Publicidad

Verdad y reparación en el desastre del Río Cruces en Valdivia

Claudia Sepúlveda
Por : Claudia Sepúlveda Socióloga, Magíster en Medio Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, PhD (c) en Geografía Humana
Ver Más

Aunque el fallo de la Corte Suprema haya tardado más de 6 años en confirmar la conducta de reiterado desapego a la legislación ambiental, viene a recordarnos que el Santuario de Valdivia sigue recibiendo hoy las mismas descargas contaminantes que causaron su colapso a sólo meses de la entrada en operación de la planta de CELCO-ARAUCO.


La Corte Suprema acaba de confirmar que la empresa CELCO-ARAUCO violó de forma reiterada las leyes ambientales vigentes al descargar al Río Cruces grandes volúmenes no autorizados de sustancias contaminantes en un fallo que corrobora las sanciones cursadas a la empresa el 2005 por la Superintendencia de Servicios Sanitarios. Con ello el máximo tribunal reafirma de forma categórica los argumentos del Consejo de Defensa del Estado en el juicio civil contra CELCO-ARAUCO que busca la reparación ambiental del Santuario del Río Cruces, y que se encuentra ad portas del fallo final por parte del Primer Juzgado Civil de Valdivia. Los ciudadanos están llamados a seguir atentos el desenlace de esta histórica demanda por la reparación del desastre causado por CELCO-ARAUCO en el humedal del Río Cruces, el que ha continuado ocurriendo impunemente hasta hoy.

El jueves 27 de octubre recién pasado la Corte Suprema ratificó las multas que la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) le impuso el 2005 a CELCO-ARAUCO por la descarga de compuestos contaminantes no autorizados al Río Cruces, en Valdivia. La SISS sancionó a CELCO-ARAUCO por haber excedido en forma reiterada durante el 2004 los niveles máximos permitidos para compuestos como arsénico, fósforo, cromo, molibdeno y níquel, además de sólidos suspendidos totales y temperatura. CELCO-ARAUCO recurrió judicialmente en contra de las sanciones de la SISS, las que fueron confirmadas tanto como por el tribunal de primera instancia, como por la Corte de Apelaciones de Santiago, y ahora por la sentencia de la Corte Suprema.

[cita]Aunque el fallo de la Corte Suprema haya tardado más de 6 años en confirmar la conducta de reiterado desapego a la legislación ambiental, viene a recordarnos que el Santuario de Valdivia sigue recibiendo hoy las mismas descargas contaminantes que causaron su colapso a sólo meses de la entrada en operación de la planta de CELCO-ARAUCO.[/cita]

El fallo de la Corte Suprema que recién conocemos es de importancia fundamental ya que respalda de forma contundente la tesis central con que el Consejo de Defensa del Estado ha buscado demostrar la responsabilidad de CELCO-ARAUCO en el desastre del Río Cruces de Valdivia. Recordemos que el Consejo de Defensa del Estado interpuso a mediados del 2005 una demanda civil en contra de la empresa con el fin de obligarla a reparar e indemnizar el daño ambiental causado al Santuario del Río Cruces. Esta demanda está en manos del Primer Juzgado Civil de Valdivia a cargo de la jueza Gloria Hidalgo y se encuentra en su etapa final. Luego de más de 6 años de litigio, en que se han presentado todas las pruebas documentales, testimoniales e informes periciales solicitados por la jueza a cargo del caso, sólo resta la dictación de la sentencia. Es justamente debido a la inminencia de dicha sentencia que el fallo de la Corte Suprema adquiere tanta relevancia.

El Consejo de Defensa del Estado señaló en su demanda que la entrada en operación de la Planta Valdivia del CELCO-ARAUCO, en febrero del 2004, contravino de manera sistemática las condiciones que le había impuesto la COREMA de Puerto Montt en la resolución ambiental con que aprobó tal industria. De acuerdo a los antecedentes presentados por el Consejo de Defensa del Estado, CELCO-ARAUCO excedió de manera reiterada los limites máximos de descarga de diversos parámetros a las aguas del humedal. A su vez, durante el primer año de funcionamiento de la Planta Valdivia, y en particular durante los primeros meses, la industria presentó numerosos episodios de “fuera de control” que promediaron uno al día durante el 2004. Tales episodios habrían provocado la descarga al Río Cruces de residuos no tratados, es decir, altamente tóxicos, los que aparecen registrados en los monitoreos realizados por la propia empresa. Todos estos hechos se reflejan en los numerosos incidentes operativos que caracterizan la puesta en marcha de la celulosa de CELCO-ARAUCO, así como en más de 17 infracciones y sanciones cursadas por diversos organismos fiscalizadores.

El Consejo de Defensa del Estado ha sostenido que los efectos de este accionar negligente y de vulneración reiterada de la normativa ambiental está correlacionado temporal y espacialmente con el abrupto colapso ecológico observado en el Santuario del Río Cruces el año 2004, a tan solo pocos meses de la entrada en operación de la Planta Valdivia. Es por ello que el Consejo de Defensa del Estado ha sostenido que las descargas de CELCO-ARAUCO fueron la causa directa del agudo daño ambiental ocurrido en el humedal del río Cruces. En su reciente fallo la Corte Suprema respalda esta argumentación al sostener que era obligación de CELCO-ARAUCO respectar y cumplir las condiciones de la resolución ambiental con que la COREMA de Puerto Montt aprobó la Planta Valdivia. La Corte Suprema señala que “con esas condiciones y no con otras diversas se da cumplimiento a la finalidad de armonizar la actividad productiva con la protección del medio ambiente en que ha de realizarse”. Del fallo de la Corte Suprema se desprende, por tanto, que si la empresa incumplió de forma grave y reiterada las condiciones ambientales que le fueron impuestas era esperable que ocurrieran daños ecológicos como los registrados en el humedal del Río Cruces.

Finalmente, el Consejo de Defensa del Estado ha señalado que no existe ninguna otra fuente o causa que no sea la entrada en operación desprolija y fuera de control de Planta Valdivia para explicar el desastre y su persistencia hasta el día de hoy. Así también lo establecieron los informes periciales agregados al proceso y solicitados por el Primer Juzgado Civil de Valdivia para revisar toda la evidencia disponible, ad-portas del fallo final. En efecto, seis de los siete informes periciales solicitados concluyeron, en marzo de este año, que las hipótesis que buscan explicar el desastre por causas alternativas de tipo climatológicas y naturales levantadas por CELCO-ARAUCO en su defensa —como las extrañas emanaciones subterráneas que Sergio Nuño divulgó en un polémico documental utilizado luego por CELCO-ARAUCO como prueba durante el juicio— no tienen base científica alguna. Más aún, estos seis peritos independientes destacaron que tales explicaciones forman parte de una campaña de desinformación montada por CELCO-ARAUCO para continuar “culpando a terceros con extrañas hipótesis y débiles explicaciones, evadiendo su responsabilidad o autoría en los hechos que produjeron el colapso y degradación ambientales hasta el día de hoy del humedal”. Es decir, los peritos asumen que CELCO-ARAUCO debió saber los efectos de sus acciones —incluyendo los numerosos episodios de “fuera de control”— pero que negligente (o dolosamente) no sólo persistió en ellas sino que las negó y ocultó, desinformando y confundiendo a autoridades y ciudadanos. Cabe señalar que la única perito que respaldó las hipótesis sobre causas naturales –en este caso, de tipo climáticas– fue impugnada por el Consejo de Defensa del Estado por haber participado en un informe exculpatorio de CELCO que fue presentado previamente por la empresa como medio de prueba en el juicio civil.

Aunque el fallo de la Corte Suprema haya tardado más de 6 años en confirmar la conducta de reiterado desapego a la legislación ambiental sancionada por la SISS, sus implicancias son de enorme vigencia. Por un lado, porque viene a recordarnos que el Santuario de Valdivia no sólo no se ha recuperado, sino que sigue recibiendo hoy las mismas descargas contaminantes que causaron su colapso a sólo meses de la entrada en operación de la planta de celulosa de CELCO-ARAUCO. Si bien los volúmenes de contaminantes descargados por CELCO-ARAUCO al Río Cruces habrían disminuido a contar del 2006, como consecuencia del ajuste del proceso productivo de la empresa en respuesta a los requerimientos de la autoridad ambiental, la toxicidad causada durante los primeros años, y en particular durante los primeros meses de operación, fue de tal magnitud que el Santuario aún presenta altos niveles de contaminación y nunca ha logrado recuperarse. Ello ha sido confirmado por los informes de los peritos independientes solicitados por el Primer Juzgado Civil de Valdivia así como por los monitoreos de CONAF, entre otras fuentes. Se trata ─como los peritos insisten─ de un daño ambiental, social y económico que sigue ocurriendo día a día en Valdivia, donde, entre muchos otros costos, la industria turística que operaba en torno al humedal colapsó junto al ecosistema. Los peritajes destacan, por ejemplo, que durante el año 2005 la baja en el turismo de la Comuna de Valdivia fue de un 50%, impactando negativamente al PIB regional. Más aún, tanto los peritos como la propia CONAF (en su plan de recuperación del humedal publicado el 2006) han concluido que mientras la planta de celulosa de CELCO-ARAUCO continúe descargando sus residuos al Río Cruces el desastre del Santuario no se detendrá. Por ello es incomprensible que la empresa insista en solicitar a la COREMA la aprobación de un aumento de su producción en un 20%, lo que implicaría aumentar las descargas de contaminantes a un ecosistema que se encuentra colapsado ecológicamente debido a esas mismas descargas.

Por otra parte, el fallo de la Corte Suprema representa un enorme respaldo a los argumentos con que el Consejo de Defensa del Estado ha buscado demostrar la responsabilidad directa de CELCO-ARAUCO en el desastre del Río Cruces. Más aún, dicho fallo derrumba la principal defensa sostenida por la empresa en el juicio civil, esto es, que siempre cumplió con las leyes y los permisos ambientales vigentes y que, por tanto, no tendría responsabilidad alguna en dicho desastre. Habiendo corroborado la Corte Suprema el accionar negligente con las leyes y permisos ambientales por parte de CELCO-ARAUCO no queda más que esperar que el fallo del Primer Juzgado Civil de Valdivia apunte en la misma dirección que la sentencia del máximo tribunal del país y condene a la empresa a reparar el Santuario del Río Cruces que tan impunemente destruyó y ha seguido contaminando. Ello sería un logro histórico que contribuiría a reparar también en parte la confianza ciudadana tan profundamente fracturada por estos largos siete años de búsqueda de justicia ambiental y social para Valdivia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias