilizarse por cuenta propia para el local del desfile, llegar puntualmente a los exigentes ensayos, obedecer ciegamente las órdenes de los organizadores y, si la “Escuela” no gana, deberán llorar por cuenta propia, sin el apoyo de psicólogos y orientadores familiares.

[cita]El director de la escuela no necesita fiscalizar al porta-bandera para saber si está ensayando. Lo que el más quiere en la vida es realizar un gran desfile y lograr ganar la competencia. Los componentes del grupo quieren exactamente la misma cosa que el presidente de la Escuela.  Sus objetivos son comunes. Por eso no es necesario fiscalizar ni controlar.[/cita]

¿Lo cree usted imposible? Pues eso sucede todos los años. ¡¡Es el carnaval de!! Río.

¿Cuál es la explicación para el éxito de ese proceso monumental a partir de casi ningún recurso, con la participación de gente de bajo grado de escolaridad, moradores de sectores de alto riesgo como son las favelas en los cerros de Río, prácticamente sin ninguna ayuda de entidad privada o pública?

Pues es la actitud y la motivación que se logra con las personas que componen el grupo. Todas trabajan motivadas por la alegría y por una causa; ganar el desfile. El director de la escuela no necesita fiscalizar al porta-bandera para saber si está ensayando. Lo que el más quiere en la vida es realizar un gran desfile y lograr ganar la competencia. Los componentes del grupo quieren exactamente la misma cosa que el presidente de la Escuela.  Sus objetivos son comunes. Por eso no es necesario fiscalizar ni controlar.

Es llevar a las personas de un grupo a realizar un proyecto con alegría y creencia en el valor de la causa propuesta.

¿Es posible lograr este tipo de motivación en las empresas sumado a que cada uno de los participantes son además remunerados? Pues creo que a pesar de estos beneficios, son pocos los que se sienten motivados en la organizaciones frente a los desafíos que se les presentan.

En las empresas victoriosas el diferencial  es la actitud proactiva, basada en la creencia de sus propios valores, creando un valor competitivo adicional de gran importancia y que es prácticamente ignorado hoy.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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