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La eterna política de la mesa coja

Juan Francisco Canales
Por : Juan Francisco Canales Periodista. Director Magister Periodismo Político. Universidad Andrés Bello.
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Instructivo a los empaquetadores del Líder y se toman medidas en proyecto de ley, el gobierno prepara cambio en contratos en Transantiago por evasión y se la achaca a los operadores, los niñitos están obesos y se prohíbe venta de comida chatarra, se mata medio Chile en las carreteras y recién ahora se obliga al uso del cinturón de seguridad en el transporte urbano, pero sólo, sólo al 20% de ese parque automotriz


“Démosle no mas, total de ahí vemos que pasa”, “échenle pa´adelante total en el camino nos ordenamos”, al final resulta que estamos en la OCDE, que somos un país reconocido internacionalmente como estable, pero estable ¿respecto a qué o a quienes?, ¿respecto a Latinoamérica? Pero si el continente sudamericano mas parece hoy una bolsa de gatos con países como Perú que se enfrascan en una competencia entre dos trasnochados modelos o como Bolivia en el que ante la impopularidad Evo apela justamente al populismo con el mismo nacionalismo decadente de antaño alimentado por la ignorancia.

Si somos los mejores entre quienes intentan amordazar la libertad de expresión, como el gobierno de Cristina Fernández en Argentina, la verdad es que no es un gran elogio, y podría seguir con los ejemplos.

Aquí seguimos poniendo una tapa de bebida debajo de la mesa coja, continuamos estacionando autos en lugares para embarazadas y lisiados, seguimos haciendo la del pillo en la fila del banco o dándonos un repentino ataque de sueño cuando sube al metro una viejita. Entonces se vienen las medidas: se prohíbe estacionar en lugares para lisiados, se “sugiere” dar el asiento a los más ancianos, se “recomienda” a los señores clientes mantener la fila en la entidad bancaria, se pone el semáforo después de 10 accidentes y 20 fallecidos.

[cita] Instructivo a los empaquetadores del Líder y se toman medidas en proyecto de ley, el gobierno prepara cambio en contratos en Transantiago por evasión y se la achaca a los operadores, los niñitos están obesos y se prohíbe venta de comida chatarra, se mata medio Chile en las carreteras y recién ahora se obliga al uso del cinturón de seguridad en el transporte urbano, pero sólo, sólo al 20% de ese parque automotriz.[/cita]

La política de la tapa de bebida se da en toda índole de cosas. Aparece el instructivo a los empaquetadores del Líder y se toman medidas en proyecto de ley, el gobierno prepara cambio en contratos en Transantiago por evasión y se la achaca a los operadores, los niñitos están obesos y se prohíbe venta de comida chatarra, se mata medio Chile en las carreteras y recién ahora se obliga al uso del cinturón de seguridad en el transporte urbano, pero sólo, sólo al 20% de ese parque automotriz, o sea a los más nuevos. Para que hablar del terremoto, donde todas las autoridades civiles dieron sendas declaraciones llamando a la población a mantener la calma porque no se produciría un tsunami, y resulta que la gente volvió a sus casas y de pronto se les vino la ola mortal. ¿Ahora?, parques de mitigación en un país archi sísmico.

Y como en estas lides no hay quién se salve, hace un par de semanas la iglesia dio a conocer un nuevo protocolo para enfrentar las denuncias eliminándose la prescripción en casos graves y agilizando las investigaciones. ¡Ahora!, ¡pero si este tema viene del año del Rey Perico! ¿Que hubiera pasado si no hubiesen denunciado Hamilton, Murillo?, ¿se estarían tomando medidas? ¿O todo quedaría bajo cuerda?

No estoy hablando de apagar un incendio cuando se produce, me refiero a que mucho de lo que se hace en este país es producto de la improvisación, de efectos mediáticos más que profundos.

Los norteamericanos tuvieron un tremendo ejemplo hace un año, la Crisis del Golfo de México y el derrame de petróleo con el consiguiente daño ambiental. Todavía Obama anda pidiendo disculpas por la falta de precaución y las escasas medidas tomadas en su momento.

Pero una cosa es el tema puntual y otra el Transantiago con su trazado original, el sistema ferroviario destruido prácticamente durante los gobiernos de la Concertación, la mediática reconstrucción donde todavía edificios emblemáticos de Concepción sigue semi en pié, la oposición que ahora, después de un año cita a un cónclave para ponerse de acuerdo y ordenar la casa. La alianza que estima que sólo ahora después de otro cónclave (parece que están de moda) se comienza a ordenar en el gobierno.

¿Que nos espera?, ¿la gran salvadora Bachelet en el caso de la oposición para ordenar la casa?, ¿Longueira “el mesías”, Golborne “el ultraeficiente”. Matthei “la defensora de los ministros dados de baja” o Allamand el que ya no quiere mas premios de consuelo? Ciertamente todos en la Alianza estarán muy atentos al discurso del 21 de Mayo para tomar nota de lo que no se tiene que hacer, porque de eso se ha hecho bastante, por lo menos en materia comunicacional. ¿El “gobierno de los mejores” ha logrado sacar la tapa de debajo de la mesa o seguimos con un país de “mesas cojas”?

Pese a tener a los ministros trabajando 24/7, a pesar de haberles entregado un pendrive y sendas carpetas, las “Kodamas”, los casos Van Rysselberghe nos muestran que seguimos improvisando, porque como dicen los funcionarios del registro civil a propósito de la burocracia “el sistema es así”. Al final seguimos siendo un país con cabeza de león pero con cola de ratón.

¿Alguien tiene una tapa de bebida para poner debajo de la mesa en la que estoy escribiendo…?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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