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El poder de las calles: una lectura urbano-simbólica

Jorge Inzunza H
Por : Jorge Inzunza H Académico de la FACSO U.de Chile. Psicólogo de la Universidad de Chile. Magíster en Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad de París X Nanterre. Doctorando en Educación de la Universidad Estadual de Campinas UNICAMP.
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Y pasan desapercibidos entre los buses del Transantiago –ex micros-, la velocidad del tránsito peatonal, los gritos del comerciante ambulante y la película grisácea-azulina de la contaminación reinante. La protesta ha recorrido ese tramo de la Alameda, entre Plaza Italia y Los Héroes, con más de 60 mil personas en cada ocasión, marchando, exhibiendo colores, cuerpos, bailes y contenido de propuesta. En silencio, cada esquina de este segmento vial deletrea un nombre escudado en la naturalización de la historia.

Al menos podemos encontrar en el eje de la Alameda 30 calles, sumando las de sus dos costados, sur y norte. La referencia militar es inmediata, la avenida más importante recibe el nombre del héroe nacional: Libertador General Bernardo O’Higgins -ex Alameda de las Delicias-. Lo acompañan figuras de su misma época como Lord Cochrane –argentino y primer Presidente de Chile-, el guerrillero Manuel Rodríguez y el General José Ignacio Zenteno. Encontramos también las referencias a la Guerra del Pacífico –General Bustamante, Irene Morales, José Miguel de la Barra, Miraflores-

En medio de ciudades y países como Londres, Diagonal Paraguay, Namur y Portugal, se yerguen en sus letreros negros nombres ilustres dentro de la disciplina histórica y dentro del ámbito de la política como Benjamín Vicuña Mackenna, José Victorino Lastarria, Enrique Mac-Iver, Miguel Luis Amunátegui y Nataniel Cox. Marginalmente aparecen Victoria Subercaseaux, la esposa de Vicuña Mackenna, y Tucapel Jiménez, el líder sindical asesinado por las fuerzas de represión de la dictadura.

La religiosidad se expresa en las calles de santos: Santa Lucía, Santa Rosa, San Antonio, San Diego y San Martín. Pero si llegamos al centro neurálgico de las protestas, La Moneda, la lectura de los símbolos callejeros nos sorprende. En el edificio del Palacio de La Moneda aún resuena la acuñación de monedas, y ese sonido es custodiado por tres fuerzas que circundan el Palacio: la Iglesia (calle Teatinos, la congregación de origen italiano), el Ejército (Av. Libertador Bernardo O´Higgins, el héroe inspirador de Augusto Pinochet) y el poder económico (calle Morandé, que hace referencia al comerciante y contrabandista francés Jean Francois Briand de la Morandais). El hecho que los Presidentes gobiernen desde aquí, flanqueados simbólicamente, no deja de ser una interesante casualidad. Y tal vez que el cadáver de Salvador Allende fuese sacado justamente por calle Morandé nos permite hacer una interesante reflexión.

Fuera de La Moneda se ha instalado una bandera gigante, parecida a aquella del Zócalo en México D.F. Las calles Estado, Bandera y Dieciocho son las únicas que deberían convocarnos a todos/as, ya que no imponen una diferenciación de clase y/o de actividad. El regidor Juan de Ahumada vería circular los cientos de peatones que se desplazan entre Plaza de Armas y la Universidad de Chile e Instituto Nacional… mientras la bandera enorme flamea azotando el smog de la ciudad.

La multitud clama por los cambios estructurales situándose sobre el pavimento de la vieja estructura que circunda La Moneda. Se resquebrajan los cimientos; sin embargo ¿cuántos terremotos ya han soportado? Tal vez un haz de luz proveniente de la conciencia de esta reproducción continua de influencias que circundan al poder político sea una ayuda eficaz para iluminar las nuevas estrategias en este campo de batalla.

(*) Texto publicado en El Quinto Poder.cl

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