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Los intocables II

Elizabeth Subercaseaux
Por : Elizabeth Subercaseaux Periodista y escritora
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Los intocables son los seres humanos. Ni con el pétalo de una rosa se los debe tocar para hacer escarnio de ellos, discriminarlos u ofenderlos como ofende Teresa Marinovic a la comunidad gay. A la hora de la homofobia, el clasismo, el racismo y el machismo somos intocables.


Teresa Marinovic llama “Los intocables” a los gay porque  ni con el pétalo de una rosa se los puede tocar, mientras que a los curas,  asevera,  se los puede llamar, “indiscriminadamente”, abusadores y pedófilos, a los empresarios ladrones y a los políticos corruptos y mentirosos.  Nadie ha llamado abusador ni pedófilo a los curas “indiscriminadamente”.

Últimamente, en Chile, se ha llamado abusador a un sacerdote que abusó sexual y psicológicamente de una serie de jóvenes que en un momento confiaron en él. Se ha llamado encubridor a otro sacerdote que encubrió con su desidia y su silencio estos crímenes. Fueron los casos del padre Fernando Karadima y  Monseñor Francisco Javier Errázuriz. Y si ha habido políticos que han incurrido en actos de corrupción se los ha llamado corruptos, independiente de si sean gay o heterosexuales. A las personas se las juzga y se las llama por sus actos, no por sus tendencias sexuales, su raza o el credo religioso que profesan.

[cita]Los intocables son los seres humanos.  Ni con el pétalo de una rosa se los debe tocar para hacer escarnio de ellos, discriminarlos u ofenderlos como ofende Teresa Marinovic a la comunidad gay.  A la hora de la homofobia, el clasismo, el racismo y el machismo somos intocables.[/cita]

A través de un twitter Marinovic afirma que ser gay es ser enfermo y en su columna de El Mostrador intenta reparar en algo esa absurda aseveración para decir más o menos lo mismo con otras palabras. Lo que demuestra olvidar esta defensora de evangelios, principios cristianos y acciones pías es que cuando hablamos de tolerancia y respeto por los derechos humanos lo que se está diciendo es que todas las minorías son intocables y en las sociedades mejor desarrolladas se las respeta, se las admite y se les permite vivir libremente y en paz. Los intocables son los seres humanos.  Ni con el pétalo de una rosa se los debe tocar para hacer escarnio de ellos, discriminarlos u ofenderlos como ofende Teresa Marinovic a la comunidad gay.  A la hora de la homofobia, el clasismo, el racismo y el machismo somos intocables. Todos. Incluso esta columnista que se permite llamar malcriados a los mapuches, enfermos, anómalos, disfuncionales a los gay y  para justificarse se refugia en la naturaleza, a quien confiere el título de máxima discriminadora. “Es la naturaleza y no yo quien establece la norma”. Menos mal que no es ella quien establece la norma, menos mal que es al amparo de la generosa naturaleza donde  nacen, crecen y mueren, indiscriminadamente, todos  los grupos humanos que conocemos.

Marinovic defiende la necesidad de debatir los temas y nadie podría estar más de acuerdo con ella que yo misma, sin embargo, me pregunto, en este caso ¿qué es lo quiere poner en el tapete para debate? ¿Si los gay son anómalos o no? ¿Si la homosexualidad es una enfermedad? ¿Si el hecho de ser gay convierte a una persona en ser disfuncional? Porque  si es eso lo que ella quiere que se debata, debería enterarse de lo que ocurre en sociedades menos homofóbicas y mejor desarrolladas que la nuestra donde hace ya décadas han comprendido la necesidad de apoyar y respetar a las minorías sexuales. Un debate  como el que ella parece buscar sería simplemente inaceptable en Estados Unidos, por ejemplo, donde no hay prácticamente nadie en su sano juicio que piense que ser gay es ser enfermo, anómalo o disfuncional.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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