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El más deleznable de todos los lucros


El alto nivel de deserción del sistema de educación superior es una de las formas de enriquecimiento más ilegítima que los dueños de los planteles han diseñado para estafar a jóvenes y familias desinformados.

El año 2007, junto Francisco Martorell, director de la revista El Periodista y en nuestra calidad de Presidente y Vicepresidente del Colegio de Periodistas, encabezamos la campaña “No seas un periodista frustrado”, dirigida a los jóvenes que salían de la enseñanza media.

Pese al “bullying” de las universidades, le decíamos a los jóvenes que si querían estudiar periodismo discriminaran y eligieran bien. Aunque las universidades se niegan a entregar información sensible, sugeríamos que preguntaran el nivel de acreditación de la carrera, el currículo y tipo de jornada de los profesores, el puntaje mínimo del último matriculado, la inserción laboral de los egresados de años anteriores, la existencia de organizaciones estudiantiles, etc.

Especialmente sugerimos a los jóvenes que se fijaran en la cifra de matrícula total de primer año y porcentaje de deserción de la carrera. Este es el índice que evidencia el más deleznable de los lucros del sistema educacional chileno: un negocio brutal que montan las universidades para tener jóvenes que pagan por uno o dos años sin llegar jamás a titularse.

La campaña fue exitosa, los jóvenes se informaron como nunca antes y al menos cinco de las peores escuelas de periodismo tuvieron que cerrar. Lamentablemente el mundo universitario tiene un enorme poder y campañas como esta no se han repetido.

Los altos niveles de deserción del sistema de educación superior es la peor forma de enriquecimiento de los dueños de los planteles. Se conocen los testimonios de profesores de primeros semestres que son conminados a aprobar al menos al 75% de los alumnos. A contar del 5° semestre se les exige no aprobar más del 25%. El abogado Mario Schilling renunció a la Universidad Pedro de Valdivia, pues se le obligaba a aprobar alumnos que no cumplían los requisitos.

Aprobar alumnos no preparados los primeros años y disponer ramos “coladores” hacia la mitad de las carreras es una práctica común. Los directores de escuela saben que con 30 o 40 alumnos (en el caso de periodismo) pueden financiar una buena escuela, pero se ven obligados a matricular 80, 100 y hasta 200 jóvenes. Allí está la verdadera utilidad, el lucro abusivo.

Según el Consejo Superior de Educación, la tasa de retención universitaria al sexto año de ingreso llega al 51%, la mitad de los estudiantes deserta antes de egresar. Gente que se endeudó para pagar los aranceles más caros del mundo y estudiar una carrera que nunca terminó, porque estas empresas de educación los recibieron sabiendo que no los van a titular.

Resulta evidente que para llegar a estos promedios existen universidades y carreras que llegan a niveles de deserción de 70 y 80%, en contraposición a universidades como la Chile y la Católica, en las que la deserción no sobrepasa el 25%. No puedo informarle en cuales universidades un joven tiene sólo un 20% de posibilidades de titularse. Las autoridades no entregan estas cifras desglosadas por universidad.

Periodismo responde bien a los promedios nacionales en materia de deserción. Cada año ingresan unos 2.600 alumnos y se titulan poco menos de 1.300. Y le puedo contar que a los dos años de titulados, 1 de cada 5 periodistas están cesantes. Del 80% que tiene trabajo, 44% no trabaja como periodista. La mayor parte de ellos están subempleados de acuerdo con su calificación. Según investigaciones de 2007, el 19,3% gana menos de $200 mil. Según la Encuesta Nacional de Juventud, el 53% de los jóvenes no trabajan en lo que estudiaron.

Como para denunciar al Sernac por publicidad engañosa. Mal que mal, las universidades son el tercer avisador más importante del país, sólo superado por el retail y la telefonía.

(*) Texto publicado en El Quinto Poder.cl

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