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Jóvenes movilizados: ahí donde llega todo y donde todo comienza

Dino Pancani
Por : Dino Pancani Doctor en Estudios Americanos
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Los altera el derroche de creatividad demostrado durante todo el movimiento, a la alegría y astucia de los estudiantes, responden con palos y bombas, con un lenguaje hostil y amenazante: “Están jugando con fuego”, “Están pasando los límites”, “No nos va a doblar la mano una manga de inútiles y subversivos”, “El movimiento estudiantil cree que está por sobre la ley”.


Pasaron décadas, pretendo no ser exagerado ni sentimental, para que se expresara una generación luminosa, que develara el poco decoroso accionar de nuestro sistema político, que hoy, nos tiene en una crisis esencialmente ética y moral.

No intento “canutear” con la idea de una sola moral, o dividir el mundo entre morales, inmorales y amorales, sólo quiero poner al centro la idea de que al negocio educativo en Chile, debe ser evaluado en el marco de un juicio ético y moral. Convengamos que no es posible dejar de lado o relativizar los juicios hacia quienes han acumulado riqueza a costa de los más pobres, entregándoles un servicio de mala calidad, discriminador y mercantil.

Incorporar a la práctica política la ética y la moral, en su más amplio y hermoso significado, ha sido una de las demandas que los estudiantes han puesto severamente en el centro de la discusión pública. Exigencia que, a la clase política, la mantiene  sorprendida y confundida ante la claridad y altura de la demanda.

Los confunde que las imágenes culturales, ideológicas y simbólicas de los estudiantes, no tengan vínculo con sus “posibles”, majaderamente repetidos en tiempos de pos dictadura; los sorprende que dialoguen y construyan propuestas en el marco de ideas fuertes y claras; los inquieta que hayan roto el cerco medial y hagan uso de los medios de comunicación, aunque algunos intenten seguir la senda de la criminalización y la intolerancia; no comprenden a una cultura juvenil heterogénea, que vive y ejerce la democracia de manera horizontal.

[cita]A buena hora, volvemos a emocionarnos con una lucha que dejó de ser simbólica y pasó a ser concreta, con vocación transformadora; a buena hora, mis hijos crecen conociendo a una juventud que retoma sueños: capaz, inteligente, señera, insolente, comprometida, a buena hora, a buena hora.[/cita]

Los altera el derroche de creatividad demostrado durante  todo el movimiento, a la alegría y astucia de los estudiantes, responden con palos y bombas, con un lenguaje hostil y amenazante: “Están jugando con fuego”, “Están pasando los límites”, “No nos va a doblar la mano una manga de inútiles y subversivos”, “El movimiento estudiantil cree que está por sobre la ley”. Con esa agresividad, quieren doblegar a miles de jóvenes y sus familias que están cansados y agobiados por un sistema educativo que perpetúa la pobreza de los pobres y la riqueza material de los pudientes.

En la otra acera, varios de los que gozaron de las bondades del Estado cuando estudiaron y se sirvieron de él durante largos años, como funcionarios de gobierno, hoy hacen un  mea culpa tibio, casi anecdótico, delegan responsabilidad en el gobierno actual y pretenden tener los méritos para ser mediadores; u otros se sienten muy conformes con lo hecho, como lo señaló un ex Presidente de la República hoy dedicado a la opinología: «Esos jóvenes pudieron matricularse e iniciar sus carreras, antes no tenían ninguna posibilidad». Este señor no quiere asumir que la crisis de credibilidad y confianza se funda en su desempeño y el de otros, que no tuvieron el coraje o les acomodó, o se enriquecieron amparados por este sistema educativo: ¿cuántos de estos jerarcas tienen o sus familias se hicieron de colegios y universidades con fines de lucro?

Lo que algunos llaman “crisis de las instituciones”, exageran para diluir sus responsabilidades, los principales cuestionados, en esta (re) vuelta, son los políticos representados en el Parlamento, uno de ellos, hoy desde Valparaíso, antes (2006) desde el Ministerio del Interior, tiene el lapsus de proponer el camino para solucionar el conflicto: “Hoy lo que hay que hacer es que el Parlamento sea la sede donde resolvamos estos problemas y que el Ejecutivo nos dé la iniciativa para solucionarlos”.

También, aparecen los temerosos que todo lo que huela a reclamo legítimo del mundo social, quieren neutralizar recordando los oscuros años de dictadura, e implícitamente, insisten en la tesis de que todos fuimos responsables del quiebre democrático. Para vuestra tranquilidad, aunque algunos puedan tener muchas ganas, no hay contexto político, económico ni social, para que los militares nuevamente puedan ser gobierno en Chile.

A buena hora, estamos cada día más cerca de ganar, de avanzar, de hacer más bonito este país, de hacer la vida más justa; a buena hora, volvemos a emocionarnos con una lucha que dejó de ser simbólica y pasó a ser concreta, con vocación transformadora; a buena hora, mis hijos crecen conociendo a una juventud que retoma sueños: capaz, inteligente, señera, insolente, comprometida, a buena hora, a buena hora….

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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