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HidroAysén: la problemática más allá del proyecto

Marco Enríquez-Ominami
Por : Marco Enríquez-Ominami Presidente Fundación Progresa
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La emergencia de estos nuevos movimientos sociales, que no sólo se dan en Chile, están marcando el fin de una monarquía presidencial y el surgimiento de una ciudadanía que no está dispuesta a ser manipulada por las obsoletas direcciones políticas y que se muestran cada día más exigentes respecto a la participación en la vida social: ¡de borregos, a ciudadanos!


El rechazo mayoritario de la ciudadanía a la aprobación, por parte del Gobierno, para la instalación de la represa de HidroAysén, tiene varios aspectos a considerar:

En primer lugar, el proyecto sería llevado a cabo por dos empresas para la producción de energía eléctrica en Chile, Endesa y Colbún, lo que reproduce el repugnante espectáculo de un país duopólico, no sólo en las actividades económicas, sino también en el poder político.

En segundo lugar, el organismo que decide la aprobación o rechazo de los proyectos,  ambientales está compuesto por funcionarios, quienes por lógica, deben seguir las órdenes de sus jefes inmediatos, es decir, los ministros. En el caso de HidroAysén la imprudencia ha llegado a  tal grado, que el Presidente de la República y el ministro del Interior han manifestado, claramente, su apoyo al proyecto, lo que equivale a una orden para los funcionarios subalternos-.

[cita]La emergencia de estos nuevos movimientos sociales, que no sólo se dan en Chile, están marcando el fin de una monarquía presidencial y el surgimiento de una ciudadanía que no está dispuesta a ser manipulada por las obsoletas direcciones políticas y que se muestran  cada día más exigentes respecto a la participación en la vida social: ¡de borregos, a ciudadanos![/cita]

En tercer lugar, las cúpulas políticas –sean éstas de la Concertación o de la Coalición por el Cambio– aisladas de los movimientos sociales, están dando un espectáculo sólo digno del “Circo de las Montini”: los payasos se dan golpes con palos bulliciosos y simulados. Tanto en la Concertación, como en la Coalición, hay un buen número de dirigentes que son partidarios de HidroAysén, ¿será porque tienen algún interés creado? A la larga, los ex ministros del gobierno anterior –como Bitar- repiten los mismos argumentos que el ministro de Energía actual.

En cuarto lugar, este gobierno se ve obligado a responder en mejor forma a los empresarios, que a los movimientos sociales, por consiguiente, se hace evidente que por el ADN el presidente Sebastián Piñera se sienta de acuerdo con el proyecto de HidroAysén.

En quinto lugar, los profetas del apocalipsis eléctrico, que se solazan vaticinando apagones, pienso que están errados: Chile tiene aún bastantes reservas energéticas, que emergen de los proyectos vigentes, por lo demás, en los países más desarrollados del mundo, se están privilegiando las energías renovables no convencionales (ERNC): Dinamarca, un 30%; Alemania, un 20% y, España, 12% y el uso eficiente de la energía, punta de lanza de sus propuesta energéticas.

En sexto lugar, la mayoría de los ciudadanos chilenos está a favor de la energía hidroeléctrica, pero en contra de la destrucción de la Patagonia y el anegamiento de sus tierras, cosa muy distinta son las pequeñas centrales de paso. En un artículo del diario El Mercurio se denuncia cómo Endesa abandonó a los Pehuenches que apoyaron el proyecto  Ralco, sumiéndolos en la pobreza y el aislamiento. Nadie puede desear para la Región de Aysén el mismo escenario.

En octavo lugar, a pesar de los pronósticos de quienes se suponen especialistas en políticas del medio ambiente, que plantean la disyuntiva entre termoeléctricas e HidroAysén -una especia de círculo vicioso- está claro que en una matriz diversificada las energías renovables, que no son sólo la eólica y solar, sino que hay que agregar la geotérmica, mareomotriz, la bioenergía, y otras,  a mediano plazo podrían ocupar un tercio y aún más de los sistemas interconectados. Más aún el último informe del IPCC, elaborado por más de 1.000 expertos, académicos y especialistas, señaló que “de aquí a 40 años más el 80% de la demanda eléctrica puede ser cubierta por las energías renovables, si se cambian las reglas bajo las cuales operan los mercados energéticos nacionales y mundiales”.

En noveno lugar, durante todos los años de gobiernos del duopolio han mostrado incapacidad para planificar una matriz energética diversificada con un horizonte, al menos, de treinta años. Si visualizamos a largo plazo, está claro que las energías renovables tendrán un precio similar o menor a las vigentes hoy.

En décimo lugar, la masividad de las manifestaciones contra la construcción de la represa HidroAysén no pueden ser explicadas solamente como una respuesta ecologista: los movimientos sociales expresan un rechazo a la educación con fines solo de lucro, a un sistema político que los ignora – y por tanto los margina– y a un centralismo autoritario presidencialista que desprecia las regiones– como en el caso de Magallanes con el tema del gas -.

A mi modo de ver, la emergencia de estos nuevos movimientos sociales, que no sólo se dan en Chile, están marcando el fin de una monarquía presidencial y el surgimiento de una ciudadanía que no está dispuesta a ser manipulada por las obsoletas direcciones políticas y que se muestran  cada día más exigentes respecto a la participación en la vida social: ¡de borregos, a ciudadanos!

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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